Año 4 N° 7 / Enero – junio 2018.
6 - 23
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ISSN 2477-9342 |
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INVESTIGACIÓN ARBITRADA
Principales Rasgos
de un Buen Profesor Universitario en Opinión de Académicos de Posgrado
Principal Features of a Good University Professor
in the Opinion of Graduate Academics
Araceli Noemí Barragán Solís1,
Milagros Figueroa Campos2 y Ana Hirsch
Adler3
anaha007@yahoo.com.mx
1 Facultad de Estudios Superiores Aragón -
Universidad Nacional Autónoma de México 2 Universidad Nacional Autónoma de
México – Facultad de Psicología 3 Universidad Nacional Autónoma de México – Instituto
de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación
Recibido 04 de julio de 2017 / aprobado 17 de agosto de 2017
Palabras
clave Profesores, Excelencia, Programas de
Posgrado, Universidad Nacional Autónoma de México |
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Resumen El Estudio sobre la excelencia del
profesorado del posgrado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)
tiene como objetivo general: Conocer los indicadores que los profesores de
posgrado consideran que son los más relevantes de la excelencia del
profesorado. Uno de los objetivos particulares consiste en: Conocer los
principales rasgos que los profesores de posgrado de la UNAM atribuyen a ser
un buen profesor universitario, por lo que dicho objetivo se convirtió en una
pregunta abierta. Se aplicó, junto con una escala de actitudes y otras
preguntas abiertas, a una muestra aleatoria simple de 399 académicos de los 41
posgrados. Los resultados se clasificaron en cinco categorías y 113
subcategorías. De estas últimas destacan: conocimiento, actualización,
preparación, responsabilidad, compromiso, respeto, capacidad emocional,
identificación con la profesión, pedagogía y didáctica, planeación,
comunicación y colaboración. El artículo presenta: elementos teóricos sobre
la excelencia del profesorado, descripción de la muestra y resultados de la
pregunta abierta. |
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Keywords Professors, Excellence, Graduate programs, National Autonomous
University of Mexico |
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Abstract The Study about the excellence of graduate professors from the
National Autonomous University of Mexico (UNAM) has the general purpose: To
know the indicators that the graduate professors consider being the most
relevant about teaching excellence. One of the particular objectives is to
get to know the principal features about being a good university professor
and that is why we asked that in an open question. We applied it with an
attitude scale and other open questions to a stratified sample of 399
academics from the 41 graduate programs. The results were classified in five
categories and 113 sub-categories. The more frequent were: knowledge,
continuous formation, preparation, responsibility, commitment, respect,
emotional capacity, professional identification, pedagogy and didactics,
planning, communication and collaboration. The article presents: theoretical
elements, description of the sample and results from the open question. |
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Introducción
Se presentan
los resultados obtenidos con base en la pregunta abierta: Indique usted ¿cuáles
son los cinco principales rasgos de “ser un buen profesor universitario”? que
forma parte del cuestionario – escala del Estudio sobre la excelencia del
profesorado del posgrado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)[1]
. El objetivo general es conocer los indicadores que los profesores de posgrado
de la UNAM consideran que son los más relevantes de la excelencia del
profesorado.
Las
principales actividades de la investigación, desde el 2015 a la fecha, son:
a)
Construcción de un estado de conocimiento sobre el tema a partir de la búsqueda
y revisión de artículos en revistas arbitradas e indizadas, principalmente de
México y de España y de libros especializados.
b)
Localización de instrumentos que se han empleado en investigaciones que se
refieren a la excelencia del profesorado universitario.
c)
Elección del cuestionario: “Indicadores de excelencia docente en la Universidad
de Granada”, de Fernández-Cruz & Romero (2010) y aprobación de los autores
para ser empleado en la UNAM.
d)
Diseño y aplicación de un cuestionario de preguntas abiertas para el estudio
exploratorio a 159 estudiantes de licenciatura y posgrado y 36 profesores de
posgrado de la UNAM[2] en
2015.
e)
Aplicación del cuestionario de Fernández–Cruz & Romero (2010) a una muestra
piloto de 85 académicos de posgrado de la UNAM[3],
al que se agregaron cuatro preguntas abiertas[4]
f)
Solicitud a la Dirección General de Evaluación Institucional de la UNAM de la
base de datos de los profesores e investigadores que impartieron clases en los
posgrados (2014-2015), con el fin de construir una muestra aleatoria simple.
g)
Aplicación del instrumento de la Universidad de Granada y de cuatro preguntas
abiertas, en la plataforma Google Forms, a 399
académicos de la UNAM, del 29 de febrero al 29 de julio de 2016.
h) Elaboración de una primera guía de
entrevista en 2017, que se aplicó a trece académicos de posgrado de la UNAM,
que fueron señalados varias veces como excelentes por los encuestados, al
contestar la pregunta abierta: Mencione el nombre de hasta tres profesores de
posgrado de la UNAM que usted considere como excelentes.
Elementos
centrales del marco teórico
La problemática respecto a la excelencia del profesorado
es objeto de interés para una gran
cantidad de investigadores de diferentes países.
En Estados Unidos, por ejemplo, Ken Bain (2007[5])
considerado un pionero en este tipo de estudios - con base en la observación y
estudio de las prácticas, así como del pensamiento de los profesores
considerados como “extraordinarios”, concluyó que se caracterizan por haber
conseguido un gran éxito al ayudar a sus estudiantes “a aprender, consiguiendo
influir positiva, sustancial y sostenidamente en sus formas de pensar, actuar y
sentir” (Bain, 2007:15).
Las principales estrategias que emplearon el
autor y su equipo de investigación para obtener y analizar los datos de la
investigación fueron: conversaciones, entrevistas con profesores y estudiantes;
grupos de discusión; materiales documentales (como programas, notas y tareas de
clase); observación y grabaciones de clases y asistencia a cursos completos. El
estudio planteó las siguientes preguntas generales: ¿Qué saben y entienden los
mejores profesores? ¿Cómo preparan su docencia? ¿Qué esperan de sus
estudiantes? ¿Qué hacen cuando enseñan? ¿Cómo tratan a los estudiantes? y ¿Cómo
comprueban su progreso y evalúan sus resultados?
Entre lo encontrado, un elemento común en todos
los profesores seleccionados, fue su compromiso con la comunidad académica, al
trabajar con otros colegas e intercambiar sus estrategias sobre la mejor forma
de educar al alumnado.
Años después, Bain
(2014) publicó un segundo libro sobre el tema[6].
En esa obra refuerza los resultados alcanzados en el primer libro, con base en
entrevistas a alumnos exitosos que cursaron materias con profesores excelentes.
“Lo que hicieron aquellos que fueron los mejores estudiantes fue cursar una
asignatura extraordinaria, frecuentemente muy alejada de su área de estudio
principal, y utilizar las experiencias obtenidas en esas clases para cambiar
sus vidas” (Bain, 2014:19).
Para otros investigadores del tema, como Villa
(2008), la excelencia en la enseñanza tiene su base en la integración de un
conjunto de acciones que ayudan a hacer de la docencia una tarea efectiva,
sustentada en la revisión previa de literatura y en la selección y aplicación
adecuada de la nueva información a los procesos de enseñanza y aprendizaje.
También se indica la relevancia de la observación sistemática de los efectos de
la docencia sobre el aprendizaje y el análisis global de los resultados
obtenidos en el proceso.
Al respecto, Bolívar & Caballero (2008),
distinguen entre “excelencia en la enseñanza” y “excelencia visible en la
enseñanza”, como dos términos que, aun perteneciendo a una misma realidad
académica, requieren procesos diferentes de evaluación. Desde esa perspectiva,
los autores diferencian dos tipos de excelencia: por un lado, aquella
sustentada en estrategias “en el buen hacer”, que tiene un carácter privado,
exclusivo del profesor y de los alumnos que comparten una misma aula; y por
otro, como una forma de investigación, cuyos hallazgos deben ser objeto
público, para ser utilizado por el resto de la comunidad universitaria.
Algunos elementos centrales de la excelencia
académica: dimensiones y rasgos
Las investigaciones sobre la excelencia del
profesorado comparten el interés por conocer sus indicadores (Fernández- Cruz
& Romero, 2010); dimensiones y rasgos (Navia & Hirsch,
2015) y competencias (Torra, et al., 2012). El interés radica en el propósito
de mejorar los programas de formación del profesorado y proporcionar una
orientación hacia el aprendizaje de las buenas prácticas docentes.
Con respecto a los rasgos que se consideran de
excelencia, Bain (2007) propone que todos conozcan
perfectamente su materia y estén actualizados; consideren la docencia y la
investigación como igualmente importantes; favorezcan ambientes de aprendizaje
desafiantes y atractivos para los estudiantes; tengan confianza en ellos y en
su deseo y capacidad de aprender y posean altas expectativas y exigencias en el
progreso de los alumnos y de ellos mismos como docentes.
Para Escámez (2013),
con base en Bain (2007) los profesores de excelencia
son aquellos que lograron un extraordinario éxito en la formación de
estudiantes, que consiguieron niveles de aprendizaje excepcionales y que
tuvieron influencia positiva en ellos; de manera sustancial y sostenida en su
forma de pensar, sentir y actuar, a lo largo del tiempo, lo cual pudo ser
comprobado a partir de ellos mismos, sus pares y sus estudiantes.
Un tema de gran debate en torno a la excelencia
del profesorado universitario, se refiere a cuál de las tres funciones
sustantivas: docencia, investigación y gestión requiere de la inversión de
mayor tiempo. Villa (2008) refiere ciertas conclusiones, una de ellas es que la
misma dedicación que se da a la docencia debe ser para las tareas de
investigación, la actualización en su disciplina y la difusión de los resultados
de la investigación sobre su docencia.
Otro elemento
importante, se refiere al pensamiento docente, así como las buenas prácticas de
los profesores de excelencia en el aula (Bain, 2007; Zabalza, 2007) quiénes, desde su propio contexto, hacen
preguntas similares acerca de ¿Qué es aprender y qué es enseñar para estos
profesores? ¿Cuáles son las condiciones necesarias para trasladar esas
concepciones con sus estudiantes en el aula? ¿Cuáles son sus teorías sobre el
proceso de aprender en la universidad? Los resultados indican que la concepción
sobre el aprendizaje involucra condiciones que permiten entender los desafíos
que presentan los estudiantes e ir apoyándolos, siempre orientados a que
encuentren sus propias respuestas, con base en argumentos que las apoyen y que
generen aún más interrogantes. Es importante enfatizar que Bain
(2007) destacó que los mejores estudiantes comprendieron la manera en que cada
uno de ellos construía su propio conocimiento.
En México, Navia & Hirsch
(2015) realizaron una investigación para conocer las dimensiones y los rasgos
que los profesores normalistas de México y Bolivia atribuyeron a la excelencia
académica. Lo encontrado muestra que son seis las dimensiones que los
caracterizan: ética, cognitiva, técnica, afectiva, social y de identidad.
Para la primera, se definieron cuatro rasgos:
valores específicos y generales, ideas para juzgar y actuar, valores vinculados
a la sociedad y ética profesional. En la cognitiva hay cinco: ser crítico y
analítico, actualización, conocimiento, creatividad e investigación. A la
técnica, le corresponden rasgos pedagógico-didácticos, de gestión y
competencias didácticas; a la afectiva rasgos de capacidad emocional, a la
social: ser trabajador, cooperación y comunicación y finalmente en la de
identidad, se encontraron: pasión por el trabajo, autenticidad y compromiso
personal y profesional.
Competencias del profesor excelente
La definición de competencia implica una gran
diversidad de conceptos y definiciones, derivadas de las posiciones teóricas de
sus autores. Por ejemplo, el Proyecto Tunning (2002)
las clasifica en generales, cuando son comunes y transferibles a todos los
profesionales, y específicas, cuando identifican y dan consistencia a un perfil
profesional en particular.
También se incluyen las definiciones propias de
las competencias docentes (Aylett & Gregory,
1997; Perrenoud, 2005; Zabalza,
2007; Torra, et al., 2012) donde se
establecen características, condiciones y dimensiones.
Zabalza (2007), por ejemplo, propone diez competencias
didácticas para un proyecto de formación de docentes universitarios, entre las
que destacan: planificar el proceso de enseñanza-aprendizaje, ofrecer
información y explicaciones comprensibles y bien organizadas, manejo de nuevas
tecnologías, diseñar la metodología y organizar las actividades de enseñanza
aprendizaje, llevar a cabo tutorías, evaluar, reflexionar e investigar sobre la
enseñanza, identificarse con la institución y trabajar en equipo.
También se han
definido perfiles de las competencias que caracterizan a los docentes de
excelencia, entre las que, por lo general, se encuentran las siguientes:
interpersonales, metodológicas, comunicativas, de planificación y gestión de la
docencia, trabajo en equipo e innovación.
Uno de los estudios más amplios sobre los
profesores de excelencia, que también han abordado el tema desde la perspectiva
de las competencias, es el de Torra, et al., (2012) quienes de entre diferentes
autores y aproximaciones, seleccionaron siete competencias: contextual, comunicativa,
de innovación, interpersonal, metodológica, de gestión y coordinación docente y
tecnológica. Se pusieron a discusión con grupos de profesores de ocho
universidades catalanas, y el resultado fue una nueva propuesta de competencias
del profesorado universitario, a saber: interpersonal, metodológica,
comunicativa, de planificación y gestión de la docencia, de trabajo en equipo y
de innovación. Posteriormente, se elaboró una encuesta, la cual fue validada en
contenido y en forma por jueces y luego se distribuyó por medios electrónicos
entre el profesorado de esas ocho instituciones educativas.
Los resultados muestran, desde una perspectiva
cuantitativa, que los profesores consideran como prioritarias las competencias
vinculadas directamente con el trabajo del profesor frente al grupo en el aula,
por lo que las tres consideradas más importantes, en los datos de la encuesta,
fueron la comunicativa, interpersonal y metodológica.
Para Hativa & Birenbaum (2000), ser un buen comunicador es una
característica de los buenos profesores, que sirve directamente para presentar
los contenidos de aprendizaje, e indirectamente, para propiciar en el aula un
clima de confianza que posibilite la actitud participativa y crítica de los
estudiantes (Corona, 2008).
Otros autores como Aylett
& Gregory (1997), identificaron dos tipos de criterios referentes a las
competencias: la función docente y criterios de excelencia.
También hay estudios que abordan al docente
como persona, como es el caso de Zabalza (2007),
quien plantea que mucho de lo que se enseña en el aula se basa en lo que el
profesor es, vive y siente, y que la carrera docente, al igual que las
personas, pasa por un “ciclo de vida”. Durante sus inicios transcurre con sus
altas y bajas personales y profesionales; luego se presenta la satisfacción
personal y profesional derivada de lo anterior y, finalmente, se llega a
conceptualizar la carrera docente universitaria como un proyecto de vida. El
autor también considera que las competencias docentes involucran conocimientos sobre
la disciplina a enseñar, habilidades específicas de la docencia y un conjunto
de actitudes de tipo personal en los profesores como: disponibilidad, empatía,
rigor intelectual y ética, entre otras.
Con respecto a esta última, desde una
perspectiva fenomenológica-hermenéutica, Jordán (2011) considera que la
dimensión social y ética de los docentes es muy importante en la formación de
los estudiantes como individuos singulares, en cuanto a su desarrollo humano y
académico.
Estudios sobre la excelencia académica desde el
docente, sus pares y los estudiantes
Hemos visto que con el propósito de mejorar la
formación de los docentes se busca identificar los rasgos y competencias de los
profesores que son considerados de excelencia. Muchos de estos estudios e investigaciones,
se han desarrollado desde el punto de vista de los estudiantes (Mas, 2012; Hickman, Alarcón, Cepeda & Torres, 2016), sin embargo,
autores como Martínez, et al. (2006), plantean que una dificultad para
investigar sobre la calidad de la docencia, sería que en la actualidad se
encuentra “devaluada” en el contexto
universitario y citan que en muchos casos se le denomina como “carga docente”, como si ésta fuera algo pesado
o poco agradable, en comparación con otras funciones del profesor universitario,
tales como la investigación y la difusión en forma de publicaciones, a las que,
por cierto, muchas evaluaciones en las universidades otorgan mayor valoración y
prestigio que a la docencia.
Estos mismos investigadores desarrollaron un
estudio para conocer el perfil del profesor ideal, visto desde los estudiantes,
utilizando un cuestionario de dos preguntas abiertas ¿Cómo es el profesor? y
¿Cómo es su trabajo? Con respecto a esta última pregunta, encontraron con mayor
frecuencia adjetivos como: actualizado, facilitador, investigador, crítico,
reflexivo, comunicador, justo, dinámico y motivado, entre los más citados.
En otro estudio, realizado por Mas (2012), utilizando métodos cuantitativos y cualitativos,
y triangulando datos de profesores, estudiantes y expertos, se destacaron seis
competencias docentes: diseño, desarrollo, tutorías, evaluación, mejora y
participación.
Características de la
muestra de los 399 académicos de posgrado de la UNAM que participaron en el
estudio
Género
El 61.06% corresponde al género masculino y el
38.94% al femenino.
Edad
Las frecuencias más altas corresponden a una
parte de la planta académica de la UNAM que podríamos denominar como
consolidada, pues están entre los sujetos de 56 a 60 años (20,2%) y de 61 a 65
(15,1%), que constituyen el 35,3% del total. Después están los siguientes: 46 a
50 años (14,8%) y 51 a 55 años (14,6%). Los académicos de la muestra con
mayores porcentajes se encuentran, pues, en el rango de 46 a 65 años y
constituyen casi el 65% del total.
En las frecuencias medias se encuentran los que
indicaron tener de 41 a 45 años (10,8%) y de 66 a 70 años (9,2%). Las
frecuencias bajas se registraron de 36 a 40 años (5,7%), 71 a 75 años (4,6%),
76 a 80 años (2,2%), 31 a 35 años (1,3%), de 81 a 85 años (1,1%) y finalmente
de 26 a 30 y de 86 a 90 años, con el 0,3% en cada caso. Como puede apreciarse
las frecuencias medias y bajas están en los extremos entre los académicos de
mayor edad y los de menor edad.
Antigüedad
en la UNAM
Como se verá, los porcentajes están altamente
diversificados, pues los más altos corresponden a quienes indicaron de 26 a 30,
de 21 a 25 y de 6 a 10 años, con un 12,8% para cada caso y de 16 a 20 años, con
el 12,6%. En las frecuencias medias se registraron de 11 a 15 años (11,8%); de
31 a 35 (11,3%) y de 36 a 40 (10,1%). Los puntajes bajos corresponden a los
académicos que indicaron de 1 a 5 años (6,8%); de 41 a 45 años (5,3%); de 46 a
50 años (2,3%), de 51 a 55 años (1%) y más de 56 años (0,5%).
Entidades
de Adscripción en la UNAM
Cabe señalar que los participantes adscritos a
las facultades y escuelas predominaron frente a los encuestados en los
institutos, siendo los de mayor frecuencia las siguientes: con 5 por ciento y
más están únicamente: Medicina (6,7%), Química (5,2%) e Ingeniería (5%). Con
menos del 5% están: Filosofía y Letras (4%), Medicina Veterinaria y Zootecnia
(4%), Ciencias (3,8%), Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala (3,5%),
Arquitectura y Contaduría y Administración con la misma cantidad (2,8%),
Ciencias Políticas y Sociales y FES Cuautitlán (2,3%) y Artes y Diseño (2%).
Con porcentajes aún más bajos están: Facultad de Derecho, FES Aragón y Escuela
Nacional de Enfermería y Obstetricia (cada uno con el 1,5%).
Con respecto a los institutos y centros
representados en la muestra contestaron el instrumento investigadores de
Biotecnología (2,8%), Investigaciones Biomédicas (2%), Investigaciones
Económicas (2%), Ecología, Geología e Investigaciones Históricas, con el mismo
número de académicos (1,7%), Centro de Ciencias Aplicadas y Desarrollo
Tecnológico y el Instituto de Biología, con el mismo porcentaje (1,5%).
Posgrados
y áreas de conocimiento en donde laboran los académicos de la muestra
La UNAM organiza sus 41 posgrados en cuatro
grandes áreas de conocimiento: I. Ciencias Físico-Matemáticas y de las
Ingenierías, II. Ciencias Biológicas, Químicas y de la Salud, III. Ciencias
Sociales y IV. Humanidades y de las Artes.
Fue muy significativo contar con integrantes de
todos los programas de posgrado, excepto de la Maestría en Diseño Industrial
(que forma parte de la IV). Varios de
los académicos indicaron que colaboran en más de un posgrado[7].
Los registros,
de mayor a menor, según el área de conocimiento al que pertenece el programa de
posgrado son: la II (49%), la I (19%), la IV (18%) y la de menor presencia fue
la III (14%).
Respecto a la cantidad de participantes por
programa de posgrado, dependiendo del área al que pertenecen, se registraron
los siguientes resultados: del Área I. Ingeniería 42, Ciencias de la Tierra 22,
Ciencias Físicas 15, Ciencias e Ingenierías de Materiales 13, Ciencias
Matemáticas 7, Astrofísica 6 y Ciencias e Ingenierías de la computación 4.
De la II:
Ciencias Biológicas 66, Ciencias Bioquímicas 46, Ciencias Biomédicas 42,
Ciencias Médicas, Odontológicas y de la Salud 41, Ciencias de la Producción y
de la Salud Animal 22, Psicología 17, Ciencias Químicas 16, Ciencias del Mar y Limnología 14, Ciencias de la Sostenibilidad 7, Maestría en
Ciencias (Neurobiología) 2 y Maestría en Enfermería 1.
De la III: Ciencias de la Administración 18,
Estudios Latinoamericanos 15, Ciencias Políticas y Sociales 12, Geografía 11,
Derecho 10, Economía 7, Maestría en Trabajo Social 4 y Antropología 4.
De la IV: Pedagogía 15, Maestría en Docencia
para la Educación Media Superior 12, Artes y Diseño 11, Letras 9, Arquitectura
8, Filosofía de la Ciencia 8, Historia 8, Urbanismo 8, Estudios Mesoamericanos
6, Filosofía 6, Bibliotecología y Estudios de la Información 5, Historia del
Arte 3, Música 3, Enfermería 3 y Lingüística 1.
Con los datos anteriores se identifica que
contestaron el instrumento[8]
en mayor medida los académicos de los programas de posgrado de Ciencias
Biológicas, Bioquímicas, Biomédicas y Médicas, Odontológicas y de la Salud, con
un registro de 41 hasta 66 menciones, todos del Área II. También destaca el
Posgrado en Ingeniería con 42 menciones.
Tipo
de Contratación en la UNAM
Cabe mencionar que la UNAM divide a su personal
académico en profesores cuando prestan sus servicios en las facultades y
escuelas y en investigadores cuando laboran en los centros e institutos.
Con respecto a
los diferentes esquemas de tiempo laboral, los participantes están contratados
de tiempo completo en un 83%, por asignatura (hora/semana/mes) el 16% y de
medio tiempo el 1%.
Otro de los
indicadores importantes de la muestra es en torno al nombramiento, que se
manifiesta en el Estatuto del Personal Académico (UNAM, 1970). Los resultados
registrados, de mayor a menor (en números absolutos) son los académicos
titulares: Profesor o Investigador Titular C (142); Titular B (77) y Titular A
(58).
Después están: Profesor de Asignatura Ordinario
A (48); Profesor e Investigador Asociado C (26); Profesor e Investigador
Emérito (4); Técnico Académico Ordinario Titular B (3); Profesor e Investigador
Asociado A (2); Profesor e Investigador Asociado B (2); Técnico Académico
Titular C (2); Profesor de Asignatura Ordinario B (1); Técnico Académico
Ordinario Titular A (1) y Ayudante de Profesor de Asignatura (1).
Pertenencia al Sistema Nacional de Investigadores y al Programa de
Primas al Desempeño del Personal Académico de Tiempo Completo (PRIDE)
Ambos programas son muy importantes pues
constituyen un estímulo económico y de prestigio para los académicos. Los dos
se adjudican con base en la evaluación del trabajo desarrollado por cada uno de
los profesores e investigadores, actualmente cada cinco años. Se pueden
solicitar los dos. El primero lo otorga el Consejo Nacional de Ciencia y
Tecnología y el segundo la propia universidad.
Un poco menos del 70% pertenecía en el 2016 al
Sistema Nacional de Investigadores, en diferentes categorías: 3% como
candidato; 22% con el nivel 1; 28% con el nivel 2, 15% con el nivel 3 y el 1%
correspondía a miembros eméritos. El estímulo económico es más elevado
dependiendo de los niveles más altos. Sobre el PRIDE, en la muestra, el 1% corresponde al nivel A, el 9% al B, el 41% al
C y 29% en la calificación más alta que es el nivel D.
Último
grado de estudios
En el 2016 contaba con doctorado el 86%, con
maestría el 12% y el 2% con alguna especialidad.
Resultados de la pregunta
abierta: Indique usted ¿cuáles son los cinco principales rasgos de “ser un buen
profesor universitario”?
Procedimiento
La información se trabajó con base en la
propuesta de Coffey y Atkinson
(2005), respecto al análisis de contenido cualitativo, para construir los
contenidos específicos de las siguientes cinco categorías generales: cognitiva,
ética, social, técnica y afectivo-emocional.
El proceso de codificación se llevó a cabo en
cinco momentos: se capturaron las 1924 respuestas (indicando su respectivo
número de identificación), se ordenaron en cuadros con apoyo del programa Word
2013 y se consideraron cada uno de los cinco rasgos solicitados en la pregunta
abierta, en la base de datos que se construyó con apoyo del
programa Excel 2013.
A continuación, se llevó a cabo el registro
sistemático de las respuestas en las cuales se identificaron las palabras clave
que conformaron las diferentes subcategorías, en total 113 y se clasificaron de
acuerdo a las cinco categorías generales ya mencionadas. Se ordenaron de mayor
a menor frecuencia y se calcularon los porcentajes.
Resultados
Las categorías con mayores porcentajes son:
cognitiva con 670 respuestas (35%), de las cuales se generaron 42 subcategorías
y la ética con 519 (27%) con 32 subcategorías. Con porcentajes mucho más bajos
está la afectivo-emocional con 309 respuestas (16%) con las que se construyeron
15 subcategorías; la técnica con 263 respuestas (13.6%) que se agruparon en 10
subcategorías y la social con 163 respuestas (8.4%) con las que se logró
construir 14 subcategorías (ver Tabla 1).
Tabla 1.
Categorías y Subcategorías
Categorías |
Respuestas |
Porcentaje |
Subcategorías |
Cognitiva |
670 |
35% |
42 |
Ética |
519 |
27% |
32 |
Afectivo – emocional |
309 |
16% |
15 |
Técnica |
263 |
13,6% |
10 |
Social |
163 |
8,4% |
14 |
Total |
1924 |
100% |
113 |
Fuente: Elaboración propia con base en la información obtenida con la
pregunta abierta Indique usted ¿cuáles son los cinco principales rasgos de “ser
un buen profesor universitario”? aplicada a 399 académicos de posgrado de la
UNAM, en 2016.
Cada una
de las categorías agrupa las subcategorías obtenidas a partir de las palabras
clave, como se describe a continuación.
En la cognitiva, de sus 42 subcategorías,
destacan con las frecuencias más altas: conocimiento, actualización,
investigación, formación y dedicación, que representan el 50% de las palabras
clave. Le siguen creatividad, apertura, crítico-reflexivo, experiencia,
actualización profesional, preparación, flexibilidad, creatividad e innovación,
competencias y habilidades académicas, que en su conjunto significan casi un
25%, de tal manera que con las frecuencias altas y medias se registra
prácticamente el 75% del total de los rasgos en esta categoría[9].
En torno a la
ética las subcategorías con las frecuencias mayores son: responsabilidad,
compromiso, respeto y honestidad, lo que significa que sólo cuatro, de las 32
subcategorías registradas, constituyen un poco más del 55% del total de las
respuestas. Entre las subcategorías con el registro de frecuencias medias se
encuentran: compromiso social, tolerancia, ética, humildad y principios las
cuales significan casi un 25% del total[10].
La afectivo-emocional ocupa el tercer lugar. En
los resultados destacan dos de las 15 subcategorías: capacidad emocional e
identificación con la profesión, pues fueron las más señaladas, significando
cerca del 50% del total de las respuestas. En las categorías medias se
registraron: empatía, interés en los alumnos, motivación, identidad
institucional y paciencia, que conjuntamente con las categorías de frecuencias
altas conforman un poco más del 75% de
los resultados[11].
La siguiente en importancia, según el número de
señalamientos obtenidos, es la técnica con el menor número de subcategorías
registradas, sólo diez. Significativamente, concentra en dos subcategorías casi
el 70% de las respuestas: pedagogía y didáctica con el 65% y planeación con más
del 10%. En las frecuencias medias se encuentran: evaluación, puntualidad,
asesoría y didáctica. Con los registros bajos, conformando un poco menos del
5%, se encuentran: tecnología, técnica, orden y práctico.
En el quinto
lugar se encuentra la categoría social, en la cual se registraron 14 subcategorías.
Las frecuencias altas las conforman: comunicación y colaboración con un poco
más del 50% del total. En las frecuencias medias se registraron: puntualidad,
liderazgo, relaciones interpersonales, equidad, social y accesibilidad[12].
A modo de
conclusión
Los principales resultados de los cinco rasgos
de ser un buen profesor universitario, agrupados en las categorías generales
son: en la cognitiva: conocimiento, actualización, investigación, formación y
dedicación; en la ética: responsabilidad, compromiso, respeto y honestidad; en
la afectivo-emocional: capacidad emocional e identificación con la profesión;
en la técnica: pedagogía y didáctica y planeación y en la social: comunicación
y colaboración.
La mayor parte de las respuestas se sitúan en
la categoría cognitiva, la cual ocupa los primeros señalamientos en diferentes
tipos de respuestas, particularmente cuando se indica: conocimiento,
actualización, formación y dedicación y además: creatividad, flexibilidad y ser
crítico y analítico.
Aunque se pregunta directamente por la
excelencia de los profesores, se esperaría que los académicos hubieran
enfatizado directamente la función de la investigación, ya que es la tarea
fundamental de los investigadores de los centros e institutos y tiene y debería
tener una gran importancia para los profesores de tiempo completo de las
facultades y escuelas. Los autores mencionados en el apartado sobre los
elementos teóricos, consideran igualmente importante dos de las tareas
sustantivas de la universidad: docencia e investigación como parte de la
excelencia.
En la
categoría ética destacan valores como: responsabilidad, compromiso, respeto y
honestidad y la ética (que no es un valor específico, sino una categoría
general), ubicados en lugares indistintos de las respuestas, pero con
señalamientos frecuentes. De las fuentes citadas, sin embargo las referencias a
los comportamientos éticos fueron escasas. Consideramos que la ética
profesional, la ética de la profesión docente y la ética de la investigación
son, de manera interrelacionada, elementos sustanciales de la actividad
universitaria.
Tanto en lo expresado en el marco teórico, como
en los resultados obtenidos con la pregunta abierta, sobresale la posibilidad
de conjuntar los asuntos cognitivos con los emocionales. En los primeros es
reiterativa la afirmación de que los profesores deben conocer muy bien las
materias que enseñan y estar siempre actualizados[13].
Lo mismo sucede en cuanto a qué en la enseñanza debe priorizarse el que los
estudiantes puedan entender como se produce su propio
conocimiento y además de que ésta puede ser creativa e innovadora. Otro aspecto
relacional se ubica en la capacidad de los profesores de poder vincularse
adecuadamente con los alumnos, pues la buena enseñanza se vincula con la
posibilidad de que pueda influir en los proyectos académicos y de vida de los
estudiantes.
Se puede distinguir la presencia de los
estudiantes y su relación con los profesores, específicamente, cuando se señala
el compromiso con ellos y se refiere la empatía como parte de los rasgos
significativos que se ubicaron en la categoría afectivo-emocional.
En las respuestas a la pregunta abierta se
señalan rasgos afectivos importantes, que también pueden encontrarse en los
estudios mencionados y en otros, tales como el de Casillas, et al. (2016).
Consideramos la posibilidad de
profundizar en este tema y de ese modo abrir nuevas líneas de investigación.
Como ya se indicó, las categorías con menos
referencias, pero no por ello menos importantes, fueron la técnica y la social,
pues se cuenta con menciones importantes respecto a la manera de enseñar y a la
comunicación con los estudiantes.
Más allá de las categorías, en general se
reconoce que los académicos requieren de conocimientos, actualización, dominio
de tecnologías, relacionarse con sus estudiantes y cumplir con cada una de las
tareas asignadas, que no son pocas, por el contrario, así que se requiere de
gusto, pasión e interés por lo que se hace, destacando la responsabilidad y el
respeto por el desempeño de los profesores, en donde es fundamental su
formación y actualización continua, así como la de sus estudiantes.
Lo encontrado tanto en los elementos del marco
teórico, como en las respuestas a la pregunta abierta, permiten aproximarnos a
poder cumplir con el objetivo de localizar los principales indicadores de la
excelencia de los profesores en las instituciones de educación superior.
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Narcea.
[1] La investigación cuenta con el financiamiento del
Programa de Apoyo a Proyectos de Investigación e Innovación Tecnológica (PAPIIT
IN 300217) a partir del 2017.
[2] En el estudio exploratorio se aplicaron tres preguntas
abiertas para los profesores: ¿Qué características debe tener un buen profesor
universitario? ¿Cómo aprendió a desempeñarse como profesor universitario? ¿Qué
recomendaría usted para mejorar el trabajo académico en la UNAM? Para los
alumnos se utilizó la misma primera y tercera pregunta y la segunda se
sustituyó por la siguiente: ¿Cómo influye en la formación de los estudiantes un
buen profesor universitario?
[3] La muestra provino de la base de datos de 719
académicos de posgrado de la UNAM que se utilizó en el Proyecto de
Investigación sobre Ética Profesional de la UNAM, en 2016 y 2017.
[4]
¿Cuáles considera usted que son los 5 valores
básicos que la universidad debería promover con sus académicos? Indique usted
¿cuáles son los cinco principales rasgos de “ser un buen profesor
universitario”? ¿Cómo influyen sus proyectos de investigación en sus
actividades de docencia y tutoría? y Mencione el nombre de hasta tres
profesores de posgrado de la UNAM que usted considere como excelentes.
[5] El libro en Ingles: What the Best Teachers College Do, se publicó en 2004 en Harvard University Press. La primera edición en español la realizó la Universidad
de Valencia en 2005 y la segunda en 2007.
[6] What the
Best College Students Do (2012), que fue traducido también por la
Universidad de Valencia en 2014.
[7] Esta situación ya se había encontrado en la muestra de
719 profesores e investigadores de posgrado, en 2006 y 2007, en el Proyecto de
Investigación sobre Ética Profesional de la UNAM.
[8] En la muestra también están académicos externos, es decir, que son parte
de otras instituciones, pero que colaboran como tutores en la UNAM
[9] En la categoría cognitiva, el
resto de las subcategorías obtuvieron frecuencias bajas: disposición para
aprender, cultura, pedagógico, disposición para enseñar, crítico, rigor
académico, dinámico, profesionalismo, innovación, inteligencia, excelencia
académica, racional, autocrítica, interdisciplinar, reflexiva y excelencia. El
restante 5% lo conforman: experto, habilidades docentes, analítico,
productividad, materia, calidad científica, calidad académica, amplio dominio
de su área, autodisciplina, compartir conocimientos, grados académicos y
conocer a los alumnos.
[10] En la ética, a partir de las frecuencias bajas se registró una lista
amplia, como son: valor, dedicación, valores, disciplina, integridad,
congruencia, solidaridad, servicio, compromiso con alumnos y acción consciente.
Así mismo, se registraron, con un 5% del total: honorabilidad, democratización,
justicia, justo, lealtad, transparencia, bondad, conciencia, credibilidad,
humanidad, inclusión, veracidad y vocación social.
[11] En la afectivo – emocional, en cuanto a las categorías
bajas se encuentran: generosidad, pasión, vocación, entrega, sencillez,
entusiasmo, sensibilidad y dinámico.
[12] En las registradas con frecuencias bajas, que
corresponden a menos del 5%, se encuentran: compartir, interés, congruencia,
disponibilidad, apertura y perseverancia.
[13] Esto último salió con fuertes puntajes en el estudio exploratorio del proyecto.