Año 4 N° 7 / Enero – junio 2018.
88 - 97
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ISSN 2477-9342 |
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ENSAYO
La Gerencia
Educativa Practicada desde el Dialogo. Garante de un Clima Organizacional
Armónico y Equilibrado
Educational Management Practiced from Dialogue as
the Guarantee of a Balanced and Harmonious Organizational Environment
María Joannar Mendoza Narváez
joannar.mendoza88@gmail.com
Liceo Bolivariano Boca de Pozo
Recibido 28 de abril de 2017 / aprobado 19 de septiembre de 2017
Palabras
clave Dialogo, clima organizacional, gerencia |
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Resumen En la actualidad, la gerencia en cualquiera
de sus ámbitos ha tomado inclinación por una gestión humanizante,
participativa e integradora, reconociéndose
el valor que tiene cada uno de los involucrados en la misma, no como
elementos de productividad sino como aquellos que contribuyen al logro de las
metas propuestas. La gerencia educativa no escapa de esta realidad a tal
punto que se concentran esfuerzos en tratar de constituir una dinámica
escolar en donde sus actores interactúen en convivencia y armonía, pues esa
es la clave para lograr mantener un clima organizacional lo más armónico y
equilibrado posible. Se plantea entonces la herramienta del dialogo como el
mecanismo idóneo para alcanzar el mayor bienestar escolar posible, pues es
bien sabido el alcance de lenguaje como la herramienta inherente al ser
humano capaz de permitir la convivencia y la interrelación entre el
colectivo. |
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Keywords Dialogue, environment organizational, management. |
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Abstract Currently, management in any of its areas has taken inclination by
humanizing, participative management and integration, recognizing the value
that each one of those involved in it, not as elements of productivity but as
those who contribute to the achievement of the goals. Educational Management
does not escape from this reality to such point that it concentrates its
efforts on trying to constitute a dynamic school, where its actors live in
coexistence and harmony, because that is the key to keep the most balanced
and harmonic organizational environment possible. Tools arise from the
dialogue as the appropriate mechanisms for achieving the greatest wellbeing
possible for the School. The scope of language is used as the tool that is
inherent to the human being, who is capable of allowing the co-existence and
interrelatedness, as it is well known amongst people |
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Introducción
Uno de los rasgos que caracteriza a los seres
humanos es la capacidad reflexiva del lenguaje, no visto como el simple acto de
hablar y emitir juicios sino como el producto de la interacción social; de la
colectividad. Desde tiempos inmemorables el lenguaje representa una
característica inherente a todo individuo pues permite no sólo darle sentido a
las experiencias propias, sino que también conduce a actuar de tal manera que
las acciones empleadas transformen la
dinámica social en la cual está inmerso, no en vano Echeverría (2003), señala
que el lenguaje nace de la interacción social entre los seres humanos. En
consecuencia, el lenguaje es un fenómeno social.
Visto desde esta perspectiva, es conocido el
lenguaje como un factor generativo de
las sociedades involucrando la relación existente entre individuos con el
propósito de atender inquietudes comunes lo cual lleva consigo la necesidad de
confluir entre todos, de tal manera que sea alcanzado el bien común o en su
defecto mantener el equilibrio y la armonía entre el colectivo.
Sin embargo, para que los factores descritos
anteriormente sean alcanzados, es imperante
dar paso a un proceso que permita comprender la esencia del ser humano
dentro de la dinámica social y reconocer
a los otros como legítimos con el fin de crear una sociedad en conjunto; es
decir un proceso educativo, dicho por Maturana
(1996), educar es convivir, y por tanto acceder a convivir es un espacio de
aceptación recíproca en el que se transforma el emocionar y el actuar de los
que conviven según las conversaciones que constituyen ese convivir.
Desde esta premisa, es conocido que es
educándose que el individuo y su colectivo tienen la capacidad de convivir,
pues es mediante este proceso que los mismos logran mejorar los conocimientos y
las habilidades requeridas para responder a las necesidades presentes en el medio en el cual habitan, haciéndose
partícipes en el desarrollo sociocultural del mismo.
Ahora bien, una de las habilidades
imprescindibles de todo ser humano para lograr el mayor equilibrio y armonía en
el convivir es la capacidad de comunicarse, ese que se da en el
entrecruzamiento del lenguaje y el conversar, pero de una forma tal que se
produzca una conexión entre los involucrados; una conexión que involucre
pensamientos y reflexiones verdaderas, Maturana (1996), atribuye que somos lo
que somos en el conversar, pero en la reflexión podemos cambiar nuestro
conversar y nuestro ser, y esto es posible debido a que al reflexionar se logra
reconocer a los otros como semejantes, estableciendo posturas consensuadas
producto de la interacción social. Todo lo anterior señalado, se resume en la
necesidad de dialogar.
En este orden de ideas, el dialogo es
reconocido como un fenómeno necesario en los seres humanos para el logro de la
convivencia ya que demanda no sólo la comprensión del tema a tratar sino
también de aquel con quien se conversa, y es este factor el activador
indispensable en la dinámica social sea cual sea el sistema en el cual este
inmerso el individuo, pues tal como menciona Morín (1999), la comunicación no
conlleva a la comprensión. Este fenómeno implica algo más que sólo conversar,
demanda un esfuerzo de los involucrados por tratar de comprender lo hablado, se
requiere entonces no sólo articular palabras sino también un factor más
importante que es el escuchar, y es esa interacción la que a futuro producirá
que la sociedad conviva de forma armoniosa y en beneficio de todas las partes,
es decir trabajando en pro de alcanzar el bien común.
En consecuencia, se puede inferir que el
diálogo parte del encuentro de inquietudes individuales y colectivas que son
sometidas a interpretaciones colaborativas con el propósito de crear identidad
social, aun cuando cada individuo sea un ser en el mismo, es esa misma cualidad
la que permitirá darle profundidad a las interpretaciones a fin de que en
consenso logren establecer pautas que generen sentido y pertinencia.
A pesar de que los individuos tienen intereses
comunes y que es eso lo que propicia la interrelación y posteriormente la
convivencia, resalta el hecho de que la reciprocidad del dialogo es la raíz
principal de la armonía y el equilibrio, por lo cual el mismo debe ser continuo
y oportuno aun cuando existan diferencias de visiones y opiniones, a propósito
de ello Arendt (2009), señala que
En un mundo común la realidad no está garantizada por la naturaleza
común de todos los hombres que la constituyen, sino más bien por el hecho de
que a pesar de las diferencias de posición y la resultante variedad de
perspectivas, todos están interesados por el mismo objeto (p.66)
El dialogo nace entonces como un mecanismo más
que biológico, social pues es mediante el mismo que los individuos logran
constituirse, convivir y alcanzar el bien común colectivamente. En segunda
instancia, el dialogo tiende a representar un mecanismo que genera reflexión
colectiva e individual y que promueve la intensión de permitir el logro del
mayor estado de equilibrio y armonía posible.
El simple acto de dialogar permite obtener
experiencias enriquecedoras no sólo al emisor sino a todos los que están
involucrados en el proceso. Se entiende entonces que mediante el dialogo los
individuos logran entenderse, en ausencia de este simplemente no existiría la
condición humana. Es mediante el acto de dialogar que los individuos logran
interrelacionarse y convivir, pues lo apremiante es que los dialogantes
ingresan a un pensamiento que trasciende desde la individualidad hacia el
pensamiento conjunto.
En
síntesis, los preceptos mencionados concuerdan en primera instancia en que el
proceso de dialogar es imprescindible en la dinámica social, pues dos o más
individuos se logran interrelacionar con el propósito final de tratar de
establecer relaciones conjuntas en pro de comprenderse y alcanzar consensos que
giran en torno al beneficio propio y del colectivo.
El
diálogo en el sistema educativo y la gerencia escolar
Ahora bien, al
establecer una comparación entre el discernimiento expresado anteriormente y el
sistema educativo, podría decirse que el segundo representa en sí mismo un
sistema social; de hecho, es uno de los pilares fundamentales de las
sociedades. En el mismo convergen una serie de individuos con un conjunto de
características comunes y de interés para todos, siendo esas inquietudes comunes
las que propician la interrelación y convivencia entre todos los que conforman
colectivo: docentes, estudiantes, directores, ambientalistas, representantes y
todos los que hacen vida en el sistema o en su defecto en las instituciones.
Dentro de la
dinámica educativa es común la figura de los gerentes educacionales, quienes
representan de alguna u otra forma a la institución así como al personal en
distintas actividades; es decir, son quienes dan la cara ante el mundo por la
institución, pero también son quienes reciben los lineamientos y pautas
emanadas por los entes superiores y tienen el deber de transmitirlos al
colectivo; fungen como mediadores entre
los agentes externos y las personas que hacen vida en la institución,
pero lo que básicamente comprende la función principal del gerente educacional
es promover entre el colectivo la necesidad de mantener un nivel de equilibrio
y armonía tal que permita e incentive a trabajar por el bien común,
fortaleciendo aspectos como la motivación y la identidad entre los individuos a
su alrededor.
Es común el
reconocimiento de la labor de los directivos institucionales como aquellos que
dirigen y coordinan de forma taxativa los aspectos tanto pedagógicos como
administrativos de la institución. Desde esta visión difícilmente los procesos
de diálogo pueden ser fructíferos y enriquecedores.
En la
actualidad, es importante que desde las instituciones sean enfocados los roles
de cada uno de los individuos como un todo; holísticamente, pues precede la
existencia intrínseca de educar, es decir, aun cuando existan discrepancias, el
propósito principal es brindar una educación de calidad. En tal sentido, es
necesario fomentar el papel de líder que cada uno de los miembros de la
comunidad escolar posee y el liderazgo que en colectivo pueden generar mediante
un proceso cooperativo y comunicativo, de tal manera que la información y el
discurso trascienda desde el mero hablar al dialogo. En relación con este tema,
se pueden señalar las palabras de Arendt (2009):
El bien común, sólo reconoce que los individuos particulares tienen
intereses en común tanto materiales como
espirituales y que sólo pueden conservar su intimidad y atender sus negocios si
uno de ellos toma sobre si la tarea de cuidar el interés común (p.46).
Es necesario
entonces que el medio educativo sea un lugar de encuentro, de compartir saberes
y de generación de nuevas formas de entender y abordar la realidad, para tal
fin es importante mantener un proceso de dialogo con una visión humana, empática y sinérgica principalmente
porque permite promover transformaciones que giran en beneficio del entorno
educativo y de la sociedad al adoptar elementos como la alteridad y la ipseidad
al contexto educativo.
En este orden
de ideas, el sistema educativo Venezolano, y particularmente el estado docente
está enmarcado según la Ley Orgánica de Educación (2009) en los principios de
“integridad, cooperación, solidaridad, concurrencia y corresponsabilidad”
(p.3), pero para que se logre dar cumplimiento a los mismos es necesario que
los actores convivan, se comprometan con la labor que desempeñan y comprendan
la importancia tanto de las funciones que desempeñan como lo necesario que
resulta para un medio como el educativo la coexistencia, cooperación y la
corresponsabilidad para el fomento de una dinámica escolar basada en la
cordialidad y el consenso, por ello es fundamental aprender a construir
organizaciones que no sólo se mantengan unidas por reglas y procedimientos sino
también por las fuerzas de interacción e identificación individual y grupal de
los individuos, pues Briceño (2009),señala que “los docentes continúan siendo
tratados como una pieza dentro de una
gran máquina, obedientes y robotizados de las directrices de las cúpulas organizativas”
(p.99), acota además que
Es necesario abrir un paréntesis para el dialogo y la discusión a fin e
globalizar las relaciones en el interior del sistema educativo, para el
convivir, que tengan por norte la promoción y desarrollo de las capacidades
humana, empleando la participación como fuente primaria de decisiones,
comunicación, motivación y liderazgo en pro del bien para todo el colectivo
(p.115).
Sin embargo,
el cuidado del bien común a nivel educativo está siendo afectado por la forma
en la que hoy por hoy los individuos pertenecientes a ese medio se comunican,
aunado a una serie de elementos que interfieren en el proceso los cuales
abarrotan y desdibujan las situaciones cotidianas presentes en el medio, lo que
conlleva a un desequilibrio en el clima organizacional escolar. Cabe destacar
que es este factor uno de los elementos fundamentales del quehacer laboral,
principalmente porque es producto del grado de identidad y compromiso que
poseen los miembros del colectivo, así como también de la interrelación y el
dialogo que entre estos se den, por lo cual al hablar de clima organizacional
se hace mención al estado de equilibrio y armonía en la dinámica
organizacional.
Por lo
referido anteriormente, tal afectación representa un quiebre en el desarrollo
de la dinámica institucional pues esa interrelación y convivencia que debe
imperar no se evidencia por el tipo de dialogo que se practica entre el
colectivo, lo cual no sólo tiene alcance a nivel escolar, sino que trasciende
hacia la sociedad, por la misma naturaleza de la organización mencionada,
teniendo como principal debilidad el hecho de que las conversaciones y el intercambio entre
colegas es poco frecuente, lo cual produce que exista dificultad para convivir
armoniosamente, pues los seres humanos no puede vivir al margen de la compañía de
sus semejantes. A propósito de lo mencionado, Freire (1995), expresa que:
El dialogo es una exigencia existencial ,y siendo el encuentro que
solidariza la reflexión y la acción de sus sujetos encauzados hacia el mundo
que debe ser transformado y humanizado no puede reducirse a un mero acto de
depositar de un sujeto a otro, ni convertirse tampoco en un simple cambio de
ideas consumadas por sus
permutantes.(p.73).
En este
sentido, la gestión practicada en las en instituciones educativas debe estar dirigida
a promover un estado óptimo de convivencia, en donde el diálogo cumpla la
misión de acoplar e integrar a todos las personas que conforman el colectivo
institucional; recordando que todos son pieza fundamental para el alcance de la
calidad educativa, no sólo para el logro de las metas propuestas sino además
para fortalecer los lazos de compañerismo, compromiso, cooperación e identidad
en los mismos, principalmente porque es sabido que deben manejarse situaciones
que van desde lo mero administrativo hasta lo pedagógico, siendo este último el
sentido de ser de toda organización educativa. No obstante es evidente la
complejidad de esta labor, dadas las implicaciones personales e ideológicas que
conlleva el trabajar en y para el grupo, pues no es menos cierto que la tarea
educativa es una labor de equipo.
Sin embargo,
el trabajo en equipo requiere de la disposición de los involucrados para entre
ellos, escucharse, entenderse y llegar a consensos, más aun en una organización
educativa en la cual los procesos giran en torno a las interrelaciones efectivas que se dan entre el
colectivo escolar, las cuales sólo se logran mediante la acción de dialogar. En
tal sentido, la calidad del dialogo, dependerá de la forma en la que fluyen las
informaciones y en la manera en la que los involucrados asumen la realidad de
las situaciones presentes en la comunidad educativa, siendo imperante
transformar la acción meramente comunicativa hacia una que involucre elementos
como la alteridad; desde su visión entendimiento mutuo, hasta la ipseidad en
donde tal comprensión produzca en los involucrados la necesidad de asumir la
postura del semejante y actuar en pro de su ideal sin dejar de lado los
propios. Es decir, un dialogo que trascienda de sólo hablar y escuchar; hacia
un proceso en el que intervengan los elementos mencionados unidos a la
comprensión y reflexión.
En
consecuencia, todas y cada una de las personas son partícipes y responsables
del desarrollo institucional desde las funciones particulares que ejecuten,
siendo individualmente líderes del proceso educativo en el que están inmersos,
pero al sumar esfuerzos lograr alcanzar el liderazgo en la organización, pues
el liderar no es tarea de unos pocos, sino por el contrario una acción
distribuida en la que cada elemento funge como un líder con el propósito de
incrementar la conciencia participativa y responsable de los miembros y esto a
su vez sumar más líderes que contribuyan al logro del bien común. Pero todo
ello es producto en parte, de la calidad con la que los miembros se
interrelacionen, dialoguen y lleguen a consensos, lo cual a su vez se
proyectará en el ambiente presente en la institución, pues es pertinente acotar
que el clima organizacional está ligado en principio al entorno en el cual se
desarrollan las actividades laborales, sin embargo analizado en profundidad
representa una característica inherente en toda dinámica laboral, ya que no
sólo el desarrollo eficiente y efectivo de la organización dependerá de los
factores presentes, sino también de la percepción, el agrado, la motivación y
la identidad que los empleados tengan de esos factores y de la organización en
general.
Conclusión
Se infiere entonces que dentro del ámbito
educativo es entendido que aspectos como la comunicación y el diálogo son
inherentes durante el desarrollo de las actividades propias del medio en
cuestión. Sin embargo, en la educación de hoy, en la que se hace imperante la
necesidad de detenerse y reflexionar en torno a situaciones que ameritan
reflexión, acuerdos, empatía y alteridad entre las personas que constituyen e
interactúan en el medio en cuestión, es fundamental establecer procesos de construcción
del dialogo que favorezcan la convivencia y el logro de las metas
institucionales, pues es desde la práctica del diálogo que logramos comprendernos,
este va más allá de la transmisión de informaciones, debido a que requiere de
forma irremplazable de la disposición de los dialogantes para interpelarse,
discernir y llegar a consensos que vayan en pro de un bien común. Y es en este
punto, es donde el papel de la educación cobra valor ya que es este medio el
que potencia, si se quiere, la formación de ciudadanos dispuestos a convivir,
en consecuencia, es importante que las
instituciones practiquen y sean ejemplo de ello.
Por su parte,
en las instituciones educativas la convivencia es un elemento que como en
cualquier organización, es requisito indispensable para el fortalecimiento de
un clima organizacional armónico. Son los integrantes de tal sistema: docentes,
estudiantes, directores y demás personas, las que con sus interacciones y
coexistencia conforman un ambiente laboral afable y equilibrado, tomando en
consideración el rol que cada uno cumple desde sus funciones y la empatía,
sinergia, compromiso y responsabilidad que estos deben mantener como equipo de
trabajo.
Pero aún más importante, entendiéndose que cada
individuo es “dueño de su verdad” y como tal debe ser tratado y respetado. Por
ello, lo realmente apremiante es que las partes se acoplen desde sus visiones
para producir una idea en la que sean partícipes y a la vez sientan
satisfacción por el consenso acordado. De ahí la trascendencia del diálogo como
precursor de la convivencia.
Por ello, el proceso de comunicación ligado al
dialogo, es una dupla necesaria e indispensable en cualquier ámbito o sistema.
Cuando se conjugan permiten alcanzar niveles que en términos organizacionales
serían de eficiencia y efectividad, pero en esencia lo que ambos dan paso es a
un nivel en el que los involucrados se compenetren y trabajen en conjunto; aun
con sus diferencias, para tratar de alcanzar los objetivos propuestos. Entonces
al comunicarse y dialogar se da paso a un proceso de interacción y convivencia
colectiva, lo que a su vez permitirá la
conformación de un armónico clima
organizacional.
En este sentido, la gerencia educacional debe
visualizarse como un proceso holístico en el que todos los partícipes deben
procurar trabajar en conjunto para satisfacer los requerimientos
institucionales, es decir deben tomar aptitudes sistémicas que promuevan la
sinergia en el quehacer institucional. Los gerentes actuales deben fungir como
mediadores y propulsores del trabajo colectivo, pero siempre reconociendo el
valor que tiene cada uno de los involucrados, quienes a fin de cuentas ejecutan
la labor y son brazo fuerte de la gestión que se implemente. Para producir este
proceso es importante reconocer el papel que cumple el dialogo en el colectivo,
pues al realizarse efectivamente se garantizará un ambiente laboral armónico y
equilibrado.
Es imperante adoptar técnicas que permitan
fomentar un clima laboral acorde y ameno, en el cual todos los involucrados
convivan de tal forma que se produzcan interrelaciones armónicas y que permitan
el trabajo mancomunado, cooperativo, eficiente y efectivo. A nivel escolar deben
emplearse técnicas que den paso a un cambio en la visión que se tiene de la
gerencia, en la cual los gerentes educacionales son vistos como el único
responsable de los procesos educativo, por uno en el que sea tomada y entendida
como el mecanismo que permitirá que el colectivo confluya por el logro del bien
común y el bienestar institucional.
Y finalmente comprender que la convivencia
armónica y todo lo que ella implica parte del asumir que aun cuando los seres
humanos en su individualidad, tengan ideas u opiniones diferentes, siempre para
coexistir en colectividad es necesario llegar a consensos equilibrados y esto
se logra fundamentalmente cuanto el colectivo dialoga. En el ámbito escolar el
reconocimiento es aún mayor, pues los individuos involucrados: docentes,
directivos, administrativos, obreros, padres, representantes, entre otros, son
en sí mismos los responsables de la calidad de los procesos que se producen, y
en consecuencia de la calidad del producto emanado, en este caso, los
estudiantes. Todo ello deriva de la capacidad que posean los mismos para tratar
en la medida de lo posible de comprenderse, entenderse, respetarse y trabajar
por el bien común, aspectos que son producto de un proceso de diálogo profundo,
comprometido y real.
Referencias
Arendt, H. (2009). La Condición Humana. Editorial Paidos. Buenos Aires.
Briceño, G. (2009). El Extraordinario Simón Rodríguez. Editorial Metrópolis. Caracas.
Echeverría, R. (2003). Ontología del Lenguaje. Editorial J.C. Sáez. Chile
Freire, P. (1995). Pedagogía del Oprimido. España: Siglo XXI.
Ley Orgánica de Educación (2009).
Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela, Septiembre, 2009.
Maturana, H. (1996). El Sentido de lo Humano. Santiago de Chile. Chile.
Editorial Dolmen.
Morín, E. (1999). Los Siete Saberes Necesarios para la Educación del Futuro. Unesco.
Francia.
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