Año 3 N° 5 / Enero – junio 2017.
6 – 25
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ISSN 2477-9342 |
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INVESTIGACIÓN ARBITRADA
La deshonestidad, elemento que altera la
integridad en las prácticas académicas en las Instituciones de Educación
Superior. Estudios de caso comparados
Pablo Guerrero Sánchez, Joaquín Mercado Yebra y
Luz Marina Ibarra
pablodbk@gmail.com
Universidad Autónoma del Estado de Morelos -
México
Recibido 16 de diciembre de 2016 / aprobado 01
de marzo de 2017
Palabras clave Integridad, deshonestidad y prácticas
académicas, cultura organizacional |
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Resumen La deshonestidad expresada en prácticas como
el plagio consciente o inconsciente, formas de citar, copiar en exámenes, uso
de tecnología para hacer trampa, suplantación de identidad, fraude en la
entrega de trabajos duplicados, etc. se muestra de forma cada vez más común y
se incorpora a una cultura organizacional a través de valores y antivalores,
así como de hábitos que los conforman. El tema de la deshonestidad e
integridad académica a partir de la literatura, visualiza un problema actual
por la recurrencia del fenómeno. El objetivo de la investigación es analizar
la integridad académica y las prácticas deshonestas que la deterioran entre
estudiantes de posgrado de dos universidades mexicanas. Se utiliza una
metodología cuantitativa, con una muestra no probabilística, en estudiantes
de cinco posgrados de ambas instituciones. Se concluye que las prácticas
deshonestas mencionadas se encuentran presentes con cierta frecuencia, aunque
aún no de manera generalizada. |
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Keywords Integrity, dishonesty and academic practices, organizational culture. |
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Dishonesty, an element that changes the
integrity on academic practices for higher educational institutions.
Comparative cases study Abstract Dishonesty expressed in practices such as conscious or unconscious plagiarism,
ways of quoting, copying in exams, the use of technology to cheat,
impersonation in exams, fraud in the delivery of duplicate works, etc., is
increasingly shown as a common thing, and it is incorporated into an
organizational culture through values and anti-values as well as habits that
conform them. The issue of dishonesty and academic integrity from literature,
visualizes a current problem because of the recurrence of the phenomenon. The
objective of the research is to analyze the academic integrity and the
dishonest practices that deteriorate it among postgraduate students of two
Mexican Universities. A quantitative methodology is used, with a
non-probabilistic sample, in five postgraduate programs, and its students
from both institutions. It is concluded that the above mentioned dishonest
practices are present with some frequency, although not in a generalized way. |
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Introducción
En este artículo se presentan resultados de una
investigación cuyo objetivo fue estudiar la integridad académica y su
contraparte que son las prácticas deshonestas en estudiantes de posgrado de dos
universidades mexicanas, la Universidad Autónoma del Estado de Morelos y la
Universidad Veracruzana, en las áreas de Ciencias Sociales, Jurídicas,
Humanidades, Ciencias y Ciencias de la Salud.
Las prácticas deshonestas específicas que se
investigaron fueron el plagio consciente o inconsciente, formas de citar,
copiar en exámenes, uso de tecnología para hacer trampa, suplantación de
identidad en exámenes, fraude en la entrega de trabajos duplicados y otras
conductas no éticas, como parte de un fenómeno más amplio que incide de manera
negativa sobre la integridad académica, inmerso en la construcción de valores
sociales dentro de un contexto educativo que forma una cultura organizacional.
El fenómeno ha sido estudiado como un problema endémico social a nivel macro,
pero repercute en el nivel medio, es decir en los posgrados dentro de las
universidades y finalmente en el nivel micro, en las prácticas individuales de
los estudiantes.
La investigación se contextualiza en dos
organizaciones educativas para comparar sus diferencias a partir de la
construcción de valores que se producen, promueven y sedimentan dentro de un
conjunto de estudiantes de cinco posgrados, reconocidos por su calidad por el
Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT-México). Se analizan las
prácticas deshonestas mencionadas a la luz de un instrumento aplicado para
medir la percepción sobre las acciones de los estudiantes en contextos
específicos y de la literatura que visualiza ese hecho como problema.
El método que se utilizó fue cuantitativo, no
probabilístico en el marco de un proyecto de investigación financiado por el
Prodep[1]
denominado “Evaluación de la calidad del profesorado en Universidades de México
y España”[2].
Las prácticas mencionadas son las variables constructo que se consideraron para
dimensionar y dar concreción a los conceptos de deshonestidad académica e
integridad. Se considera que la naturaleza de las conductas de fraude son parte
de una sistematización de elementos culturales que se van habituando en un
contexto específico y que los sujetos van incorporando a sus prácticas
cotidianas. Finalmente se presentan los resultados de los estudios de caso comparados
y se analizan las prácticas deshonestas que atentan contra la integridad
académica.
La
normalización del fraude académico en relación con la integridad
Un primer esbozo sobre la falta de integridad
implica que se van normalizando prácticas no éticas o deshonestas y de poca
integridad académica que forman una cultura ya que: “de manera frecuente
encontramos personas cuyo paradigma da por sentadas situaciones o acciones
incorrectas (desde la perspectiva que violenta las formas establecidas y los
códigos predeterminados) y no conforme con ello las legitiman” (Díaz,
2009).
Vaamonde y Omar (2008) sostienen que 80% de los
estudiantes reconocen haber realizado fraude durante sus estudios
profesionales; actos como “copiarse en los exámenes, ayudar a otros a hacer
trampa o colaborar en trabajos individuales…” (Vaamonde y Omar, 2008:7). Por su
parte, según una investigación publicada por Diez-Martínez (2014) los estudiantes
de una universidad mexicana, reportaron que era frecuente copiar en los
exámenes, en las tareas, copiar material de internet, fuentes impresas y
presentarlo como propio, sin dimensionar la magnitud del problema. Para la
autora, la corrupción en la educación referente a los alumnos se manifiesta de
diversas formas como: “copiar en los exámenes, las tareas, comprar las tareas,
falsificar firmas y plagio de trabajos”. En lo particular, el plagio además
puede estar enmarcado dentro de tres dimensiones: a) la jurídica; hay una
intencionalidad y derechos de autor de terceros, b) la coloquial; acción de
copiar y c) la académica (Ruipérez y García-Cabrero, 2016). Puede ser
voluntario, es decir, la persona sabe que lo está cometiendo, o involuntario
porque no sabe la forma adecuada de citar (Comas-Forgas y Sureda-Negre, 2016).
Todas estas conductas van en detrimento de la integridad académica (Sánchez,
2012).
Según Hirsch (2012) como si el efecto fuera
epidémico, al parecer la corrupción en la educación se ha incrementado, asumida
como conflicto de interés, de esfuerzo y de conciencia. Estas consecuencias son
producto de la construcción de valores distintos a los de la academia ya que
vienen del contexto social más amplio, entre otras cosas, porque para el estudiante,
no importa tanto el proceso o la forma sino el resultado y la satisfacción que
produce la recompensa instantánea. “El sistema de méritos (rewards) es una
cuestión importante dentro de la comunidad científica y éste está asociado a
criterios como: originalidad, prioridad del descubrimiento y reconocimiento de
la autoría, entre otros factores” (Vasconcelos, 2015:1), haciendo que la
percepción sobre la deshonestidad académica como parte del fenómeno de la
integridad académica, sea considerada como un constructo influido por procesos
de subjetividad (Vaamonde y Omar, 2008:8).
En el mismo tenor Vaamonde y Omar (2008)
refieren en la literatura constructos sólidos que dan contenido a la
deshonestidad académica en variables como: copiar en los exámenes (Rakovski y
Levy 2007; Whitley, 2001; Blankenship y Whitley, 2000), el plagio como la
presentación de un trabajo de otra persona como si fuera propio (Moeck, 2002),
excusas falsas como medio para eludir una responsabilidad académica [Caron,
Whitbourne y Halgin, 1992 (citados por Blankenship y Whitley, 2000); Roig y
Caso, 2005] y finalmente, la accesibilidad a través de los medios electrónicos
produce otro fenómeno, el de la deshonestidad académica digital, a través de
copiar y pegar.
Se incluyen las “acciones incorrectas en los
exámenes, o en la elaboración de trabajos; no sólo ciber[3]
y plagio de fuentes impresas sino la elaboración por una persona diferente o
dañar el trabajo de otros alumnos” (Comas, Sureda, Casero y Morey, 2011:209). O
“la falsificación de datos y resultados en trabajos (Ashworth, Bannister y
Thorne, 1997; Brimble et al., 2005; Joyce, 2007; Lin y Wen, 2007; Mc Cabe,
2001; Underwood y Szabo, 2003, citados en Comas, Sureda, Casero y Morey,
2011:210)”. Por su parte, Hirsch, (2012) sostiene este mismo tenor de ideas. Se
observa que las prácticas deshonestas en los términos que se tratan en este
estudio se han convertido en un problema grave por su recurrencia, a pesar de
que no se alcanza a dimensionar su magnitud.
Hernández, retoma a McCabe y Treviño (1993),
para señalar que no es suficiente identificar los constructos, para comprender
el fenómeno tenemos que entender los factores individuales o sociales
“variables de tipo sociodemográfico como el género, la edad, el rendimiento
académico, el programa y la cohorte de estudio, así como variables de tipo
sicológico como el sentido de competencia y la autoestima” (Hernández,
2013:6-7). Entre las causas que pueden
provocar este comportamiento desviado se encuentran la personalidad de “los
alumnos, (la ignorancia e inconciencia; la ley del menor esfuerzo; la
desmotivación y desvinculación emocional…; el plagio como enfrentamiento al
sistema; las TIC; la masificación de la universidad; y los valores sociales
predominantes)” (Diez-Martínez, 2014:5), además “las características
individuales de personalidad de los investigadores también puede que intervenga
en la toma de decisiones éticas [de los alumnos]…necesidades psicológicas,
búsqueda de ambición y prestigio” (Rodríguez et al, 2006:2). Estos valores pueden
ser expresados a través de la cultura que favorece dicho fenómeno y se
construyen, según la revisión de la literatura realizada por Vaamonde y Omar
(2008: 14), a partir de:
…las principales variables individuales que han mostrado vinculaciones
positivas y significativas con la deshonestidad académica… edad (McCabe y
Treviño, 1997; McCabe, Treviño y Butterfield, 2001), bajo promedio académico
(Finn y Frone, 2004), actitudes y creencias favorables hacia los
comportamientos deshonestos (Nonis y Swift, 2001), participación en actividades
extracurriculares (McCabe, Treviño y Butterfield, 2001), búsqueda de
satisfacciones sociales (Wendy et al., 2003; Mejía y Ordóñez, 2004), uso activo
de Internet (Underwood y Szabo, 2003), búsqueda de sensaciones (De Bruin y
Rudnick, 2007), baja autoestima y baja autoconfianza (Wendy et al., 2003),
escasa identificación institucional y evaluación negativa de la institución y/o
de sus docentes (Stearns, 2001; McCabe, Treviño y Butterfield, 2001; Finn y
Frone, 2004).
No obstante,
algunos autores señalan que la integridad académica puede ser vista como “un
concepto que abarca una serie de valores que incluyen la honestidad, la
confianza, el respeto, la equidad y la responsabilidad” (Ronda-Pérez,
Seguí-Crespo, Cayuela, Tauste, Lumbreras y Esteve-Faubel, 2016:634), que “para
el investigador depende de su carácter moral, de su experiencia y de las
presiones a que se ve sometido, requiere de un compromiso de honestidad
profesional y responsabilidad social” (Rodríguez et al, 2006:1).
La
institucionalización de los valores negativos como proceso de socialización,
habituación, objetivación y sedimentación
La
institucionalización de los valores negativos se da en las organizaciones, en
las acciones cotidianas entre sus integrantes que construyen su subjetividad;
en este sentido Vaamonde y Omar, citan a McCabe et al. para señalar que:
La percepción de los comportamientos y las actitudes [se erige a partir
de] […], la presencia o la ausencia de códigos de honor, la comprensión y la
aceptación institucional de las políticas de integridad académica, la eficacia
[…], la percepción de la severidad de las sanciones impuestas y la pertenencia
a grupos de estudiantes o hermandades (Vaamonde y Omar, 2008:15).
Es decir que la
percepción cognitiva individual es social e influye en el comportamiento, de
esta manera la evaluación sobre la actuación ética o moral dentro de la
organización depende de la relación con los otros, así como de la aceptación de
éstos hacia conductas cuestionables. Por ejemplo, sobornar a un policía para
evitar una sanción estaría relacionado con el estándar ético del individuo que
hace percibir como menos grave o más justificable actos como “copiar en un
examen” (Hernández, 2013). Existe una relación entre valores y conductas fuera
de la organización educativa que se refleja dentro de las instituciones de
educación y en las prácticas individuales.
De esta forma los comportamientos individuales
tienen una base social, la cual instaura elementos institucionales a partir de
regulaciones no escritas o informales. En relación con las prácticas
académicas, la institución parte de una cultura más extensa y crea sistemas de
antivalores en función de la cotidianeidad y la formación de hábitos los cuales
afectan
[…]el razonamiento ético de la fuerza laboral (Andrei, et al., 2008:
415), e inclusive, al propiciar una sociedad en la que las personas no acatan
ni respetan las normas (García, 2009), el fraude propicia el deterioro de la
cohesión social (Heyneman, 2004) y de este modo, aumenta los costos de
transacción (Hernández, 2013: 3).
La institución
se va formando y está siendo afectada por prácticas cuestionables. Aluja y
Birke (2004) sostienen que hay una relación entre las implicaciones sociales y
las institucionales a partir de este tipo de conductas. La percepción construye
la subjetividad sobre las prácticas cuestionables y no cuestionables, así como
sobre sanciones e incentivos que impone un tipo de pensamiento de racionalidad
económica de coste beneficio. Tal percepción se edifica mediante el habitus,
una conducta no ética en la práctica, puesto que es una racionalidad económica
de maximización del beneficio. La cultura organizacional determina “el
comportamiento de los compañeros [que] sería la variable contextual de mayor
influencia sobre la Deshonestidad Académica” (Vaamonde y Omar, 2008: 15). El
comportamiento individual se explica a través de la dinámica de grupos, la
necesidad de aceptación y la presión e influencia social. Existen dinámicas
donde los integrantes del grupo se comportan de manera deshonesta para evitar
la segregación donde los individuos pueden adoptar prácticas deshonestas a
partir de una evaluación interna del beneficio de pertenencia al grupo.
Este fenómeno, no sólo es un efecto del grupo
sino del sistema social más amplio que identifica a las figuras de autoridad
como un ideal del yo dentro de dicho sistema. Hirsch retoma a Brimble y
Stevenson-Clarke los cuales sostienen que los valores construidos por los
estudiantes reflejan la deshonestidad de los políticos y otras figuras
referenciales, producto de “las relaciones humanas [que] se regulan por
concepciones del éxito basadas en un pragmatismo para el cual el comportamiento
ético es poco menos que un estorbo” (Hirsch, 2012: 143)
Dentro del micro sistema social el ideal del yo
reflejo de la figura de autoridad, a saber, el profesor, influencia el
comportamiento del estudiante a través de la transmisión de valores. El ser
humano aprende más a través del ejemplo que de las palabras por lo que, la
acción de corrupción en el profesor puede generar la reproducción del
comportamiento en el estudiante. Esto es una sedimentación del valor de una
generación a la siguiente. La relación entre las actitudes de los profesores,
su diseminación entre los estudiantes y el contagio social con otros
estudiantes, puede representar un problema de aprendizaje y desvinculación
moral, “al indagar en los profesores sus atribuciones sobre los elementos que
condicionan el plagio académico en los alumnos, […] en cuanto a los
comportamientos y las actitudes que los profesores [ellos] reconocen en sus
actividades, que […] propiciarían el plagio en los alumnos” (Diez-Martínez,
2014: 4)
Austin,
Simpson y Reynen (2005) explican (siguiendo a Bandura), que la desvinculación
moral es la justificación del acto inmoral, el alumno y el maestro se comparan
con los otros, negocian y rechazan la responsabilidad individual y las
consecuencias negativas de sus actos. En situaciones como esta los afectados no
tienen nombres son todo el grupo, los profesores, la institución, la sociedad,
así la desvinculación moral es la justificación que los estudiantes usan, “pues
es que todos copian”, eliminando la responsabilidad moral interna, pero
generando una disonancia cognitiva, puesto que saben que lo que están haciendo
está mal.
Los valores
sociales determinan a las instituciones y éstas las prácticas organizacionales.
Los valores culturales, las normas sociales y las ideologías pueden ser
contextuales, es decir, existen valores locales o regionales; también son
universales o temporales, por ejemplo, en la época clásica el valor fundamental
era la visión (la vista es lo que pierde Edipo), en la edad media era la fe (la
educación tenía que basarse en ella y por lo tanto en sus instituciones), en el
renacimiento fue la razón (basamento de la educación como institución,
precisamente lo que pierde el Quijote es la razón y por tanto es el primer
libro moderno); en la época posmoderna podría ser el consumo y la ganancia;
quizá esto esté impulsando conductas desviadas, debido a que es “un constructo
basado en principios ético-morales y por consiguiente, asociado a una época,
una cultura y una sociedad” (Comas, Sureda, Casero, Morey, 2011:208).
Integridad
y deshonestidad académica. El caso de estudiantes de posgrado de dos
universidades públicas mexicanas
La integridad académica está relacionada como
concepto, con la forma en la que se desarrollan las prácticas honestas o no,
dentro de un marco dado, “…es una actitud que podemos incorporar en nuestra
vida diaria y en nuestra actividad profesional […] El concepto de integridad
proviene de su raíz etimológica de ser íntegro en el sentido de una unidad
indisoluble. Básicamente se trata de hacer lo que se dice y se promete” (Cueto,
2010).
De acuerdo con la literatura, la honestidad es
un valor inherente a la integridad académica, de ahí que la deshonestidad es un
antivalor que atenta contra dicha integridad; parece existir consenso entre los
autores consultados que entre las prácticas deshonestas de los estudiantes se
encuentran copiar en los exámenes (a los compañeros o mediante dispositivos
electrónicos) y tareas, dejarse copiar en exámenes y tareas (que son actitudes
cómplices que favorecen el fraude académico), comprar tareas, entregar el mismo
trabajo en diferentes materias, plagiar trabajos (copiando material de internet
y/o de fuentes impresas, total o parcialmente), falsificar datos y resultados en
trabajos, inventar entrevistas, información o encuestas, falsear, ocultar y
robar información, así como presentar excusas falsas para eludir
responsabilidades.
La literatura
sobre el tema de la integridad académica es cada vez más amplia, sin embargo
son pocas las investigaciones que indagan sobre la magnitud de las prácticas
deshonestas, como por ejemplo Comas, Sureda, Casero y Morey (2011) y Marsden et
al (2005) quienes estudian tales prácticas entre estudiantes pregraduados,
mientras que en este trabajo se analiza la integridad académica y las conductas
cuestionables entre estudiantes de posgrado en México donde hace poco que se
están produciendo artículos en este sentido. Asimismo, tal como lo señala
Vasconcelos
La integridad se percibe como uno de esos retos en el escenario de las
políticas científicas y educativas […] la integridad en la investigación es un
tema que debe plantearse en el ámbito de gobierno de los países, lo cual
adquiere relevancia cuando nos referimos a los grandes desafíos inherentes al
establecimiento de políticas científicas” (Vasconcelos, 2012).
Método
Para efecto de este trabajo se estudiaron las
prácticas en dos poblaciones de posgrado de la Universidad Veracruzana (UV) y
de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), para ello se utilizó
una base de datos proveniente de un muestreo no probabilístico realizado a
estudiantes de programas de posgrado en Ciencias Sociales, Jurídicas,
Humanidades, Ciencias y Ciencias de la Salud de ambas instituciones. Son dos
estudios de caso que reflejan la realidad de los posgrados en estas dos
instituciones educativas; a pesar de que no se pueden generalizar los
resultados, puesto que son culturas organizacionales particulares, es probable
que estén reflejando un fenómeno social más amplio.
Durante el año 2016, en el marco del proyecto
de investigación “Evaluación de la calidad del profesorado en universidades de
México y España”[4],
se aplicó un cuestionario que constó de 62 preguntas cerradas y una abierta a
través del cual se pretendió indagar sobre la integridad académica de los
estudiantes de posgrado. Para efectos de este artículo se tomaron sólo las
preguntas que permiten contextualizar al estudiantado, al programa académico de
adscripción, su edad y genero. Así como aquellas vinculadas con las prácticas
deshonestas y la integridad académica, tales como, el plagio, el desarrollo de
exámenes y la presentación y elaboración de trabajos académicos de manera
fraudulenta bajo la forma de duplicación.
Resultados
Se encuestó a 96 estudiantes, 57 de la UV y 39
de la UAEM. Los programas más representados fueron: Humanidades 44% de los 96
estudiantes y Ciencias Sociales y Jurídicas 35% y en menor medida, Ciencias y
Ciencias de la Salud 5%. Véase Tabla 1.
Tabla 1. UV y UAEM
Estudiantes por
programa académico y sexo (Porcentajes)
Concepto |
C. Sociales y Jurídicas |
Humanidades |
Ciencias |
C. de la Salud |
Otra |
No aplica |
Suma |
Femenino |
37 |
40 |
6 |
8 |
6 |
2 |
100 |
Masculino |
32 |
50 |
12 |
0 |
6 |
0 |
100 |
promedio |
35 |
44 |
8 |
5 |
6 |
1 |
100 |
Fuente: Elaborado con bases de datos de la UV y
la UAEM
La media de edades de los estudiantes fue de
28,6 años para la Universidad Veracruzana con una desviación estándar de 4,8
años y de 33,4 años para la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, con una
desviación estándar de 6,9 años. De los encuestados 64,6% fueron mujeres y
35,4% hombres.
La Tabla 2 muestra que 20% de los estudiantes
entrevistados manifiesta haber repetido algún curso ya sea en primaria,
secundaria, bachillerato, licenciatura o posgrado, el mayor porcentaje
corresponde a la UV. Adicionalmente, de los encuestados 19% expresa no haber
recibido algún tipo de formación específica para realizar trabajos académicos
durante su formación cómo buscar información, referenciar fuentes,
contrastarlas, presentación de trabajos académicos, etc.; en ambos casos el
porcentaje es similar.
Tabla 2. UV y UAEM
Repetición de
cursos y formación en trabajos académicos (Porcentajes)
Concepto |
Repitió curso |
Formación trabajos académicos |
||||
Sí |
No |
Suma |
Sí |
No |
Suma |
|
UV |
28 |
72 |
100 |
81 |
19 |
100 |
UAEM |
8 |
92 |
100 |
82 |
18 |
100 |
promedio |
20 |
80 |
100 |
81 |
19 |
100 |
Fuente: Elaborado con bases de datos de la UV y
la UAEM
Con base en la
tabla anterior es razonable suponer que la falta de formación para elaborar
trabajos académicos influya en prácticas deshonestas como copiar, parcial o en
su totalidad, materiales impresos y/o digitales de forma no intencional, por
falta de conocimientos en la forma redactar y citar. El hecho es grave toda vez
que los estudiantes están adscritos a Posgrados orientados a la investigación,
en los cuales se asume que son estrictos en esa materia y la preparación en
técnicas y métodos de investigación es relevante.
Una de las preguntas del cuestionario consistía
en señalar a qué concepto corresponde la definición: "Incorporación dentro
del texto de conceptos, palabras o frases de un autor determinado identificando
el linaje de este y el año de publicación para que cualquier lector pueda
localizar la fuente utilizada". Las respuestas se sintetizan en la Tabla
3. El 82% de los entrevistados señaló correctamente que la definición
correspondía a una cita y 11% respondió que era una referencia bibliográfica,
4% asentó que era una nota al pie, 1% dijo que se refería a bibliografía y 1%
no supo la respuesta.
Tabla 3. UV Y UAEM
Respuesta que
corresponde a la siguiente definición; “incorporación dentro del texto de
conceptos, palabras o frases de un autor determinado identificando el linaje de
este y el año de publicación para que cualquier lector pueda localizar la
fuente utilizada” (Porcentajes)
Concepto |
Referencia bibliográfica |
Cita |
Nota a pie de página |
Bibliografía |
No lo sé |
Suma |
UV |
16 |
77 |
4 |
2 |
2 |
100 |
UAEM |
5 |
90 |
5 |
0 |
0 |
100 |
promedio |
11 |
82 |
4 |
1 |
1 |
100 |
Fuente: Elaborado con bases de datos de la UV y
la UAEM
Por instituciones, encontramos que contestaron
acertadamente a la pregunta 90% de los estudiantes de la UAEM y 77% de la UV,
ello significa que 10% de la población encuestada de la UAM y 33% de la UV no
están entendiendo lo que es una cita textual. Este resultado podría ser
explicable por la falta de efectividad de las instituciones en las áreas de
enseñanza de técnicas y métodos de investigación.
También se preguntó si el siguiente texto que
puede encontrarse en un trabajo académico: "Novo, M. (1988). La educación
ambiental: bases éticas y metodológicas. Ginebra: UNESCO” correspondía a: una
nota a pie de página, o si era una referencia bibliográfica, o bien una cita
textual o una paráfrasis bibliográfica. En la Tabla 4 se muestra que 90% señaló
que el texto correspondía con una referencia bibliográfica; dicho porcentaje es
similar en las instituciones participantes.
Tabla 4. UV Y UAEM
Respuestas sobre
un texto presente en trabajos académicos (Porcentajes)
Concepto |
Nota a pie de página |
Referencia bibliográfica |
Cita textual |
Paráfrasis bibliográfica |
No lo sé |
Suma |
UV |
5 |
89 |
4 |
0 |
2 |
100 |
UAEM |
8 |
90 |
3 |
0 |
0 |
100 |
Promedio |
6 |
90 |
3 |
0 |
1 |
100 |
Fuente: Elaborado con bases de datos de la UV y
la UAEM
En relación con las acciones y prácticas que
atentan contra la integridad, en especial las vinculadas al desarrollo de
exámenes, el cuestionario presentó seis acciones vinculadas con la frecuencia
de las actuaciones o situaciones que personalmente el alumno llevó durante el
último curso antes de ingresar al posgrado que actualmente cursa. Se preguntó
si el estudiante había copiado a otro(a) alumno(a) durante un examen o prueba
escrita. Al respecto, 77% respondió que nunca, 22% que había copiado entre 1 y
2 veces y 1% que entre 3 y cinco veces. La UAEM registra una mayor proporción
de respuestas sobre esta práctica deshonesta. Véase la Tabla 5.
Tabla 5. UV Y UAEM
Copiar en un
examen (Porcentajes)
Concepto |
Nunca |
Entre 1 y 2 veces |
Entre 3 y 5 veces |
Suma |
UV |
79 |
19 |
2 |
100 |
UAEM |
74 |
26 |
0 |
100 |
promedio |
77 |
22 |
1 |
100 |
Fuente: Elaborado con bases de datos de la UV y
la UAEM
Otra pregunta fue relativa a la acción de
“dejar que otro(a) alumno(a) copie tu examen o prueba escrita”. Al respecto 53%
contestó que nunca permitió que algún compañero le copiara, 36% se dejó copiar
entre una y 2 veces y una menor proporción de estudiantes se dejó copiar un
número de veces mayor según se muestra en la Tabla 6.
Tabla 6. UV Y UAEM
Dejar que te
copien (Porcentajes)
Concepto |
Nunca |
Entre 1 y 2 veces |
3 entre 3 y 5 veces |
4 entre 6 y 10 veces |
5 más de 10 veces |
Suma |
UV |
53 |
35 |
9 |
0 |
4 |
100 |
UAEM |
54 |
38 |
3 |
3 |
3 |
100 |
promedio |
53 |
36 |
6 |
1 |
3 |
100 |
Fuente: Elaborado con bases de datos de la UV y
la UAEM
Con respecto de las Tablas 5 y 6, podemos ver
que una amplia proporción de estudiantes (47%) acepta que se dejó copiar y 33%
copió en el último curso antes de ingresar al posgrado, esto es, no solo se
presentan prácticas fraudulentas sino que además se es cómplice de ellas en
amplia escala; esto podría ser muestra de desvinculación moral; los resultados
podrían ser explicables por una cultura que favorece dicho fenómeno, conforme a
la revisión de la literatura realizada por Vaamonde y Omar (2008: 14).
El cuestionario pretendió indagar también
respecto de la frecuencia con que los estudiantes usan dispositivos
tecnológicos como móviles, tabletas o auriculares inalámbricos para copiar
durante un examen. El 97% de los estudiantes nunca uso esos dispositivos para
copiar, 2% los utilizaron entre una y dos veces y 1% los utilizaron entre tres
y cinco veces. Son similares las proporciones que se registran en las
universidades que son objeto de este estudio. Parecería no ser alta la
proporción, posiblemente porque los dispositivos no son baratos y por
dificultades de acceso a la web en los salones de clase.
Tabla 7. UV Y UAEM
Uso de
dispositivos tecnológicos para copiar (Porcentajes)
|
Nunca |
Entre 1 y 2 veces |
Entre 3 y 5 veces |
Suma |
UV |
96 |
2 |
2 |
100 |
UAEM |
97 |
3 |
0 |
100 |
Promedio |
97 |
2 |
1 |
100 |
Fuente: Elaborado con bases de datos de la UV y
la UAEM
Un dispositivo
más tradicional para copiar es el uso de acordeones[5],
sobre lo cual se indagó por medio del cuestionario. Si bien 80% de los
estudiantes afirmaron que nunca lo utilizaron en el último curso previo al
ingreso al posgrado, sí es considerable la proporción de estudiantes (20%) que
recurrieron a tal práctica. Los estudiantes de posgrado de la UAEM han sido más
propensos al uso de acordeones según se observa en la Tabla 8.
Tabla 8. UV Y UAEM
Uso de
acordeones para copiar (Porcentajes)
Nunca |
Entre 1 y 2 veces |
Entre 3 y 5 veces |
Entre 6 y 10 veces |
Suma |
|
UV |
82 |
11 |
4 |
4 |
100 |
UAEM |
77 |
18 |
5 |
0 |
100 |
promedio |
80 |
14 |
4 |
2 |
100 |
Fuente: Elaborado con bases de datos de la UV y
la UAEM
Aunque parecería poco frecuente que un
estudiante presentase un examen haciéndose pasar por otra persona, por el
riesgo que ello implica, la práctica existe. La Tabla 9 muestra que 96% de los
estudiantes no ha incurrido en la práctica referida y 4% de los encuestados
manifiesta que sí ha incurrido en ella. En la UAEM estos hechos deshonestos no
son infrecuentes, esto es, 8% de los estudiantes de posgrado presentaron algún
examen haciéndose pasar por otra persona.
Tabla 9. UV Y UAEM
Realizar un
examen por otra persona (Porcentajes)
|
Nunca |
Entre 1 y veces |
Suma |
UV |
98 |
2 |
100 |
UAEM |
92 |
8 |
100 |
promedio |
96 |
4 |
100 |
Fuente: Elaborado con bases de datos de la UV y
la UAEM
Como se puede apreciar en la Tabla 10, una
práctica aún más infrecuente consiste en obtener ilícitamente las preguntas de
un examen antes de presentarlo, debido a que para ello es probable la colusión
con algún profesor. El 99% de los estudiantes no ha incurrido en ello y 1% sí
lo ha hecho entre una y dos veces; tales casos se han presentado sólo en la
Universidad Veracruzana.
Tabla 10. UV Y UAEM
Obtener
ilícitamente un examen antes de hacerlo (Porcentajes)
|
Nunca |
Entre 1 y 2 veces |
Suma |
UV |
98 |
2 |
100 |
UAEM |
100 |
0 |
100 |
Promedio |
99 |
1 |
100 |
Fuente: Elaborado con bases de datos de la UV y
la UAEM
Como se mencionó, cierto tipo de prácticas
deshonestas que atentan contra la integridad académica se refieren a la
elaboración y presentación de trabajos académicos, al respecto el cuestionario
sobre integridad académica presentó 10 acciones vinculadas a las actuaciones o
situaciones que personalmente el alumno ha realizado. En este trabajo se
analizan las situaciones que se registran con mayor frecuencia.
La Tabla 11 muestra la frecuencia relativa con
que los alumnos han presentado trabajos elaborados por ellos mismos que ya
habían sido entregados en cursos anteriores. Se observa en la tabla mencionada
que 72% manifiesta no haber incurrido en esa práctica; no obstante 28% expresa
que sí lo hizo en diferentes ocasiones. En el caso de la UAEM la proporción de
prácticas indebidas es más elevada que el promedio.
Tabla 11. UV Y UAEM
Entregar el
mismo trabajo presentado en cursos anteriores (Porcentajes)
|
Nunca |
Entre 1 y 2 veces |
Entre 3 y 5 veces |
Más de 10 veces |
Suma |
UV |
74 |
21 |
4 |
2 |
100 |
UAEM |
69 |
31 |
0 |
0 |
100 |
promedio |
72 |
25 |
2 |
1 |
100 |
Fuente: Elaborado con bases de datos de la UV y
la UAEM
Se preguntó a los estudiantes acerca de “copiar
de páginas web, fragmentos de textos y - sin citar- pegarlos directamente en un documento en el
que hay una parte de texto escrita por ti mismo (a) y entregarlo como trabajo
de una asignatura”. En la Tabla 12 se observa que 63% nunca ha incurrido en esa
práctica, 28% la ha llevado a cabo entre 1 y 2 veces y 9% entre 3 y más de 10
veces. Si bien esta práctica podría ser explicable bajo la ley del menor
esfuerzo y la presencia de valores sociales predominantes a que refiere
Diez-Martínez (2014), es factible que se refuerce por la debilidad
institucional en el proceso de formación para la elaboración de trabajos
académicos (como se aprecia en la tabla 2), así como a la falta de supervisión
de los profesores.
Tabla 12. UV Y UAEM
Copiar páginas
Web sin citar (Porcentajes)
|
Nunca |
Entre 1 y 2 veces |
Entre 3 y 5 veces |
Entre 6 y 10 veces |
más de 10 veces |
Suma |
UV |
58 |
33 |
7 |
2 |
0 |
100 |
UAEM |
69 |
21 |
3 |
3 |
5 |
100 |
promedio |
63 |
28 |
5 |
2 |
2 |
100 |
Fuente: Elaborado con bases de datos de la UV y
la UAEM
Otra práctica indebida consiste en copiar
fragmentos de fuentes impresas (libros, enciclopedias, periódicos, artículos,
etc.) y usarlos (sin citar) para elaborar un trabajo académico. La respuesta
más frecuente es nunca 71%; en tanto que copiar sin citar se presenta en 29% de
los encuestados, según se puede ver en la Tabla 13.
Tabla 13. UV Y UAEM
Copiar
fragmentos de fuentes impresas (Porcentajes)
|
Nunca |
Entre 1 y 2 veces |
entre 3 y 5 veces |
más de 10 veces |
Suma |
UV |
63 |
26 |
11 |
0 |
100 |
UAEM |
82 |
15 |
0 |
3 |
100 |
promedio |
71 |
22 |
6 |
1 |
100 |
Fuente: Elaborado con bases de datos de la UV y
la UAEM
Copiar fragmentos de trabajos entregados en
años anteriores y usarlos como partes de un trabajo académico nuevo fue otro de
los cuestionamientos. Se muestra en la Tabla 14 que 58% de los estudiantes
nunca ha incurrido en esa práctica, no obstante, el porcentaje es más elevado
en la UAEM, 72%. Por su parte las prácticas deshonestas tienen una frecuencia
de 42%.
Tabla 14. UV Y UAEM
Copiar
fragmentos de textos entregados años anteriores (Porcentajes)
|
Nunca |
Entre 1 y 2 veces |
3 Entre 3 y 5 veces |
Más de 10 veces |
Suma |
UV |
49 |
46 |
4 |
2 |
100 |
UAEM |
72 |
28 |
0 |
0 |
100 |
promedio |
58 |
39 |
2 |
1 |
100 |
Fuente: Elaborado con bases de datos de la UV y
la UAEM
La frecuencia con que los alumnos incluyen
bibliografía no consultada en los trabajos académicos se muestra en la Tabla
15. Se aprecia que 74% de los estudiantes expresa que nunca ha incurrido en
dicha práctica y 26% lo han hecho en más de una ocasión. En la UAEM, se
presenta en menor medida la práctica mencionada.
Tabla 15. UV Y UAEM
Incluir
bibliografía no consultada (Porcentajes)
|
Nunca |
Entre 1 y 2 veces |
Entre 3 y 5 veces |
Suma |
UV |
68 |
30 |
2 |
100 |
UAEM |
82 |
18 |
0 |
100 |
promedio |
74 |
25 |
1 |
100 |
Fuente: Elaborado con bases de datos de la UV y
la UAEM
Otras prácticas, aunque poco frecuentes son
preocupantes, por ejemplo, en falsear información han incurrido 4% de los
estudiantes (todos de la UV); descargar trabajos completos de Internet y
entregarlo, sin cambios significa 1%.
En síntesis, si bien podemos encontrar
similitudes y tendencias entre ambos posgrados respecto a sus culturas puesto
que los indicadores muestran tanto prácticas, como sistemas de valores que
emanan de dichas prácticas de manera implícita, se puede observar que prácticas
y valores que determinan la cultura organizacional de los posgrados, reflejan
integridad académica o falta de ella. Se encontraron variantes, por lo que la
cultura organizacional que forma la integridad académica entre ambos posgrados
puede estar determinada por la formación de valores, así como por la diferencia
entre las acciones y prácticas deshonestas.
Conclusiones
La deshonestidad como falta de integridad
académica está vinculada a prácticas como el plagio intencional o no, el cual
puede tener varias causas, como la falta de conocimiento de las formas de
citar; copiar en exámenes, usar tecnologías de información y comunicación para
realizar fraudes, la presentación y suplantación de identidad en exámenes y
otras prácticas deshonestas.
Estas prácticas como se puede observar en los
resultados no son generalizadas ya que la mayor frecuencia de las respuestas
indica que los estudiantes mantienen posiciones de integridad en sus prácticas
y conductas. El fenómeno sí es preocupante por su presencia, posible
persistencia y factibilidad de que se extienda (en mayor o menor grado) en
ambas instituciones estudiadas, como en el caso de copiar o dejar ser copiado,
al igual que transcribir párrafos de textos sin señalar al autor ya sean
digitales o no, en trabajos académicos. Quizás el problema no sea reciente, sin
embargo, la literatura aborda cada vez más este tema como problema y en este
trabajo se logró dimensionar su magnitud en posgrados de calidad de dos
universidades mexicanas.
Se presentan algunos casos más frecuentemente
en una universidad que en otra, ocasionados por diferencias culturales y
organizacionales, este es, las culturas y sistemas de valores entre los
posgrados y las universidades analizadas producen algún efecto en las prácticas
deshonestas.
Si bien las prácticas académicas en ciertos
contextos organizacionales pueden llegar a reforzar eventos como el fraude académico
a partir de valores como la competencia, el individualismo, la ganancia, y la
necesidad de obtener resultados en la menor cantidad de tiempo; son valores
construidos socialmente y pueden reproducir este problema a nivel individual,
institucional y social.
El estudio y el análisis de estas conductas
también pueden dar la pauta para un efecto contrario, es decir, promover
prácticas educativas éticas a partir de la construcción de valores diferentes a
los imperantes e institucionalizarlos, lo cual debe ser un producto de la
relación social y reflexión en los posgrados entre todos los actores:
autoridades, profesores y estudiantes.
En consecuencia, institucionalmente podemos
encontrar dos elementos que nos pueden determinar la relación entre las prácticas
honestas y su relación institucional; primero en el plano normativo se deberían
crear normas específicas, que sostuvieran estos valores sociales y que se les
diera un significado que la comunidad considerara como legítimo, en tanto que
estudiantes, profesores y autoridades consideraran como importantes en las
prácticas académicas. En segundo lugar, en el plano subjetivo donde los valores
sociales se sedimentan de una generación a otra a partir de las figuras de
autoridad, lo que implica que los profesores actúen de manera ética para que
con su ejemplo induzcan a los estudiantes a comportarse de igual manera a
partir de esta relación simbólica. Vale la pena señalar que la cultura
organizacional parte del estilo de liderazgo que existe dentro de una organización,
el estudiante hace lo que ve, por sobre otras formas de enseñanza.
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[1] Programa de Desarrollo del Profesorado adscrito a la Secretaria de Educación Pública de México
[2] Que desarrollan investigadores (as) de universidades mexicanas y españolas en la Red de investigadores para el Estudio de la Integridad y Calidad Académica (RIEICA).
[3] “El alumnado ha utilizado variedad de explicaciones, éticas y morales para justificar el plagio de internet.” (Del Águila, 2012: 41).
[4] La Red de Investigadores para el Estudio de la Integridad y Calidad Educativa (RIEICA), está formada por 54 investigadores de 13 universidades: 7 mexicanas y 6 españolas.
[5] Un acordeón es una hoja con apuntes doblada en forma de acordeón, para sacarlo en un examen.
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