Año
4 N° 7 / Enero – junio 2018. 64 - 87
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ISSN 2477-9342 |
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INVESTIGACIÓN ARBITRADA
Las
Representaciones de las Competencias Ciudadanas desde las Prácticas Pedagógicas
en la Educación Media
The Representations of Citizen Competencies from
Pedagogical Practices in Middle Education
Belisario Soto Arévalo. Pbro.
besotoar@gmail.com
Colegio Artístico Rafael Contreras
Recibido 15 de junio de 2017 / aprobado 01 de noviembre de 2017
Palabras
clave Competencias ciudadanas, práctica pedagógica,
representaciones sociales, valoración de las diferencias |
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Resumen El presente artículo tiene como propósito la
comprensión de las prácticas pedagógicas y las representaciones que emergen
en el aula y fuera de ella por docentes y estudiantes en torno al desarrollo
de las Competencias Ciudadanas. La investigación se enmarca en el enfoque
cualitativo sustentada en el método hermenéutico, herramienta válida para la
comprensión de los significados dados en un momento histórico. Se tomó como
categorías los ámbitos de los estándares de Competencias Ciudadanas
formulados por el Ministerio de Educación Nacional. Los informantes clave
fueron seleccionados de manera intencional. La técnica utilizada fue la entrevista.
El proyecto hace parte de una investigación liderada por la Universidad
Francisco de Paula Santander, en la línea de Educación y Pedagogía para la
Paz. El escenario fue el Colegio Artístico Rafael Contreras Navarro del
municipio de Ocaña, en el nivel de educación media. |
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Keywords Citizens’ competencies, pedagogical practices, social representations,
differences assessments |
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Abstract The present article aims to the understanding of the representations
and pedagogical practices that come forth from the classrooms and outside the
classrooms, experienced by professors and students around the development of
Citizens’ Competencies. The investigation takes a qualitative focus, using a
hermeneutic method, which is a valid tool for the comprehension of the
different meanings that are given in a specific historical moment. The
Standards for Citizen’s Competencies given by the Ministry of National
Education were taken as categories for the present work. Key informants were
selected intentionally for the task. The selected technique was the
interview. The present Project takes part within a broader investigation led
by the Universidad Francisco de Paula Santander, in the field of Pedagogical
Education for Peace. The Scenario was the Colegio Artístico Rafael Contreras
Navarro of the municipality of Ocaña, in the Middle School Level of
Education. |
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Introducción
Establecer el concepto de ciudadanía es
complejo, pues existen diversas concepciones según la ideología y el momento
histórico de la sociedad. A continuación, se presentan reflexiones en torno a
la categoría “ciudadanía” y sus relaciones con el fenómeno educativo, las
cuales presentan las tensiones discursivas que existen en sus enunciados y
prácticas en los escenarios educativos.
Parafraseando a Ríos (2000) la ciudadanía se da
cuando el sujeto se haya situado en una determinada esfera social, es decir,
cuando siente que pertenece a una comunidad. Entonces, ciudadanía es sentirse
valorado y tratado con justicia. Porque ser o actuar como ciudadano connota ser
o actuar activamente con compromiso en la esfera pública; cuando el ciudadano
se siente reconocido por la sociedad, participa en los proyectos comunitarios y
se siente parte de ella, se podría aseverar, hace ciudadanía. Por ende, formar
en ciudadanía es un compromiso no sólo para el sector educativo, también le
compete a la familia, los medios de comunicación y el ambiente social. Todos
hacen parte de la sociedad, es lo que se llama ciudadanos del mundo.
Para contrastar lo anterior, es apropiado
utilizar la investigación cualitativa. Toda vez que ha puesto su interés en la
educación con sentido y significado social. En este orden de ideas, Denzin y
Lincoln (citados por Gurdían-Fernández, 2007), definen la investigación
cualitativa como “multimetódica en el enfoque, implica un enfoque
interpretativo, naturalista hacia su objeto de estudio” (p. 34). Es decir, el
investigador estudia la realidad desde dentro, en su entorno natural,
pretendiendo interpretar los fenómenos tal cómo lo significan los actores
implicados.
En atención a esta teoría, la presente
investigación se sustenta en el método hermenéutico, herramienta ideal para la
comprensión de los significados dados en un momento histórico. Por otro lado,
en esta investigación se categorizaron los ámbitos de los estándares de
Competencias Ciudadanas formulados por el Ministerio de Educación Nacional de
Colombia: 1) Convivencia y paz; 2) Participación y responsabilidad democrática
y 3) Pluralidad, identidad y valoración de las diferencias, y las confrontará a
través de la interpretación de la práctica pedagógica y las representaciones
sociales que los sujetos han construido en el acto didáctico comunicativo.
Presupuestos de comprensión sobre las
competencias ciudadanas
Las
competencias ciudadanas son vistas como un discurso que apunta a la diversidad
y a la construcción ética de un ciudadano al interior del aula de clase, se
piensan en virtud de la formación de la ciudadanía actual, es decir, la
aparición de éstas como discurso que convoca al fin de la escisión entre
escuela y vida social; entre la escuela que ocurre adentro y la vida que ocurre
afuera, trae consigo suficientes tensiones en cuyo centro se hallan los
diferentes sujetos pedagógicos, a saber, docentes y discentes de todos los
niveles de formación.
En la década
de los noventa la UNESCO presenta una proyección del sistema educativo para el
siglo XXI, propone la estrategia de formar a los estudiantes en competencias
relativas a la formación ciudadana, que supere la educación tradicional
permitiendo así que las competencias logradas gracias a aquello que rodea a la
persona sean reconocidas por el sistema educativo como parte de la formación
integral, ampliando así la relación entre educación y el desarrollo laboral y
social del individuo (UNESCO, 2000).
Ejemplificando
lo anterior, estudios realizados por Chaux (2004), establecen que en la
interacción con el otro se pone en práctica el ejercicio de los derechos
ciudadanos, experiencia que se vive en la escuela y que es necesaria en la
construcción de las competencias ciudadanas.
En este orden
de ideas desde la visión del Estado colombiano, los Estándares Básicos de
Competencias Ciudadanas se conciben bajo la base conceptual de Ciudadanía MEN
(2004), las cuales parten de la premisa básica de que el Ser humano se
caracteriza porque vive en sociedad. De esta perspectiva se deduce que las
relaciones humanas son necesarias para sobrevivir y para encontrarle sentido a
la existencia. Siendo así, las competencias ciudadanas desde el sistema
educativo se definen -parafraseando al MEN- como el conjunto de habilidades
cognitivas, emocionales y comunicativas, conocimientos y actitudes que,
articulados entre sí, hacen posible que el ciudadano actúe de manera constructiva
en la sociedad democrática, de manera pueda resolver problemáticas actuales,
tales como el posconflicto.
En el caso particular, el municipio Ocaña, por
ser zona de recepción de víctimas del desplazamiento forzado, es un espacio
propicio para la transgresión de los derechos humanos –como en otros espacios
geográficos que son polos de desarrollo regional-, tanto de manera física, como
simbólica y axiológica. De esta manera, el estudio realizado por Canal (2012)
corrobora este fenómeno, así lo expresa en una entrevista en la cual se le
pregunta por la violencia en Cúcuta y responde:
…Infortunadamente, sigue siendo una ciudad con altos índices de
violencia homicida que inciden directamente en la búsqueda del desarrollo en la
productividad industrial, en la ampliación de la cobertura de las ofertas
turísticas, en el desarrollo de la institucionalidad, en el posicionamiento en
el concierto internacional. Tenemos que buscar la manera de aplicar unas
estrategias que nos permitan tener una ciudad con un nivel de paz acorde con
las necesidades nuestras. (Entrevista con el Programa de televisión:
Contraluzcúcuta)
En síntesis,
esta investigación tuvo como objeto comprender las prácticas que los docentes
llevan a cabo para el desarrollo de las competencias ciudadanas en los estudiantes
de la educación Media Técnica del Colegio Artístico Rafal Contreras Navarro
(C.RCN). Para ello, se planteó la
siguiente interrogante: ¿Cuáles son las representaciones de las Competencias
Ciudadanas en las Prácticas Pedagógicas en nivel de Educación Media de la
Institución Educativa Colegio Artístico Rafael Contreras Navarro del Municipio
de Ocaña, Norte de Santander?
El horizonte metodológico
El paradigma
del trabajo de investigación es cualitativo, de acuerdo con lo señalado por
Martínez (2009) “trata de identificar básicamente, la naturaleza profunda de
las realidades, su estructura dinámica, aquella que da razón plena de su
comportamiento y manifestaciones” (p. 66). Esta caracterización del enfoque
cualitativo es coherente con el objeto de estudio del presente trabajo, es
decir, los saberes y prácticas de profesores y estudiantes, en relación con las
competencias ciudadanas. Y como se ha podido constatar a través del quehacer
docente, estas realidades educativas se comportan de manera dinámica y
cambiante, en tanto que se trata de la actuación de seres reunidos para la
convivencia académica y vital. El paradigma cualitativo además, según Vela-Peón
(2001) “pone énfasis en la visión de los actores y el análisis contextual en la
que ésta se desarrolla, centrándose en el significado de las relaciones
sociales” (p. 3).
En coherencia
con el paradigma cualitativo para asumir el reto investigativo, se puntualizó
la razón de emplear como método la hermenéutica, pues esta “tiene como objetivo
facilitar la interpretación de la realidad que se estudia desde sus diferentes
áreas y versiones” (Martínez, 2006). Por este motivo, se tomará la práctica
pedagógica como un recurso de investigación, en tanto suministra elementos
constitutivos para la comprensión del discurso y el quehacer educativo,
relativo a la formación ciudadana, de manera que se logre evidenciar las
distintas tensiones existentes en este fenómeno.
En este
sentido el método hermenéutico, permitió configurar a través de la
interpretación, la comprensión del desarrollo de las competencias ciudadanas,
en este caso, del nivel de educación media que son los sujetos de investigación
de este trabajo. Así, el método hermenéutico, contribuyó en determinar el
entorno donde se desarrolló el trabajo, permitió establecer contacto con la
realidad a fin de conocerla mejor. Igualmente, permitió comprender el estado de
desarrollo de las competencias ciudadanas dentro del contexto del quehacer
cotidiano del grupo objeto de estudio.
La labor de
recolección de la información con los informantes clave (estudiantes y
docentes) se realizó a través de la entrevista (individual y en grupo), con el
fin de obtener los datos suficientes y necesarios que permitieron realizar el
proceso de triangulación que exigía la metodología cualitativa.
Problematización de la práctica pedagógica en
torno a la ciudadanía
Sobre la práctica pedagógica
En cuanto a la práctica pedagógica podemos
afirmar que, -como lo afirma Martínez Boom (2010)- es un objeto conceptual y
también una noción estratégica en tanto es una práctica de saber que articula
tres elementos metodológicos fundamentales: “una institución, la escuela; un
sujeto soporte de esa práctica, el maestro; y un saber, el saber pedagógico.
Elementos que establecen una relación compleja que no es estática ni estable
sino muy por el contrario, dinámica y cambiante” (p. 6).
Así las cosas, al remitir la práctica
pedagógica al escenario de las competencias ciudadanas, entonces hay que tener
en cuenta la postura de Ruiz-Silva y Chaux (2005) quienes las definen en su
trabajo como “el conjunto de capacidades y habilidades cognitivas, emocionales
y comunicativas -integradas- relacionadas con conocimientos básicos
(contenidos, procedimientos, mecanismos) que orientan moral y políticamente
nuestra acción ciudadana” (p. 32). Es en este nivel, en el que los informantes,
se refieren a la compresión que tienen del conflicto como punto de referencia
para el ejercicio de la convivencia y de la paz.
El conflicto institucional
Los docentes identifican el conflicto como los
hechos de agresividad y confrontación que se pueden dar en el marco de la
convivencia, recordando menciones del profesorado relativas al conflicto
escolar se afirma que: “Es una situación
donde dos o más personas confrontan algún tema o alguna discusión en la que no
se han podido poner de acuerdo, generalmente engendra situaciones problema,
inclusive puede llegar a la agresividad por la falta de diálogo y la
inconformidad que se presentan en el momento de ellos ponerse de acuerdo. Sus
características: falta de diálogo, la inconformidad y la agresividad”.
Por su parte los estudiantes lo identifican
como la incapacidad para entenderse entre sí, generando con ello las
discusiones: “Pues yo considero que hay
un conflicto cuando dos o más personas no se entienden entre sí, y pues como
que entramos en una discusión y pues creo que se caracteriza porque las personas no encuentran como un punto medio o no se logra llegar a un acuerdo y
pues todas las personas a raíz de que somos diferentes y tenemos distintas
maneras de pensar…(sic)”.
En este sentido, cuando el estudiante refiere
el conflicto como la incapacidad de las personas para encontrar un punto medio
y por tanto no se logra llegar a un acuerdo, hay una divergencia conceptual con
la postura de Chaux (2004) cuando define que “un ciudadano competente debe ser
capaz de convivir con los demás de manera pacífica y constructiva”. Tales
autores, agregan que “esta convivencia no implica la armonía perfecta o la
ausencia de conflictos”, los autores además sostienen que “esa perfección no es
realista y tal vez ni siquiera sea deseable” (p.19), lo cual tiene que ver con
los derechos y deberes que se presentan en el manual de convivencia y las
reglas creadas por los mismos sujetos escolares.
Las anteriores explicaciones se ajustan a los
planteamientos de Chaux (2004) quien propone que la interpretación de
intenciones “es la capacidad para evaluar adecuadamente las intenciones y los
propósitos de las acciones de los demás”. Pero también, según los autores es
posible interpretar tales intenciones “cuando hay problemas en esta capacidad,
podemos suponer erradamente que los demás tienen la intención de hacernos daño,
inclusive cuando no hay suficiente evidencia para llegar a esa conclusión” (p.
21).
Los docentes acuden al Manual de Convivencia
porque consideran que es la ruta adecuada para resolver las diferencias, tal
como lo señala un profesor: “El aporte es
grandioso, porque en el manual están contemplados los deberes y derechos de los
educandos, y si ellos son conocidos por todos, acatando las normas, los
conflictos serán mínimos. Además, en el manual están contemplados los
protocolos que se deben seguir ante cualquier falta”.
Siguiendo a Mieles y Alvarado (2012) anotan que
“por un lado está el reto de convivir pacífica y constructivamente con otros
que frecuentemente tienen intereses que riñen con los nuestros”. Agregan que
además “está el reto de construir colectivamente acuerdos y consensos sobre
normas y decisiones que nos rigen a todos y que deben favorecer el bien común”.
Y complementan en que “el ejercicio de la ciudadanía implica el reto de
construir sociedad a partir de la diferencia, es decir, del hecho de que a
pesar de que compartimos la misma naturaleza humana, somos diferentes en muchas
maneras” (p.18).
Justificación de acciones conflictivas
Los docentes
mediante la reflexión de las consecuencias que podrían ocasionar los actos,
llevan a los estudiantes a una toma de consciencia sobre la necesidad de pensar
antes de actuar, pues así se logra una convivencia fraterna y en paz: “Primero que reflexionen sobre lo que estuvo
mal en cada acción antes de cuestionar las acciones de los otros. Luego se les
pide que reflexionen sobre las posibles consecuencias en el corto y mediano
plazo de lo sucedido y por último invito a la conciliación”-señala un
maestro-. Esta práctica de la reflexión usada por los docentes para mejorar la
convivencia, el respeto y la armonía en la comunidad estudiantil está muy de
acuerdo con el pensamiento de Martínez Boom (2010), quien destaca que la
práctica pedagógica “se constituye así en una práctica de saber en donde se
producen reflexiones sobre diversos objetos y de este modo las relaciones entre
los elementos que la conforman se recomponen permanentemente superando la
imagen de algo estático y perfectamente definido” (p. 6).
Ahora esta
intención mal enfocada puede causar conflictos: “Algún compañero quiere ser más popular y sobresalir molestando a los
demás compañeros”-lo afirma un estudiante-. Según Bisquerra & Pérez
(2007) “La competencia emocional es un constructo amplio que incluye diversos
procesos y provoca una variedad de consecuencias”. Es claro que los estudiantes
manejan, sin saberlo muchas veces, las competencias emocionales de ahí que la
tarea de los docentes no es otra que tomarlas y encausarlas positivamente que
en el pensamiento de Salovey y Sluyter (citados por Bisquerra & Pérez,
2007) se llamaría dimensiones básicas en las competencias emocionales:
cooperación, asertividad, responsabilidad, empatía, autocontrol, en suma, la
formación en competencias emicionales.
Actuaciones frente a los conflictos
En la
resolución de conflictos se establece la estrategia de intercambiar información
con otras personas sobre lo sucedido, lo cual permite actuar de una manera
eficaz y justa. Para los docentes el hablar y escuchar son actuaciones
primordiales frente al conflicto: “Hablar
y escuchar al otro. Este intercambio de información sirve para definir el problema
y aclararlo desde los dos puntos de vista. Para abrir los canales de
comunicación hay que tener en cuenta el respeto, escuchar para comprender, no
emitir juicios llevados por la ira. Las partes que están en conflicto las cito,
les escucho y puedo dar una opinión respecto a dicho conflicto”.
En muchas
ocasiones los conflictos hay que admitirlos como parte de la vida cotidiana en
las instituciones. El problema no está en que exista el conflicto, el problema
está en que se pueda mirar como un aspecto de la convivencia y no un
impedimento para el desarrollo del ser humano. “Pues cuando los veo que están en situaciones en conflicto la mayoría de
veces intento acercarme y cerciorarme sobre lo que les pasa y ayudarlos si es
posible; aunque hay algunos a veces como que solo quieren es dejarlos quietos y
así dejar el problema pero siempre como que es mejor buscar la forma de que
resuelven ya que estas situaciones
afecta no solo a ellos sino también al resto del salón y de la comunidad”-afirma
un docente-.
Lo anteriormente
dicho está muy en consonancia con lo expuesto en el debate del Consejo
Ejecutivo de la UNESCO (2000), cuando el Programa Cultura de Paz se presentó
por primera vez en 1992, “los conflictos son inevitables, necesarios y pueden
incluso ser beneficiosos al suscitar la innovación, la actividad, la identidad
y la reflexión. Pero los beneficios dependerán de nuestra capacidad para
manejar los conflictos, para resolverlos equitativamente e impedir sus
manifestaciones violentas” (p. 16).
Estas reacciones
son muy comunes y es lógico que se presenten, lo que sí es claro que se debe ir
creando en la conciencia de cada uno la responsabilidad que se debe tener
frente al otro; ya lo indicaban Bisquerra y Pérez (2007) quienes afirman que
“el espacio y el tiempo son condicionantes de la competencia emocional. Todos
podemos experimentar incompetencia emocional en un momento dado y en un espacio
determinado, dado que no nos sentimos preparados para esa situación” (p. 67).
La reflexión como mecanismo de orientación
La reflexión
es una de las tareas más complejas y fundamentales porque a través de ella se transformarían
las formas de pensar y actuar del individuo, logrando cambios significativos en
su manera de ver las cosas, adquiriendo conciencia sobre su papel y sobre las
estrategias empleadas para comportarse dentro de la sociedad. “Me gusta la reflexión al inicio de la clase
en torno a situaciones potencialmente conflictivas. Una lectura o una anécdota
me ayudan mucho. Planteo situaciones en las que se escuche la opinión de todos.
Utilizo la escritura como estrategia de reflexión”, puntualizó un docente.
Vilà (2003) al
hacer referencia a los centros educativos escolares explica que dichos
estamentos representan un contexto diverso y multicultural, cada vez más rico y
complejo. Agrega, que estos recintos son
privilegiados para promover unas relaciones humanas equitativas, basadas en una
comunicación eficaz que facilite la convivencia entre sus miembros. Vilà,
sostiene que “el desarrollo de Competencias Comunicativas Interculturales desde
el marco escolar, puede ser la respuesta a muchos de los interrogantes que se
plantean en muchas sociedades en la actualidad” (p.2).
En suma, las
opiniones anteriores están muy en consonancia con lo expresado por Chaux
(2004), en tanto se pueden enmarcar en el desarrollo de la competencia del
saber escuchar o escucha activa, considerada como la habilidad que “implica no
solamente estar atento a comprender lo que los demás están tratando de decir,
sino también demostrarles a los demás que están siendo escuchados”. Adicionalmente,
se hace evidente la asertividad, comprendida esa como la posibilidad de
“expresar las necesidades, intereses, posiciones, derechos e ideas propias de
maneras claras y enfáticas, pero evitando herir a los demás o hacer daño a las
relaciones” (p. 23).
Participación y responsabilidad democrática
institucional
En el nivel de
las competencias ciudadanas de participación y responsabilidad democrática,
vamos a versar esta reflexión a partir del campo conceptual de la práctica
pedagógica. Al respecto del entendimiento de la llamada “sociedad de
aprendizaje” (Noguera, 2011), la importancia por reflexionar sobre la practica
pedagógica y las artes de enseñar, ponen en evidencia, todo un campo de saber
relacionado con la enseñanza, el aprendizaje, la evaluación y el corpus
curricular. Lo anterior implica una investigación asidua en torno a las
discusiones clásicas en el escenario escolar tales como el enseñar y el
aprender; el papel del maestro como
sujeto generador de saber a partir de su quehacer o práctica pedagógica, la
cual se convierte a partir de su historicidad y la formación de maestros en los
elementos esenciales para la producción y formación discursiva (Zuluaga, 1999).
Entonces, se
concluye para hacer las subsiguientes consideraciones que la práctica del
docente es considerada una práctica discursiva, pero además una categoría
metodológica por lo cual, es un corpus organizado de conocimientos y una de las
actividades psíquicas gracias a las cuales los hombres hacen inteligible la
realidad física y social, “es tomar parte
en decisiones y acciones que de alguna manera se emprenden en la institución
nos competen y nos interesan ya sea que nos afecten directa o indirectamente”,-señala
un profesor-. Esta apreciación es congruente con los planteamientos de Chaux
(2004), así parafraseado su pensamiento: una sociedad que quiere ser realmente
democrática requiere de la participación activa y crítica de todos.
Entre tanto,
los estudiantes entienden la participación como el derecho de opinar y de hacer
parte de los procesos al interior de la institución educativa en la que
estudian: “Yo creo que porque todos
tenemos el derecho de dar nuestra opinión frente a cualquier situación que
involucre a nuestra institución y por ende a quienes la conformamos; al igual
es importante que estemos al tanto de lo que suceda en nuestra institución ya
sea he… positiva o negativamente”-Insiste un estudiante- . Por lo tanto, el derecho de opinar y de
estar al tanto de lo que suceda en el colegio, coincide con la postura de
Mariñez (2009) cuando propone que “la participación ciudadana es el espacio
ideal para fortalecer la democracia y
formar a los futuros ciudadanos: participativos y con voluntad para hacer
propuestas en bien de su comunidad municipal, estatal o nacional” (p. 50).
Comprensión de responsabilidad democrática
Al abordar la
comprensión que tienen los docentes sobre responsabilidad democrática, se
concibe como la posibilidad de decidir sin presiones y de manera objetiva en
escenarios del entorno educativo institucional: “Es la característica que identifica a los miembros de una comunidad
educativa, cuando eligen sin presiones y cuando participan activa y
objetivamente en las decisiones que afectan la buena marcha de la comunidad”, tal
como lo señala un profesor. Esta apreciación se puede explicar desde la
perspectiva de Escudero (2006), cuando destaca como una de las esferas
políticas e institucionales más relevante, aquella representada por el sistema
educativo en su conjunto. Este autor considera el ámbito escolar “como un
espacio de provisión del bien público de la educación” -que- “está formalmente
constituido en distintos niveles, desde la política e instituciones nacionales
a las autonómicas” (p.23). Agrega también que:
…parece evidente que lo público –en particular la educación pública–
sólo podrá ser un espacio social y democrático real, coherente y digno, con la
fortaleza, la vitalidad, el reconocimiento y los respaldos que exigen sus
cometidos, si, desde la Administración y sus servicios hasta los centros y los
docentes, las familias y la comunidad se exige el cumplimiento aceptable de
derechos, sin olvidarnos de asumir al tiempo, deberes, compromisos y
responsabilidades por unos y otros de forma integrada, coordinada, en
definitiva, desde una perspectiva de la corresponsabilidad (p.23).
En el caso de
los estudiantes, la responsabilidad democrática es entendida como la
posibilidad de conocer mejor la forma que el otro tiene de interpretar la vida
escolar en los espacios de participación: “Pues
creo que está bien escuchar porque a través de la escucha podemos conocer mejor
la forma de pensar de otros, la seriedad de mis compañeros. De igual manera al
escuchar al otro creo que se puede hacer cambiar de opinión o a llegar a la
madurez de sus ideas. También se corre
el riesgo de confundir y ser confundido y terminar no sabiendo que hacer por no
confiar en lo que ya tenía decidido antes”-Subraya un estudiante-. Este
planteamiento podría ser concurrente con lo que Vergara et al. (2011) denomina
‘escuela democrática’. Y es que lo dicho por el estudiante, se acerca a esta
denominación en la medida en que plantea la necesidad de una escuela que privilegia
la formación de sujetos ciudadanos activos.
Los docentes
definen su percepción sobre el rol que cumplen en el marco de su práctica
pedagógica como la estructuración y organización, “estructuro y organizo procesos de aprendizaje democráticos, propicio
espacios de aprendizaje, doy pautas y guías para llevar a cabo una actividad,
facilito recursos de aprendizaje, dirijo el proceso de aprendizaje,
retroalimento cuando se presentan dificultades, pero especialmente soy guía,
modelo y ejemplo para mis alumnos y alumnas”.
En el caso de
los estudiantes, definen el rol que cumplen en los espacios de participación
democrática como la posibilidad que han tenido de elegir libremente y haber
sido elegidos en algunas ocasiones para representar a sus compañeros: “Bueno, aquí tengo las dos experiencias al
elegir y ser elegido. Pues cuando se hizo la elección para el personero, yo
presenté mi nombre a todos los compañeros para ser elegido como tal y obtuve la
mayoría de los votos. De igual manera participé en la elección de la mejor
opción para ocupar el cargo de contralora estudiantil y representante del
curso, donde tuve la oportunidad de
votar por compañeras saliendo elegidas por la mayoría de los votos”.
Pluralidad, identidad y valoración de las
diferencias como parte de la convivencia
Comprensión de valoración de las diferencias
El
reconocimiento, el respeto y la acogida al otro, es la forma como los docentes
comprenden y valoran las diferencias en el ejercicio de la práctica pedagógica:
“Es el reconocimiento expreso que se hace
del otro y de su forma particular de ver las cosas en un determinado ámbito de
acción educativa”. Este pensamiento de los docentes está en consonancia con
la forma de pensar expuesta por el MEN (2004), cuando al referirse a los
derechos humanos enfatiza diciendo que durante la historia se han planteado
códigos y pautas de comportamiento para organizar la vida en común “Dichos
códigos responden a los principios y valores centrales para cada cultura en un
momento determinado, se componen de normas derivadas de estos principios, e
incluyen derechos y deberes de los individuos y grupos” (p.21).
Aunque existan
unas personas que se parezcan físicamente a otras y aunque unos actúen igual
que otros, cada persona es única, original e irrepetible. Posee capacidades
físicas y mentales tan perfectas que ni siquiera los grandes adelantos
tecnológicos han podido igualarlas; esta es la forma como los estudiantes
establecen las diferencias entre cada persona dentro de la comunidad: “Lo que entiendo por ello, es la comprensión
de cada persona como ser único y/u original, tomando como punto de referencia
que todos piensan de un modo distinto, igualmente que todos tenemos los mismos
derechos y deberes”. Lo manifestado por los estudiantes se puede sustentar
con el pensamiento de los teóricos cuando manifiestan que en la sociedad actual
es tarea de la escuela contribuir con la formación de personas “que puedan
convivir en un clima de respeto, tolerancia, participación y libertad”. (Agencia
Internacional para el Desarrollo, 2008, p. 93).
Comprensión
de identidad
Asentimiento
es la forma de convivir, que comprende la forma de pensar y de actuar, son las
imágenes utilizadas por los docentes para expresar la identidad de cada persona
dentro del grupo: “Es el consenso en
torno a prácticas de convivencia, de pensamiento y de maneras de ser”. La
opinión de los docentes está ajustada con lo expresado por Chaux (2004), quien
afirman que “la identidad es la visión que tenemos de nosotros mismos no sólo
individuos, sino también como miembros de grupos sociales o, inclusive, de
naciones”. De esta manera se añade que la pluralidad y la valoración de las
diferencias implica también respetar y cuidar las identidades de los demás”
(p.20). De igual manera Bernal (2004) acuña el término “identidad personal” y
lo entiende como un proceso eminentemente dinámico. Lo asume así porque cree
que en el curso de la vida misma los elementos configuradores de la identidad
pueden modificarse.
Los
estudiantes por su parte asocian el concepto de identidad con la vivencia
diaria en el colegio, en el caso del colegio artístico, las artes plásticas y
la música es lo que nos hace diferentes a los demás: “Pues identidad creo que es lo que nos identifica a nosotros de los
demás colegios creo que en nuestro caso y punto a favor son las artes que es
algo que desde que estudio aquí siempre lo ha tenido y pues creo que esto
siempre nos identifica y nos hace diferentes a los demás colegios y tal vez
como que más fuertes en esas áreas frente a otros colegios”. Al respecto,
Bernal (2004) propone además que “la mera construcción de la identidad no
asegura su carácter humanizador, verdaderamente emancipador”.
Comprensión
de pluralidad
Para los
docentes del Colegio Artístico Rafael Contreras Navarro, en el quehacer
pedagógico ven la pluralidad como el reconocimiento y aceptación del otro con
sus diferencias particulares para formar la comunidad: “Reconocimiento y aceptación de los grupos con características
diferentes a las propias. En un término general, pluralidad es cantidad de
gente, personalidades, o muchas opiniones entre otros”. Para Chaux (2004)
“un ciudadano competente no solamente evita cualquier tipo de discriminación,
sino que promueve el respeto y la valoración de las diferencias”. Y agrega que
“la pluralidad y la valoración de las diferencias tienen, sin embargo, un límite
dado por los derechos humanos” “…En ese sentido, la pluralidad se diferencia de
la tolerancia total” (p. 20). De ahí que la forma de pensar de los docentes de
la institución focalizada en esta investigación no está lejana con los
pensamientos planteados anteriormente.
Para los
estudiantes la pluralidad se puede ver como la unidad en la diversidad. Esto es
una experiencia en dónde cada uno desde lo particular aporta a lo general: “Yo entiendo por pluralidad como una gran
multitud de algo o grandes cosas como lo sería todas las personas que están en
algún arte, como puede ser música, artes plásticas, danzas, etc.”. En este
sentido, Álvarez (2004) adopta el concepto “Pluralismo” y dice que “es un
término que parece haberse impuesto, no se sabe si por poco o por mucho tiempo
o si, tal vez, ya por tiempo indefinido” (p.110). Proponiendo que “por
consiguiente, las experiencias valiosas serán aquellas que nos hablan de la
pluralidad y de la creación y preservación de un espacio en el que esa
pluralidad pueda manifestarse y el sujeto pueda revelar su identidad mediante
hechos y palabras” (p.339). Sin embargo, Álvarez (op. cit.) además sostiene que
“no se trata del reconocimiento de la pluralidad de doctrinas, sino del
pluralismo como doctrina” (p.109).
Perspectivas
frente a la discriminación
Para los
docentes la discriminación no es otra cosa que la incapacidad de pensar un poco
más allá de su propio yo, es una incapacidad para tolerar y aceptar a los demás
como son, desconociendo que somos únicos, e irrepetibles: “Me parece que evidencian incapacidad de pensamiento y son síntomas de
intolerancia. Las situaciones que más he observado se relacionan con la
inclinación sexual. A veces he observado marcada homofobia en los cursos
inferiores. En los cursos superiores la situación es distinta”. De ahí que
es oportuno atender al postulado de Beltrán (citado por Segovia et al., 2010)
quien asume más concretamente, que la competencia en comunicación es el
conjunto de habilidades que posibilita la participación apropiada del sujeto en
situaciones comunicativas específicas.
Asimismo, para
los estudiantes, la discriminación es una práctica que va en contravía con el
compañerismo, porque lo ideal es la ayuda mutua, el apoyo desinteresado a la
otra persona. Además, para ellos discriminar es aislar al individuo atentando
con el clima de convivencia y el aprendizaje en equipo: “Pues la verdad opino que está mal porque somos compañeros que
estudiamos juntos, creo que tenemos que ayudarnos entre todos, tenemos que
estar unidos ante cualquier situación que se nos presente; además creo que todo
eso contribuye al aislamiento de la persona y esto no me gusta porque puede
afectar la convivencia en el salón de clase”.
Para los
docentes participantes en el grupo focal es claro, que una buena convivencia se
configura cuando: “particularmente
rechazo cualquier tipo de discriminación y de exclusión, yo sostengo que todos
y todas tenemos cabida en todos los escenarios de actuación y en la institución
realmente son pocas las situaciones de discriminación que he presenciado,
algunas han sido respecto a la situación económica del discriminado, otro tipo
de discriminación que he observado es que hay una tendencia a la homofobia
porque un estudiante no tiene definida su orientación sexual o que han optado
por una razón distinta a nivel sexual, siempre existirán estudiantes que emiten
conceptos de burla por su manera de hablar, por sus ademanes o su manera de
expresarse”.
Al incentivar
una cultura de sus prácticas pedagógicas, bajo el principio del respeto y la
diversidad, inequívocamente se está promoviendo una cultura de comunicación con
todos los miembros de la comunidad educativa y así lo expresa, Reyzábal (2012),
al afirmar que “para una comunicación eficaz deben tenerse en cuenta las
costumbres sociales, los hábitos culturales y las variantes psicológicas
propias de cada momento y circunstancia”. La autora considera que “la
competencia comunicativa suele incluir la lingüística, pero al ser más amplia
(…) resulta fundamental para subrayar, negociar, intercambiar, reforzar o,
incluso, negar significados que el mensaje verbal puede enunciar correctamente,
pero, a veces, inadecuado” (p. 68).
Es por ello
que para los estudiantes es necesario “ponerse en los zapatos del otro”, para
comprender qué se siente cuando se es rechazado, aislado o maltratado ya sea
física, verbal o emocionalmente: “Es muy
degradante, ya que cuando se están burlando de las personas por estatus, raza
etc, uno no sabe cómo se está sintiendo la víctima”. Parafraseando a Chaux (2004) cuando habla de los tipos de
competencias emocionales a desarrollar en el estudiantado colombiano, entre las
cuales están: identificación de las propias emociones, manejo de las propias
emociones, empatía e identificación de las emociones de los demás.
Identificación
de hechos de discriminación
Al ser
consultados los estudiantes frente a la manera como logran identificar casos de
discriminación al interior del aula, señalan que en ocasiones algunos
estudiantes no son tenidos en cuenta para hacer parte de los grupos de trabajo:
“Yo identifico esta situación cuando veo
que la profesora manda a formar grupos y me doy cuenta que queda
sobrando un compañero el cual nadie lo llama como para hacer parte, más bien lo
rechazan y lo excluyen ahí identifico la discriminación”.
Lo manifestado
por los estudiantes, permite establecer que de acuerdo con la postura de Chaux
(2004), explicitada en párrafos anteriores. En otra perspectiva, los docentes
identifican las situaciones de discriminación desde la incompatibilidad de
intereses entre las personas que hacen parte de los procesos de la práctica
pedagógica, parafraseando a Chaux: Cuando hay incompatibilidad en los intereses
de las personas, desde allí se detectan situaciones de tipo conflictivas. Tales
incompatibilidades pueden explicarse desde los procesos de desarrollo
individual que cita Vera y Valenzuela (2012), cuando señala que en inglés, el
término ‘selfhood’ se traduce como individualidad o singularidad para referir
la condición resultante del desarrollo del individuo. Esto de cierto modo,
explica cómo los estudiantes en sus reacciones cotidianas tienden a pensar sólo
en sí mismos, sin percatarse de las necesidades del compañero.
Consecuencias
por razones de discriminación
En este
sentido, tanto docentes como estudiantes coinciden en que aspectos como la baja
autoestima, el irrespeto a los valores, la deserción escolar e incluso atentar
contra la propia vida, pueden ser parte de las consecuencias negativas que
genera la discriminación: “Pésima
convivencia, pérdida de valores, baja autoestima. Deserción escolar, acoso
escolar”, comenta un docente. “Las
consecuencias son graves ya que causan colapsos y fisuras entre la comunidad
estudiantil. Y serios problemas al afectado en forma de depresión, lo cual
puede llegar a ser un resultado fatal”, comenta un estudiante.
En el
ejercicio de la práctica pedagógica se puede evidenciar a través de la
observación, como algunos de los estudiantes, al referirse a las diferencias,
tienen claro que la discriminación no puede, ni debe ser un factor de
convivencia al interior del aula: “Uno de
los informantes manifiesta abiertamente y con vehemencia la defensa de los
derechos de la comunidad LGTBI”. Esta posición es ratificada por Alzina
(2003), quien propone en relación a que “del constructo de la inteligencia
emocional deriva el desarrollo de competencias emocionales”. Asegura que “la
competencia es el conjunto de conocimientos, capacidades, habilidades y
actitudes necesarias para realizar actividades diversas con un cierto nivel de
calidad y eficacia”. Y lo sustenta en que “el concepto de competencia se
integra el saber, saber hacer y saber ser” Por ello, “el dominio de una
competencia permite producir un número infinito de acciones no programadas” (p.
21).
En este
sentido, el diálogo como mecanismo para valorar las diferencias, es un aspecto
fundamental que destacan los docentes para promover el respeto por las
diferencias, como instrumento facilitador, el cual se conjuga con actividades
lúdicas de diferente orden: “El juego es
muy importante, en el área de matemáticas estamos trabajando con el ajedrez.
Estos pequeños espacios de reflexión frente a jugadas o estrategias del juego
nos ayudan a que los estudiantes dialoguen, analicen del porque perdieron o
ganaron y de esto salen muchos debates interesantes frente al tema de la
exclusión y discriminación”.
Este tipo de acciones, encajan en lo que Chaux
(2004) llama identificación de las propias emociones. La reflexión a través del
juego de ajedrez permite desarrollar “la
capacidad para reconocer y nombrar las emociones en sí mismo”. Cuando el
docente habla del significado de perder o ganar este juego, se puede comprender
al parafrasear a Chaux: lo importante que resulta poder reconocer los signos
corporales asociados con las distintas emociones, saber identificar los
distintos niveles de intensidad (como un termómetro) que pueden tener mis
emociones y saber reconocer las situaciones que usualmente generan emociones
fuertes en mí.
Como
complemento al diálogo, el ejemplo, hace parte de las estrategias de valoración
de las diferencias, a juicio de los docentes abordados en esta investigación: “Pues siempre con el testimonio, mostrarles
que mi forma de ser con todos es igual para que vean que no hay motivo para
tratar a una persona diferente y creo que ellos al ver esto tal vez puedan
actuar igual y seguir mis pasos”. En este punto los aportes de Chaux
(2004), demuestran que, “las competencias emocionales son las capacidades
necesarias para identificar y responder constructivamente ante las emociones
propias y las de los demás”. Esta forma de actuar, se puede explicar con lo que
llama el manejo de las propias emociones “Esta competencia permite que las
personas sean capaces de tener cierto dominio”, que es lo que el estudiante
explica cuando se refiere a su forma de ser. “No se trata de hacer desaparecer
las emociones ya que eso no es posible ni deseable” (p.21), sino de tener
dominio de sí.
Promoción
del respeto por las diferencias.
Los docentes
insisten en que la estrategia del diálogo es, en definitiva, uno de los
instrumentos que mayor efectividad producen en el camino de promover el respeto
por las diferencias al interior de la institución y en el marco de la práctica
pedagógica: “En el grado décimo al
iniciar el año escolar, una estudiante fue discriminada por otra compañera al
no querer trabajar con ella en una evaluación grupal. Sus argumentos: que le caía mal, que era muy
repelente, que se creía mejor que los demás, entre otras. Hubo la necesidad de entrar a dialogar y
mediar para que esta niña no se sintiera tan sola y aislada”. Parafraseando
a Chaux (2004) es posible entender que parte de las estrategias del diálogo
involucran lo que el autor llama “Saber escuchar o escucha activa”.
Promover el
respeto por las diferencias involucra adicionalmente demostrar, según el
mencionado autor “atención con el lenguaje corporal o evitando interrumpir a
los demás mientras hablan. Otra de las maneras más efectivas para hacerle saber
a los demás que están siendo escuchados es el parafraseo” (p. 23) para repetir
con las propias palabras lo que el otro dice y así asegurar la comprensión.
Actuaciones como estas, son las que explican los docentes que utilizan en sus
clases.
Formar con el
ejemplo, parece ser la propuesta que hacen los estudiantes a la hora de
promover el respeto por las diferencias. Cuando se cumple con las normas, se
tiene mayor autoridad para invitar a sus compañeros a respetar al otro: “Pues en todos los actos que se presenten,
tengamos la capacidad y la manera de ir sembrando la semilla de las artes
presentando actos bien hechos y coordinados, portando con pulcritud el uniforme
de la Institución, en el comportamiento dentro y fuera de la Institución, sobre
todo siendo respetuoso y cortés con los demás, llevando el carné estudiantil, entre
otros”. Estas formas de acción son denominadas por Chaux (2004), como
asertividad. Lo que explican los estudiantes en este sentido es que con su
forma de actuar expresan “las
necesidades, intereses, posiciones, derechos e ideas propias de maneras claras
y enfáticas, pero evitando herir a los demás o hacer daño a las relaciones”.
Lo anterior, con el fin de forjar prácticas de acertividad y ciudadanía en la
escuela.
Conclusiones
Una vez desarrollada la propuesta de
investigación, se pudo constatar que se identificaron algunas representaciones
en las prácticas pedagógicas de los maestros y estudiantes sobre competencias
ciudadanas en la Institución Educativa escenario de la investigación.
Para la comunidad educativa, los conflictos son
todas aquellas situaciones dónde se confrontan por diversos motivos dos o más
personas; derivados de la incapacidad que existe para dialogar o por el
inconformismo y la agresividad, que se evidencia en ellas. Visto el conflicto
desde la perspectiva de las competencias ciudadanas, tanto docentes como
estudiantes, afirman que representa la tensión o la confrontación en torno de
algún tópico determinado entre dos o más personas que puede desencadenar en
actos de agresividad y maltrato.
En relación con los mecanismos de participación
y responsabilidad democrática, muy especialmente en los últimos años, se
evidencia un significativo avance institucional, toda vez que la comunidad, ha
mostrado un creciente interés en torno a la
reivindicación de los procesos democráticos; los cuales se traducen en
la participación de los docentes y estudiantes en los diferentes órganos del
gobierno escolar, llámese, personero estudiantil, contralor de los estudiantes,
consejo directivo, consejo de estudiantes y demás instancias definidas por la
ley.
Lo anterior no
quiere decir que no se encuentren obstáculos en la implementación de dichos
procesos pues, aunque se ha formado e ilustrado sobre la responsabilidad de
participar activamente, persisten en algunos estudiantes y docentes ciertos
temores en torno a los compromisos que se derivan de las responsabilidades
adicionales que conlleva una participación activa en el ejercicio democrático.
Ahora bien, nos sólo se ha visto un crecimiento en la capacidad para
postularse, sino que también se ve el interés y la madurez a la hora de ejercer
el derecho de elegir.
Para el caso concreto de la valoración de las
diferencias, se pudo constatar que en la Institución es notorio el gran rechazo
ae la discriminación, ya que se observa un ambiente de participación en el que
se valoran los aportes de todos los miembros de la comunidad. Lo anteriormente
expuesto se concretiza en el hecho de comprender a cada persona como ser único
y/u original, ya que todos piensan de un modo distinto, igualmente se asume que
todos tienen los mismos derechos y deberes, tanto como el repesto por las
diferencias entre todos los miembros de la comunidad escolar.
En relación con la descripción de las prácticas
pedagógicas de los docentes para el desarrollo de las competencias ciudadanas
en la media técnica de la Institución Educativa Colegio Rafael Contreras
Navarro de Ocaña, se evidencia que gran parte de los docentes optan por el
intercambio de información con miembros del grupo donde se da el conflicto en
torno a lo sucedido, pues consideran que esta estrategia facilita la resolución
de dicho conflicto de forma eficaz y
justa; propiciando un clima de confianza para que los involucrados en los hechos puedan dirimir sus diferencias.
El diálogo fluido propicia el conocimiento de
primera mano sobre el origen de las diferencias, pero, sobre todo, permite
desprenderse de los prejuicios que surgen en este tipo de situaciones. Esta
estrategia también permite identificar las situaciones que motivaron el
conflicto, una relación detallada de los hechos en sí y las posibles
consecuencias de los mismos, lo cual facilita la búsqueda de alternativas de
conciliación en las que las partes en conflicto avancen en el fortalecimiento
de sus competencias ciudadanas, proceso en el que resulta fundamental la
interiorización y comprensión proactiva del manual de convivencia.
En cuanto a la participación y la
responsabilidad democrática, se evidencia en las prácticas pedagógicas de los
docentes, que estos tienen claro el papel que deben cumplir en dichos procesos,
pues afirman que ante cada coyuntura, los estructuran y los organizan para que
se habiliten espacios de aprendizaje concretos, en los que los estudiantes
puedan comprender cuál es el rol que deben asumir en cada ejercicio
democrático. Para los docentes es claro que desde la práctica pedagógica es que
se debe concebir y habilitar los espacios para que cada estudiante pueda
participar democráticamente y ejercer el libre derecho a elegir y ser elegido.
Así, una mirada a las acciones para promover la
participación, desde la perspectiva de las prácticas pedagógicas de los
docentes, permite corroborar que estos tienen claro que es necesario
implementar actividades en las que se den a conocer las normas de convivencia,
los derechos y deberes, la situación institucional en todos los aspectos, a fin
de promover la participación y la responsabilidad democrática.
El análisis realizado a las prácticas
pedagógicas de los docentes relacionadas con la pluralidad, identidad y
valoración de las diferencias, permitió evidenciar que éstos comprenden y
valoran las diferencias a partir del reconocimiento, el respeto y la acogida al
otro. Para ello, se valen de diversas estrategias que propician un cambio en
los estudiantes en cuanto a la forma de pensar y de actuar, fortaleciendo con
ello la identidad de cada uno dentro del grupo.
Esta forma de asumir la pluralidad, la
identidad y el respeto por las diferencias en la práctica pedagógica de los
docentes, evidencia que para ellos la discriminación no difiere de la
incapacidad de pensar un poco más allá del propio yo, que se traduce en la
imposibilidad para tolerar y aceptar a los demás como son.
Se destaca el uso del diálogo como instrumento
facilitador que promueve el respeto por las diferencias pues, como afirman los
mismos docentes, la estrategia del diálogo es en esencia uno de los
instrumentos con mayor efectividad para posibilitar el respeto por las
diferencias al interior de la Institución.
Respecto del proceso de contrastación de las
representaciones con las prácticas pedagógicas de los docentes en relación con
el desarrollo de las Competencias Ciudadanas en la media técnica de la
Institución Educativa Colegio Artístico Rafael Contreras Navarro de Ocaña, se
pudo evidenciar que en los docentes existe la voluntad para prevenir y orientar
la resolución de conflictos.
Esto muestra que lo afirmado por los docentes,
es en su mayoría coherente con lo que se observa en su práctica pedagógica
cotidiana. Se observa también en los estudiantes, una marcada tendencia a
denunciar los casos de matoneo y aquellos conflictos en los que los agredidos
prefieren callar.
Finalmente, en relación con la comprensión del
desarrollo de las competencias ciudadanas en las prácticas pedagógicas en el
marco de las representaciones en
docentes y estudiantes de la media técnica de Institución Educativa Colegio
Rafael Contreras Navarro de Ocaña, alrededor de las competencias ciudadanas, se
concluye que la comunidad educativa ha reorientado su accionar hacia la consolidación de procesos de
formación en los cuales la convivencia y la paz se fundamenten en el respeto a
los derechos de las personas y a las normas que regulan la vida en sociedad, es
decir, la capacidad para vivir juntas personas diferentes, la cooperación y la
solidaridad. En estos procesos, son notorios la aceptación de la pluralidad
como una realidad que enriquece y ayuda a avanzar, el diálogo que permite
superar conflictos y el rechazo a todo tipo de violencia.
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