Año 3 N° 6 / Julio – diciembre
2017. 23 - 39
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ISSN 2477-9342 |
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INVESTIGACIÓN ARBITRADA
Educar para la Sostenibilidad.
Una Experiencia de Formación Docente para Promover Hábitos de Vida Saludable y Sostenible
Sustainability Education. A teacher´s formation
experience to promote healthy and sustainable life habits
Faviola Escobar de Murzi1 Lucy
Thamara Useche2
faviola@ciegc.org.ve
1 Universidad Pedagógica Experimental
Libertador 2 Dirección de Educación del Estado Táchira
Recibido 12 de abril de 2017 / aprobado 01 de junio
de 2017
Palabras clave Educar, sostenibilidad, formación docente |
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Resumen El objetivo fue desarrollar un Plan de Acción
de formación docente en educar para la sostenibilidad a partir de la
promoción de hábitos de vida saludable y sostenible desde la Escuela. Se
seleccionó como método investigación - acción participativa. Los actores del
estudio lo constituyeron el personal docente de las escuelas adscritas a la
Alcaldía del municipio San Cristóbal Estado Táchira. Se aplicó un
cuestionario como instrumento con 5 preguntas abiertas relacionadas con
sostenibilidad, cuyo diagnóstico reveló que los conocimientos de los docentes
eran débiles, no tenían una visión clara sobre sostenibilidad ni de la
connotación de la huella ecológica. Además, sus ideas en relación con
estrategias pedagógicas sostenibles eran escasas. El plan de acción se diseñó
como propuesta de desarrollo profesional constructivista, basado en un
trabajo de participación y de interacción dialógica a partir del análisis de
la propia realidad propuesta por los actores en 4 encuentros planeados por
las investigadoras. La evaluación del plan evidenció construcción y reflexión
de saberes que permitió, además, compartir vías de mejoramiento en los
procesos de enseñanza y aprendizaje para educar en la sostenibilidad. Se
enfatiza el compromiso institucional de mantener una formación docente que
vaya en atención de la transformación educativa y social de una vida
saludable y sostenible. |
Keywords Teaching, sustainability, teachers´ formation. |
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Abstract The objective is to develop a Plan of Action for the formation of
teachers, in order to educate for sustainability from the promotion of habits
of healthy and sustainable life departing from School. A qualitative focus
was selected with the method of investigation–participative action. The
characters of the study are represented by the teachers’ staff of the 8
Schools of the Municipality of San Cristóbal, Táchira State. A questionnaire
as instrument with 5 open questions related to sustainability, revealing that
the knowledge of the teachers were weak, and that neither they had a clear
vision about sustainability, nor about the connotation of the ecological
footstep. In addition to that, they had very few ideas about sustainable
pedagogic strategies. The Plan of Action was designed as a proposal of
professional development, based on a participation and dialogic action work
from the analysis of the very reality proposed by the members in 4 different
gatherings planned by the researchers. The evaluation of the development of
the plan revealed the reflection and construction of knowledge that allowed
to share betterment ways in the teaching-learning processes already
generated, or that can be started to teach sustainability. This stresses the
institutional compromise of maintaining up-dated teachers’ formation
programs. |
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Introducción
Una de las
preocupaciones puntuales que debe ocupar actualmente las propuestas educativas
es promover el desarrollo integral a partir de visiones pedagógicas desde
perspectivas ecológicas, con el fin de educar para la sustentabilidad. Es
decir, hay que afianzar la visión de formar en la convicción y conciencia
reflexiva de lograr calidad de vida personal vinculada al cuidado y protección
del ambiente, además de la búsqueda de hábitos de vida saludable y sostenible.
Sin embargo, en muchas partes del mundo es casi imperceptible la acción en los
espacios educativos como la decisión de asumir desde lo formativo, lo
sostenible. Se arguye que los niños y niñas deben egresar de la escolaridad con
una conciencia reflexiva y actitudinal en relación con la vida saludable y
sostenible. Al respecto, puede decirse, que cuando se hace referencia en educar
para la sostenibilidad, se está planteando poder experienciar desde la escuela
un estilo de vida que cubra las necesidades humanas a partir de una visión
sostenible cohesionada al ser humano, la escuela, la familia y comunidad.
En ese sentido,
puede valorarse que, a pesar de los grandes impactos al medio ambiente, la
preocupación ambiental como problema social y educativo es relativamente
reciente. Hace apenas pocos años la ciencia se propuso atender y resolver
problemas ambientales a partir de propósitos específicos; se añadió también, la
inquietud política y social por enfrentar estos problemas con una definición de
desarrollo sostenible que permite
satisfacer las necesidades del presente, sin comprometer las capacidades que
tendrán las futuras generaciones en preservar su relación armónica con el medio
ambiente y el equilibrio ecológico en las formas de producción propias y de la
vida en sociedad. Sobre ello, Martínez (2010) afirma:
Sostenibilidad supone más que reciclar papel, separar los residuos o
cerrar el grifo mientras nos lavamos los dientes. Significa encontrar
soluciones que mejoren la calidad de vida de la gente sin degradar el medio
ambiente, acumular problemas para el futuro o transferirlos a otras partes del
mundo. Es una agenda de innovación que nos invita a repensar cómo organizamos
nuestras vidas y nuestro trabajo. El concepto de sostenibilidad ofrece un
paraguas bajo el cual los centros educativos pueden relacionar un gran abanico
de acciones y/o proyectos, dándoles un valor añadido y consiguiendo una mayor
eficiencia. (p. 2)
Para esta tarea
que refiere el autor citado, se debe reconstruir la forma como se ha organizado
el conocimiento, superar los muros que han separado las disciplinas
tradicionalmente y articularlas desde una mirada transdisciplinaria, con la
posibilidad que los propios procesos de enseñanza y aprendizaje tengan
significación de la sostenibilidad en la vida personal y social de todos los
actores del hecho educativo.
En consecuencia,
la postura del profesor para promover el desarrollo humano sostenible debe
prever una concepción del hombre que asume su corresponsabilidad con el
entorno, pero, además, su proceder y comportamientos expresen su visión para la
sustentabilidad. Tal como lo expresa Colom (2000) “Toda educación requiere
acción. Una educación para el desarrollo sólo encuentra su razón de ser si
enseña destrezas en pro del desarrollo sostenible” (p.34).
Acercamiento
a la Realidad en Estudio
Vale significar, que la asunción de la
corresponsabilidad ecológica ambiental vista desde la educación y proyectada en
las concepciones y acciones de los profesores tuvo su mayor atención mundial en
la Reunión de la Tierra realizada en el año 1992, de la que derivó el plan de acción
para incorporar lo sostenible en el contexto educativo y del cual, la
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura
(2000) aprobó en la denominada AGENDA 21 la reorientación de la educación para
el desarrollo sostenible que permitiera tener correspondencia entre arrogarse
desde las políticas educativas la sostenibilidad y generar prácticas
pedagógicas hacia el desarrollo
sostenible.
Sin embargo, en la actualidad educativa han sido
lentas y poco graduales las acciones favorecedoras de los profesores en asumir
lo sostenible no solo como parte de los contenidos programáticos en donde debe
incluirse la visión sustentable, sino en prácticas educativas que refuercen la
concienciación hacia la sostenibilidad. Parte de esta debilidad se puede
apreciar, en el indebido uso de los recursos en la cotidianidad, el poco
cuidado que se tiene de los espacios públicos, el comportamiento de botar
basura en espacios transitados, el uso indiscriminado de materiales no
biodegradables. Todos estos referentes siguen representando una amenaza para el
planeta. Es fundamental que en el proceso educativo de niños y niñas de
Educación Inicial y Primaria haya un propósito de formación en el que subyacen
estrategias para el mejoramiento de la visión ambiental y su incidencia en la
calidad de vida.
Desde lo
referido, se trata que el docente en su rol mediador pueda crear conciencia
reflexiva en los integrantes de la comunidad escolar acerca de la importancia
de respetar el entorno, no solo para el bienestar de cada uno de ellos, sino
desde la convivencia con los demás seres vivos. Igualmente, que sus propias
convicciones sumen en las de los demás, en el entendimiento que el hombre es el
único ser vivo capaz de tener una actitud de protección y de armonía con el
medio, por lo que puede evitar el mal uso de los recursos.
En ese entendido, el proceso de enseñanza
deberá corresponder en la formación valorativa de los escolares, y en ella, la
que fomente su relación con el ambiente. De ahí que, en ideas de Barroso (2001)
se asume acertadamente la concepción de autoestima en estrecha correspondencia
con la valoración y aprecio expresado al entorno, es decir, los niños y adultos
lo demuestran a través de su actuación sobre el ambiente, su cuidado y
protección. Y parte de ese conocimiento y tasación que tienen sobre sus propios
cuerpos y actitudes fortalecerá sus aptitudes posteriores hacia una vida
saludable. Por lo que situaciones de aprendizajes verdaderos y significativos
que cree el profesor formarán en gran medida, la experiencia para trazar una
vida en y para la sostenibilidad.
Sin embargo, la realidad educativa desde el
docente dista mucho de esa postura anterior, pues es común ver cómo quedan
desapartados los momentos formativos de los compartidos a la hora del descanso
o de intercambios culturales e institucionales, donde no se refleja la visión
de un estilo de vida saludable y sostenible cuando no hay puestas en práctica
condiciones, que desde los mismos docentes en la jornada laboral orienten entre
otros, el consumo de alimentos más orgánicos y bebidas naturales, mayor
actividad física y deportiva como forma de compartir con otros docentes,
momentos de relajación dirigidos con sus estudiantes, resolución de problemas
que promuevan concienciación ambiental, reducción del uso de materiales
contaminantes como parte de actividades pedagógicas. Cuidado voluntario sobre
los distintos espacios compartidos en la institución.
Todos estos referentes empíricos, dejan ver la
relevancia que tiene el profesor, su rol, sus convicciones y acciones para
promover un estilo de vida saludable y sostenible desde la educación. A lo que
puede agregarse, lo consecuente en la propia formación y concienciación de los
escolares. Tal como lo señalan Ibáñez, Romero y Andreu (1992) cuando refiere
que el proceso de desarrollo de los niños depende de “Los factores biológicos
internos y de su entorno, de los estímulos brindados y no sólo de sus
capacidades, en el cual cada adquisición en los procesos de desarrollo es
indispensable para el siguiente” (p.12). Se entiende consecuentemente, que la
oportunidad y posibilidades ofrecidas al niño forjarán su desarrollo, por lo
que es ineludible que el profesorado corresponda sus concepciones, comportamientos
y acciones para favorecer la visión compartida de sostenibilidad.
A la luz de estos planteamientos, emerge lo
imperativo de una práctica pedagógica que dé respuesta a ideales de
conservación y preservación de la naturaleza, en función de las necesidades e
intereses del niño y niña, del respeto que se debe tener por sus costumbres,
cultura y generación y así no violentar su identidad y pertinencia social. De
lo contrario, el aprendizaje no será significativo y tendrá dificultades para
interiorizarlo. Pues, si los niños y niñas construyen una relación armónica y
de protección con la naturaleza en los primeros años, la misma se asumirá por
convicción y, con absoluta certeza cuando sean adultos no requerirán aprender
por información lo que por sinapsis y conexiones aprendieron en la primera
infancia.
Desde lo descrito surgió el interés de la
investigación, pues en primer término está la preocupación genuina sobre educar
para la sostenibilidad y en segundo, la inquietud de las investigadoras ante la
profesión docente que está pasando desde una cultura de praxis individual y
aislada en las aulas de clase sobre el desarrollo sostenible, a la génesis de
una cultura ambiental colectiva generada por una mayor heterogeneidad de los
estudiantes, su valoración de algunas prácticas de vida no correspondiente con
el entorno, que en muchos de los casos es diferente a las de los docentes o de
lo que esbozan los contenidos curriculares. En este sentido, se planteó como
objetivo: Desarrollar un plan de acción dirigido a los docentes en educar para
la sostenibilidad a partir de la formación de hábitos de vida saludable y
sostenible desde la Escuela.
Referencialidad
Es por todos conocido, que desde 1972 en la
Conferencia del Medio Ambiente en Estocolmo se exhortó a los docentes para que
asumieran un papel protagónico en la formación de una ciudadanía consciente de
la situación que recién comenzaba, este llamado se produjo con mayor fuerza en
cumbres y reuniones mundiales que continuaron. Sin embargo, no hubo respuesta
de los educadores ni de la sociedad en general. Tal indiferencia propició que
en la Asamblea General de las Naciones Unidas (2002) se instaurara la Década de
Educación para la Sostenibilidad con un alcance de poder transformar la mirada
ambiental desde un proceso educativo que a lo largo de su propio sistema
escolar concientice y preserve la vida sostenible, reto que se enmarcó entre
2005 – 2014.
Vale significar, que una educación en la
sostenibilidad debe buscar los mecanismos que posibiliten que su proceso
formativo trascienda en la activación de la conciencia ambiental no solo de los
escolares sino del contexto familiar y social, ya que solo entendiendo su
importancia y sintiéndose parte de ella podrá aplicarse con éxito. Al respecto,
Febles (citado por Gomera 2008), planteó la concienciación ambiental como: “el
sistema de vivencias, conocimientos y experiencias que el individuo utiliza
activamente en su relación con el medio ambiente” (p.2).
En concordancia con ese planteamiento, la
escuela es un escenario que debe fortalecer ese vínculo entre lo programático,
significativo y de práctica de vida del desarrollo sustentable. Sobre lo cual,
el docente enfrenta el mayor reto de mediar en un aprendizaje que amalgame el
conocimiento con un estilo de vida sostenible. En referencia, Martínez (2010),
señala:
Educar para la sostenibilidad significa definir un proyecto educativo
que determine un estilo de aprendizaje, de organización, de toma de decisiones
y de relación entre las personas y una cultura escolar acordes con los valores
afines a esa sostenibilidad. Un proyecto educativo que, además, potencie una
reflexión constante acerca de lo que se enseña y del significado de la
evaluación (p. 3).
Como puede
apreciarse, la escuela hacia la sostenibilidad está guiada por el principio de
atención y cuidado. Éste parte del cuidado de sí mismo, con los demás y del
medio ambiente, tanto desde una perspectiva local como global. Estas atenciones
y cuidados se manifiestan cuando el profesor a través de nuevas vías y
contextos incentiva al alumnado a la posibilidad de una vida sostenible. Esto,
además, ayudará a crear un sentimiento de responsabilidad compartida entre
docentes y niños por mejorar la escuela y su comunidad. Por lo cual, en este
importante papel del profesor se incluyen aspectos fundamentales desde su
acción docente, como aumentar la conciencia y el aprendizaje de niños, niñas y
adolescentes sobre la sostenibilidad, proporcionándoles las habilidades que
necesitan para participar, ahora y en el futuro en proyectos encaminados a
conseguirla y en consecuencia desarrollar hábitos de vida sostenible.
Al respecto, Martínez (2010) indica que los
estilos de vida sostenible son “los patrones de comportamiento determinados por
las necesidades personales, deseos, motivaciones e interacciones sociales,
condicionadas por contextos ambientales y socio-económicos que apuntan a
mejorar el bienestar y la salud de las generaciones presentes y futuras”. (p.
42). Bien puede ilustrarse la definición de Martínez, cuando se refiere, por
ejemplo, que con tan solo oprimir botones se obtiene luz, calor, frío, imagen o
sonido. En tanto que, el ahorro de energía eléctrica representa un elemento
fundamental para el aprovechamiento de los recursos energéticos; es decir, la
escuela en la acción didáctica buscará que no solo se aprenda que ahorrar
equivale a reducir el consumo de combustibles en la generación de electricidad
evitando también la emisión de gases contaminantes hacia la atmósfera. Sino que
propiciará la concienciación de usar eficientemente la energía eléctrica, lo
que es una forma de cuidado del medio ambiente. Con lo que su propia actuación
docente y prácticas cotidianas puede alcanzarse un cambio de hábitos y
actitudes de los estudiantes hacia una mayor eficiencia en el uso de la
electricidad, el empleo racional de los recursos energéticos, la protección de
la economía familiar y la preservación del entorno natural.
Es evidente que en el tratamiento temático
ambiental en todas sus aristas con el desarrollo sostenible es fundamental la
formación del docente en educar para la sostenibilidad. Hoy, las posturas
paradigmáticas se reconstruyen y los contextos sociales, culturales y tecnológicos
avanzan rápidamente, por lo que la capacitación docente va confiriendo paso
progresivamente a un desarrollo profesional que lo vincule con la influencia
que tiene el contexto en el proceso educativo y cómo este mismo proceso le
aporta significación a la vida personal, productiva y desarrollo social en la
que son actores los niños y niñas.
En relación con estas ideas, Rodríguez (2008)
asume que el desarrollo profesional se sustenta en el principio que ninguna
formación docente se agota o es susceptible de darse de manera completa y
acabada en las universidades, en cuya instancia se recibe una parte de la
formación profesional, pero la otra parte; quizás la más definitiva, la ofrece
el quehacer docente. En ese orden, la formación de los profesores requiere un
proceso institucional que exige ciertas condiciones, sobre el cual debe existir
un alto grado de consenso del profesorado, debe darse prioritaria y
fundamentalmente conteste con un proyecto construido y aceptado por el equipo
docente, además, debe contar con el compromiso efectivo y afectivo de todos los
integrantes.
Desde esta
perspectiva, es propicio reflexionar que promover hábitos de vida saludable y
de desarrollo sostenible conjuga en el profesor una serie de factores que hacen
de la formación docente un proceso complejo en la que intervienen múltiples
elementos de naturaleza humana, entre ellos: la disposición anímica, las
creencias, valores, su visión del mundo, el compromiso institucional, las
experiencias vividas y el conocimiento, entre otros.
Lo anterior, da cuenta de lo importante en la
formación docente de educar para la sostenibilidad en el contexto actual, al
que pudiera denotarse de incertidumbre y de complejidad, pues el mundo se ha
hecho muy complejo y ello influye en la enseñanza; incluso, algunos docentes
hoy desconocen lo que pasa fuera, en esa realidad inmediata, la que circunda la
vida de sus estudiantes, sus familias, comunidad y donde pudiera urgir una
actuación distinta hacia el medio. Al particular, Morín (2006) considera que la
complejidad no hay que buscarla en los desarrollos científicos; por el
contrario, en lo cercano, allí por lo general donde parece estar ausente, en la
cotidianidad, pues en ella y sus diversidades de pensamiento y acción de
quienes hacen vida está impregnado el deterioro ambiental y suman a la
emergencia planetaria. Lo que vuelve la mirada al rol docente, su formación,
actuación e implicación en el favorecimiento de una transformación de la
sociedad, esa que inicia con la tarea de promover un estilo de vida mejor y en
armonía con el ambiente.
Procedimiento
Investigativo
Se seleccionó desde el enfoque cualitativo la
modalidad de proyecto de acción con el método investigación - acción
participativa, dado que esta vía implica como lo señala Sandín (2003) la
transformación y mejora de la realidad educativa y social. Además, la misma
autora alude el proceso educativo que a través de la dialógica entre pares;
dada en la dinámica de investigación, comporta un aprendizaje de la
experiencia. En ese sentido, la participación favoreció en primer lugar, la
construcción de saberes y en segundo lugar proporcionó respuestas concretas a
las necesidades planteadas por los docentes y por la realidad contextual. Es
así que los actores se convirtieron en coinvestigadores al participar
activamente en todo el proceso.
El procedimiento investigativo estuvo pautado
por las fases: diagnóstico, diseño y ejecución. Esta vía metodológica produjo
en los actores una permanente deconstrucción, construcción y reconstrucción de
lo que significa Educar para la Sostenibilidad. Ante lo cual, fueron mediados
en interacción constante y acompañamiento pedagógico por parte de las
investigadoras. En concordancia con este procedimiento, Restrepo (2007) señala:
La Investigación Acción Educativa es un instrumento que permite al
maestro comportarse como aprendiz de largo alcance, como aprendiz de por vida,
ya que le enseña cómo aprender a aprender, cómo comprender la estructura de su
propia práctica y como transformar permanente y sistemáticamente la práctica
pedagógica. (p.9)
En este entendido, surge un proceso de
concienciación desde la misma motivación colectiva que trata de profundizar en
su realidad. En el contexto de estudio, se produjo con la reflexión sobre la
práctica pedagógica a partir de los encuentros interactivos entre los actores y
las investigadoras. Al respecto, los actores del estudio lo constituyeron el
personal docente de las 8 escuelas adscritas a la dirección de educación de la
Alcaldía del municipio San Cristóbal del Estado Táchira Venezuela.
Desarrollo
y Hallazgos
Para la realización de la fase del diagnóstico
se convocó a un foro denominado “La Escuela para la vida. Una Educación para la
sostenibilidad” dirigido al personal docente.
Se aplicó una encuesta como técnica de recolección de información y un
cuestionario como instrumento con 5 preguntas abiertas relacionadas con
sostenibilidad, hábitos de vida saludable y sostenible, estrategias pedagógicas
desarrolladas por la década de Educar para la Sostenibilidad decretada por la
Unesco y la huella ecológica.
De los
resultados del instrumento se evidenció que la mayoría de los actores no tenían
una definición acertada sobre sostenibilidad, no conocían la referencia de
UNESCO sobre la década de Educar para la Sostenibilidad y sus opiniones sobre
las estrategias pedagógicas se aproximaron en gran medida hacia el reciclaje.
Por lo que se concluyó, que los conocimientos de los docentes son débiles, no
tienen una visión clara sobre sostenibilidad ni de la connotación de la huella
ecológica. Además, sus ideas en relación con estrategias pedagógicas
sostenibles son escasas. Surgieron de la diagnosis, las siguientes temáticas
para conformar el plan de acción: Emergencia Planetaria, hábitos de vida saludable
y sostenible, Huella Ecológica y Década de Educar para la Sostenibilidad
2004-2015.
Tabla 1.
Plan de Acción de Formación
ACTIVIDAD |
PROPÓSITO |
PARTICIPANTES |
· Reunión con las autoridades de la alcaldía |
·
Dar a conocer la necesidad de una formación permanente
del docente en educar para la sostenibilidad. |
· Alcaldesa · Autoridades de las direcciones de la Alcaldía. · Miembros de la línea de investigación. |
· JORNADA · Reunión con el personal directivo de las Escuelas Municipales |
· Presentar al personal directivo el proyecto a desarrollar por parte de las investigadoras con el apoyo de investigadores de la línea. |
· Personal Directivo de las 8 Escuelas municipales. · Investigadoras · Miembros de la línea de investigación. |
· FORO “La Escuela para la vida. Una Educación para la sostenibilidad” |
· Aplicar el instrumento diagnóstico · Presentar la Emergencia Planetaria. |
· Investigadoras. · Personal de las Escuelas municipales |
· ENCUENTROS Jornadas Educar para la Sostenibilidad. |
· Reflexionar sobre la Emergencia planetaria. · Análisis reflexivo sobre educar para la sostenibilidad · Implicaciones del desarrollo infantil y los hábitos de vida saludable y sostenible. · Caracterización educativa de la Huella Ecológica. · Década para Educar en la sostenibilidad. · Mesas de Cierre (para cada encuentro). |
· Personal docente de las escuelas municipales. · Investigadoras · Miembros de la línea de investigación. |
· VISITAS PEDAGÓGICAS |
· Evaluación del proceso formativo en la práctica educativa |
· Investigadoras |
Ahora bien, la
fase de diseño se elaboró desde los resultados del diagnóstico y con lo cual se
establecieron 5 temáticas centrales para dinamizar el proceso formativo. En ese
sentido, el plan de acción se afianzó como una propuesta de desarrollo
profesional constructivista, basado en un trabajo de participación y de
interacción dialógica a partir del análisis de la propia realidad propuesta por
los actores en 4 encuentros planeados. Es de hacer notar, que el propósito en
el diseño del plan de acción educar para la sostenibilidad fue, formar en la sostenibilidad.
Y, formar es permitir que la persona; en este caso el docente y los demás
miembros de la escuela, construyan para sí, un conjunto de valores, de
referentes en el cual vayan incorporando a su cotidianidad hábitos de vida
saludable y sostenible, estos hábitos no son enseñables, no son proclamas, son
acciones y experiencias que incorporan valores, por tanto, su práctica docente
genera una transformación individual y colectiva.
Desarrollo del Plan de Acción
Valoración
de Su Funcionamiento
La fase de ejecución se realizó desde 4 encuentros
(año escolar 2015-2016), los cuales se configuraron a partir de un cronograma
preestablecido por las investigadoras, el primero en el mes de septiembre 2015,
el 2do en el mes de febrero, el tercero en el mes de abril y el cuarto en el
mes de junio del 2016 respectivamente. Ante lo cual, fueron mediados por las
investigadoras la última semana de cada mes referido y en el turno
correspondiente al trabajo de los docentes, se conformaron 7 grupos que
concentraron las 8 escuelas municipales; 5 en el turno de la mañana y 2 en el
turno de la tarde.
Cada actividad fue simultánea para los grupos,
por lo que se contó en los espacios con la coordinación de 7 miembros de la
línea de investigación: Investigación Pedagógica del Centro de Investigación
Educativa Georgina Calderón (CIEGC) y la mediación de las investigadoras. La
actividad final de cada encuentro fue una mesa de cierre, que consistió en un
conversatorio para proponer y compartir entre investigadoras y actores
estrategias pedagógicas de educar para la sostenibilidad en función de la
referencialidad teórica analizada, con el compromiso del grupo de aplicarlas en
las semanas subsiguientes en cada una de sus aulas y evaluarlas.
Asimismo, de fundamental importancia fueron las
conclusiones aportadas por los grupos en las mesas, donde pudieron plantear sus
realidades desde el tema tratado en cada encuentro. Lo que evidenció la
coincidencia en la mayoría en referir el conocimiento de sus problemas
vinculados a la visión temática; botes de agua, uso desmedido de la luz
eléctrica, agua almacenada en condiciones no higiénicas, comida del sistema de
alimentación escolar poco saludable, no hay clasificación de los desechos
sólidos entre otras características. Las participaciones individuales generaron
un proceso de reflexión en relación con el vertedero de basura para la ciudad
de San Cristóbal que ha sido objeto de incendios y es cerrado por períodos,
afectando la ciudad en la proliferación de basura en calles y barrios, a su
vez, ha producido enfermedades y contaminación del aire.
Por lo que hubo una gran motivación respecto
del material presentado sobre el tema de lo que significa un vertedero de
basura y que residuos provocan la acumulación de gases y los posibles incendios.
Igualmente, se insistió en la necesidad de prácticas cotidianas que eviten
contaminación. Por otra parte, reconocieron en casi todos los grupos, la
urgente necesidad de sumarse en un compromiso como colectivo de educar para la sostenibilidad,
así como propiciar una conciencia particular y en la escuela en general sobre
hábitos de vida saludable y de desarrollo sostenible.
Estas actividades descritas generaron un
proceso sistemático de reflexión y de construcción por parte de todos los
actores, proceso que fue compartido con las investigadoras y a través de las intervenciones de los
actores conformaron para el colectivo los conocimientos básicos para definir
acciones como escuela y que estén en línea con el cambio de actitud frente al
medio ambiente, la transformación que debe darse desde la escuela y como pueden
mejorar la visión de vida en hábitos saludables sostenibles.
Reflexión,
Interpretación e Integración de los resultados
En este aspecto se realizó un análisis
hermenéutico a partir de lo reflexionado en los encuentros, las acciones
docentes propuestas y los resultados de las 4 visitas pedagógicas hechas por
las investigadoras en las semanas siguientes luego de cada encuentro, además de
la comparabilidad informativa que la propia investigación estableció desde los
referentes teóricos de educar para la sostenibilidad y que pautaron las
temáticas en los encuentros dentro del plan de acción.
En ese sentido, las visitas pedagógicas
permitieron a las investigadoras apreciar el impacto que generó el plan de
acción en la formación docente de educar para la sostenibilidad, pues
construyeron en colectivo soluciones que afectaban algunas áreas de sus
instituciones. Así como la incorporación didáctica de la emergencia planetaria
y la huella ecológica, lo que representa un cambio hacia la transformación de
la visión inexistente por muchos de ellos mismos de sostenibilidad y que va más
allá de reusar material, significa un trabajo diario para una mejor calidad de
vida sin atentar contra la naturaleza.
Esta construcción es altamente significativa
para la investigación, dado que revela que el verdadero papel de la escuela es
educar para la vida y que la tarea de asumir hábitos saludables y sostenibles,
no puede hacerse desde lo individual, se requiere de un trabajo en equipo. Los
cambios deben propiciarse desde la interacción social, donde se compartan
sentimientos y deseos de una meta en común, que todo el equipo institucional
pueda identificar problemas, hacer propuestas, asumir responsabilidades,
valorar y rectificar los cambios y compartir experiencias entre otros.
Pudo apreciarse además en las visitas
pedagógicas, que parte de las estrategias planteadas por ellos en las mesas de
cierre para comenzar este proceso de promover hábitos de vida saludable y
sostenible fueron aplicadas en algunas instituciones, pues en 4 escuelas habían
reparado los botes de agua, en la mayoría de las escuelas proyectaron los
videos relacionados con la emergencia planetaria y propiciaron en los niños
reflexión al respecto. En 6 de las escuelas visitadas los docentes estaban
desarrollando proyectos de aprendizajes vinculados con el problema ambiental,
sin perder de vista las áreas académicas, la mayoría de los docentes hicieron
un esfuerzo en sembrar conciencia hacia los problemas graves que está viviendo
el planeta con jornadas con los niños.
Desde la construcción anterior, puede
interpretarse que, si bien es necesario tener conocimientos sobre la
sostenibilidad, esta no puede ser una asignatura, ni un proyecto en específico,
debe ser un estilo de vida que promueva la escuela y que los niños puedan
experienciar en cada actividad realizada. Es una meta sin final, pues está dada
en un proceso diario de comportamientos con perspectiva del desarrollo humano
sostenible.
En las mesas de cierre, además, el colectivo
coincidió en comprender que los cambios hacia un estilo de vida saludable se
irían dando poco a poco, desde una actuación integradora y participativa,
aprovechando las experiencias que se desarrollan y las costumbres en cada
escuela para darles un giro hacia la sostenibilidad; sin embargo, admitieron
que ellos mismos debían ir incorporando progresivamente cambios en su propia
vida y así cohesionarlos con mayor efectividad en las acciones pedagógicas.
Un aspecto fundamental reflexionado en
colectivo fue considerar que al ser la escuela un lugar por excelencia de
aprendizaje, es allí donde los niños pueden concienciar y entender cuál es su
impacto sobre el planeta, sobre su comunidad y en ese sentido, los docentes
deben, en su responsabilidad pedagógica y social aportar para esos procesos de
construcción y aprendizaje. En este sentido, los actores afirmaron en sus
conclusiones de mesa, que el aprendizaje es mutuo de docentes y estudiantes,
dado que para ellos también significa un cambio, no solo de las estrategias de
enseñanza en educar para la sostenibilidad sino del eje integrador que
trascienda del contenido informativo hacia un cambio de actitud, formas de
vivir y de actuar diferentes a las que han desarrollado hasta ahora.
Otro aspecto importante generado en colectivo
tuvo que ver con el planteamiento de los desechos sólidos y los factores
contaminantes, por lo que en la mayoría de las mesas fueron muy contundentes en
reformular lo que hasta ahora habían visto con indiferencia y desconocimiento,
como en el caso de las pilas y el mal manejo que su desecho ocasiona al medio.
De ahí, la insistencia que surgió entre ellos de un cambio de actitud en este
sentido, así como instruir a la comunidad al respecto.
En esa misma senda de interpretación y
reflexión de resultados, los aportes significativos de los docentes en relación
con la huella ecológica parten de considerar la escuela como una sociedad en
pequeña escala, en tanto, que es un espacio privilegiado para desarrollar
propuestas de responsabilidad social y de desarrollo humano sostenible. De allí
que la escuela debe desarrollar una práctica pedagógica comprometida con la
sostenibilidad, en este entendido, se acordó en cada mesa de cierre revisar
cuál es la huella ecológica de cada institución y actuar en consecuencia,
trabajo que debe realizarse desde el aula, a partir de experiencias reflexivas
y de acción desde los proyectos educativos.
Desde lo planteado, puede valorarse que los
resultados de la experiencia de formación evidencian que se inició un cambio en
los docentes, tanto en la praxis como en su actitud, lo cual se constató en las
visitas pedagógicas donde las investigadoras evidenciaron los siguientes
aspectos:
En los proyectos de aprendizaje se incorporaron
estrategias y actividades referidas a educar para la sostenibilidad. Aspectos
como tallar y medir a los niños y niñas, el ubicar estos datos en las tablas de
crecimiento otorgadas por el Ministerio del Poder Popular para la Salud no solo
con el propósito de relacionar y analizar los percentiles de peso y talla sino
de valorar entre los escolares lo que significa para la salud física y su
bienestar una alimentación sana, sin azúcar, sin frituras, sin refrescos, sin
chucherías. Esta actividad generó un aprendizaje significativo dado que los
niños participaron del proceso en cuanto al desarrollo de actividades
pedagógicas que les permitían a la vez acciones como sumar, restar, establecer
semejanzas, diferencias, socializaron y reflexionaron sobre los hábitos de vida
saludable.
De igual forma, la disposición temática originó
mayor asertividad en la mediación docente ante el aprendizaje lector y
escritor, pues tales acciones se hicieron con sentido y significación para los
niños, ya que las producciones de textos escritos dieron paso a la
espontaneidad y expresión de ideas. Así como también los docentes construyeron
estrategias significativas con lecturas y cuentos referidos al cuidado y
protección del ambiente y de los hábitos de vida saludable y sostenible.
Conclusiones
Entre las conclusiones importantes desde la
reflexión realizada en las jornadas a partir de la revisión de la práctica
pedagógica, de las visitas pedagógicas y de los referentes teóricos revisados
fueron entre otras las siguientes:
1.- La formación docente a partir de educar
para la sostenibilidad se constituyó en una práctica colaborativa para la
aportación y construcción en grupo, una fortaleza que permitió la cohesión del
equipo docente y demás personal de las instituciones y el logro de los
objetivos planteados. Se construyó desde los encuentros un saber hacer para la
vida que incidió en el trabajo pedagógico posterior, ese saber fue producto de
la revisión de la práctica pedagógica a la luz de los referentes teóricos y de
la realidad contextuada.
2.- La formación permanente del docente alcanzó
significancia y motivación dado que se hizo desde el interior de la escuela y a
partir de las necesidades sentidas y consensuadas por el grupo.
3.- Se resignificó el papel de la escuela ante
la sostenibilidad, dado que es el medio más expedito en garantizar una
educación básica hacia toda la población a través de la cual, se elaboran las
pautas para la vida en sociedad, es decir, si los niños construyen en la
escuela como debe ser su comportamiento para un desarrollo humano sostenible,
los problemas que van a enfrentar en un futuro serían menos alarmantes.
4.-La escuela como espacio de aprendizaje puede
ser modelo de prácticas de vida saludable y sostenibles, las cuales solo pueden
desarrollarse si los docentes tienen por convicción estas prácticas.
5.- Cada escuela asumirá los cambios desde sus
necesidades y contextos locales, aun cuando las construcciones y reflexiones
respecto de educar para la sostenibilidad hayan coincidido en contenido y
estrategias.
6.- Los cambios para emprender el camino hacia
una escuela sostenible y unas prácticas de vida saludable se incorporan
progresivamente y desde los diversos aspectos, al tener en cuenta los
principios de atención y cuidado.
7.- Se revela el trabajo en equipo como forma
de promover una escuela sostenible; si bien es cierto que parte desde la mirada
y toma de conciencia individual, las acciones deben ser en colectivo, la
escuela es una comunidad escolar con muchos actores y todos deben participar en
la toma de decisiones.
8.- Se puede concluir, además, que los cambios
fueron generados por la disposición de los actores del estudio en los
encuentros; desde el entender de las investigadoras se suscitaron tres factores
fundamentales para que asumieran el compromiso y disposición anímica
entusiasta, a saber: en primer lugar, los docentes valoraron en los encuentros
una posibilidad de participación activa que no estuvo reducida a la mera
trasmisión informativa, aun cuando se compartieron materiales referenciales. En
segundo lugar, encontraron respuesta a los conflictos reales presentados por la
emergencia ambiental y alternativas pedagógicas de solución y, en tercer lugar,
las investigadoras no ofrecieron en ningún momento recetas ni modelos de cómo
mejorar la enseñanza, sino que la propia dinámica del plan de acción permitió
que de dieran procesos metacognitivos sobre rol y quehacer docente. En
consecuencia, se honró su labor como hacedores de una práctica pedagógica de
excelencia, lo que generó mayor confianza en la asunción del compromiso de
cambio.
En colofón, puede decirse que la construcción y
reflexión de saberes permitió, además, el compartir vías de mejoramiento en los
procesos de enseñanza y aprendizaje generados o que puedan iniciarse en educar
para la sostenibilidad. Lo que enfatiza el compromiso institucional de mantener
una formación docente actualizada que vaya en atención de la transformación
educativa y social de una vida saludable y de desarrollo sostenible.
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