Año
5 N° 9 / Enero – junio 2019. 113 - 122
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ISSN 2477-9342 |
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ENSAYO
Hacia la
construcción de una educación eco-social: Una demanda universal en tiempos de
crisis global
Towards the construction of an eco-social
education: a universal demand in times of global crisis
Flor Mireya Carvajal Villamizar
faomjho990106@hotmail.com
Colegio San Luis Beltrán. Municipio Sardinata. Norte de Santander (Colombia)
Recibido 06 de febrero de 2018 / aprobado 08 de noviembre de 2018
Palabras clave Formación, educación eco-social, ambiente. |
Resumen La consolidación de un mundo para un hábitat idóneo en todas las
especies es una petición universal, para ello, el reconocimiento de los
sistemas implícitos (humano y ambiental) se constituyen en punto de partida
para que se entienda el modo en que los actos humanos afectan el planeta.
Desde esa realidad, cada sujeto universal debe formarse para entender su rol
social frente al ambiente, una ecoalfabetización
que le estimule a una actuación para la prevención y no para el relato inerte
de consecuencias ante la destrucción del nicho global. En tal sentido, el
presente ensayo argumentativo induce desde la educación Eco-social una
formación para la reflexión, donde se reconozca la complejidad del sistema
integrado y desde la adecuación curricular, el pensamiento crítico, el
aprendizaje colaborativo, social y emocional, de modo que, se sienten las
bases de una resignificación en los sujetos para el
rescate de la diversidad cultural, ambiental y social. |
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Keywords Training, eco-social education, Environment |
Abstract The consolidation of a world for a suitable habitat in all species is
a universal request. For this, the recognition of the implicit systems (human
and environmental) constitute a starting point for
understanding the way in which human acts affect the planet. From this
reality, each universal subject must be trained to understand its social role
vis-à-vis the environment, an eco-literacy that stimulates action for
prevention and not for the inert narrative of consequences before the
destruction of the global niche. In this sense, the present argumentative
essay induces from Eco-social education a formation for reflection, where the
complexity of the integrated system is recognized and from the curricular
adaptation, the critical thinking, the collaborative, social and emotional
learning, so that, the bases of a resignification
in the subjects are felt for the rescue of cultural, environmental and social
diversity. |
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El impulso eficaz, la apropiación cognitiva y
la generación de cambios sociales para un impacto positivo es una demanda
universal, que requiere del concurso de sujetos prestos para la invaluable
labor de hacer aportes relevantes y trascendentales en atención con las
debilidades globales, pues día tras día, los conflictos, la letra y el verbo con
escaso impacto, la vulnerabilidad social desde el desapego ético, educativo y
político, parece ser la carta de presentación de países no solo latinoamericanos
sino extensivo al resto del mundo, prueba de ello, lo muestra la humanidad con
sus acciones de destrucción y lo certifica el planeta entero con sus
reacciones, donde el caos y la decadencia social lejos de una excepción, se
convierte en cotidianidad con fuertes vestigios de acentuarse y perpetuarse en
la realidad de cada sujeto.
Esta realidad latinoamericana signada por
acontecimientos tanto políticos como sociales, encuentra en la educación la
ventana para que se induzcan cambios y resignificaciones,
que eleven la premisa de “majestad de país para sus ciudadanos”, es decir una
nación cuyo bienestar busque una nueva ética social que contribuya
significativamente con la valoración de cada espacio social. Al ser así, desde
la educación se produce una simbiosis con su espacio directo de actuación, y trae
consigo, que la realidad en los contextos sociales sea inducida por sus
ejecutantes, lo cual expresa, el bienestar y la armonía de un colectivo social
cercano a la relación y actuación de los ciudadanos; pero también, el caos, la
desidia, el desorden y la total destrucción llevan la impronta humana, en tal
sentido, la relación sujeto-sociedad, es el punto de partida para que se
entienda y se explique el porqué de los fenómenos y sus características
particulares tanto favorables como de total debilidad.
En este marco de ideas y relaciones, la
dualidad naturaleza y sociedad se erige como un fenómeno socio-histórico que
muestra como sujetos y ambiente confluyen en lo que se denomina Ecología
social, entendida por Biehl y Bookchin
(2001, p.4) como una “disciplina que permite estudiar los problemas creados por
las crisis sociales y ambientales. El término enfatiza la total relación entre
la sociedad y la naturaleza y exige reconocer en dicha fusión los valores
implícitos”. La ecología social demanda la interconexión de dos sistemas; al
ser estos, el sistema humano y el sistema ambiental, donde el ser humano
interacciona intensa y continuamente con el ambiente. Desde los argumentos, uno
ni otro se puede estudiar aisladamente, ambos constituyen un sistema integrado
donde sus componentes determinan aspectos de su estructura y funcionamiento,
para la conformación de un sistema complejo y de múltiples interrelaciones.
La ecología social en palabras de Díaz-Salazar,
(2016) tiene su génesis en la interacción y complemento entre los sistemas
humano y ambiental, ello estimula la intención de formar para la vida en un
planeta cambiante, donde a diario las incidencias ambientales repercuten
drásticamente en la cotidianidad de los seres vivos y en particular en el
sujeto quien demanda del planeta no solo su asiento natural sino todo una
cadena de supervivencia desde la alimentación, vestido y convivencia, situación
que en la actualidad se ve amenazada por acontecimientos tales como el aumento
de la temperatura global, incremento del nivel del mar, acidificación de océanos,
alteraciones constantes en los patrones de lluvia que causa sequias, desastres
naturales y hambruna.
De igual manera, la constante contaminación de
suelos, agua y pérdida de la biodiversidad, que deja al planeta en una suerte
de moribundo desasistido con la única convicción que pronto morirá. Ante esta
situación global, las naciones del mundo elevan su voz, y las organizaciones
mundiales debaten constantemente sobre dicha realidad y en cada foro, simposio,
charla, discusión sobre educación, sociología, antropología, religión, en fin
todo espacio donde participe protagónicamente el sujeto, está presente el tema
ambiente y sus consecuencias nefastas para la humanidad.
En este sentido, parte de los lineamientos
mundiales consensuados por los países del mundo con la finalidad de alcanzar
los 17 objetivos de desarrollo sostenible formulados por la Organización de
Naciones Unidas (2015) en la Agenda 2030, así como los objetivos de la
Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura
(2015), demanda de la educación la vía expedita para una formación que atienda
y se ocupe de la ciudadanía global.
Desde las ideas expresadas, la UNESCO (2015,
p.5) detalla los propósitos globales con base en el desarrollo sustentable,
ambiente, sujeto y sociedad e indica que:
El objetivo es mejorar el acceso a una educación sobre el desarrollo
sostenible de calidad a todos los niveles y en todos los contextos sociales,
para transformar la sociedad al reorientar la educación y ayudar a las personas
a desarrollar los conocimientos, habilidades, valores y comportamientos
necesarios para el desarrollo sostenible. Involucra incluir temas de desarrollo
sostenible, como el cambio climático y la biodiversidad, en la enseñanza y el
aprendizaje. Se anima a los individuos a ser actores responsables que resuelven
desafíos, respetan la diversidad cultural y contribuyen a crear un mundo más
sostenible.
Ante tal llamado universal, los países del
mundo encuentran en la educación un norte estratégico que invita a repensar en el
proceso formativo escolarizado y formal como vía para una reflexión con impacto
en la precaria situación que envuelve al planeta. La afirmación alienta desde
la educación, el cómo potenciar el desarrollo de una sociedad sostenible y
prepararla para su adaptación y posterior aplicación en contexto específico,
pues desde la educación emerge el mecanismo ideal para resignificar
en cada sujeto su participación en los sistemas tanto humano como ambiental, lo
cual infiere que lo que se haga es definitorio; pero lo que deje de hacerse por
cada sujeto en pro de los sistemas es determinante y marca la pauta de un caos
que lentamente se apodera del hogar universal de la especie humana.
Por
tanto, se requiere de una educación frente a la crisis ecológica y social, lo
cual implica asistirse de la pedagogía para una formación, en la cual docentes
y aprendices potencien sus estructuras cognitivas y les lleve a la reflexión
justa y oportuna para su actuación frente a la demanda social, que además requiere
valorar la ecología y todo lo implícito en la relación sujeto y ambiente.
En
argumentos de Cembranos, Herrero y Pascual (2011,
p.17):
La organización escuela como ente para la transformación social,
política, económica y cultural, es el espacio para que se induzca una enseñanza
que considere no solo lo cercano sino también lo global, esto trae consigo un
proceso integral y holístico que incorpora conocimientos y saberes sobre ecología,
asimismo educación en ética tanto social como ambiental, complejidad de los
fenómenos y procesos, pensamiento sistémico y la criticidad como medio para la
discusión y el encuentro de ideas para la construcción del conocimiento (p.17).
Desde esta perspectiva, es la educación la vía
para el encuentro de visiones que trasciendan en una actuación positiva y
significante en favor de un planeta que reclama una operatividad para la vida,
donde la labor efectiva y humanamente ambiental de cada sujeto es la pieza
clave para encarar transformaciones.
Entonces, frente a la crisis ecológica y social
en la cual cada sujeto es corresponsable, la educación Eco-social se erige como
una revolución en el proceso de formación. Para Gudynas
y Evía (2010, p.26):
La visión de la educación Eco-social se destaca como un planteamiento
holístico y sistémico de reconocimiento e interrelación de elementos
constitutivos para su atención y ocupación. Esta acción parte del ser humano y
en particular atendiendo a sus peculiaridades colectivas. La delimitación del
ambiente se hace desde el sistema humano. El sistema ambiental es concebido
como todo aquello que interacciona con el sistema humano. En el sistema
ambiental corrientemente se distinguen tres sub-sistemas: humano, construido y
natural. El componente humano se refiere a los demás hombres que no son parte
del sistema humano inicialmente reconocido. De igual manera, el construido
engloba casas, calles, ciudades o áreas cultivadas, que son paisajes
modificados o realizados por el ser humano. Finalmente, el natural incluye a
los bosques y ríos, montañas y praderas, y la fauna y flora que albergan.
La educación eco-social se fundamenta en
principios de complejidad donde cada elemento constitutivo de los sistemas
(humano y ambiental) debe ser identificado y valorado desde su función en el
todo general. La clave de la educación eco-social está en la labor integral e
interdisciplinaria que realice el docente desde la enseñanza, para la
construcción no solo cognitiva sino procedimental, con fuerte énfasis en lo
actitudinal de los aprendices, pues se trata de una toma de conciencia desde la
apropiación de saberes y conocimientos.
La educación eco-social no es enciclopedismo
bajo el cual se evalúan conceptos sobre ambiente y su relación con el hombre en
comunidad y de allí se extrae una evaluación; la acción es mayor e implica un
empoderamiento para la actuación, una constante praxis tanto en docentes,
estudiantes, familia y por ende comunidad, que les lleve a una reflexión para
la resignificación de aspectos ideológicos y
actitudinales, lo cual tendrá un impacto en la construcción para la
operatividad y aplicación en cada sujeto desde su niñez hasta su vida adulta,
pues se requiere un plano de significados que produzcan cambios en cada sujeto
vinculante.
Se trata entonces de un marco de significados,
un sistema de referencias que permiten interpretar los fenómenos en razón de la
fusión ambiente y sociedad, para lo cual, la educación es protagónica y destaca
una vía para que los sujetos comprendan su actuación y la de los demás en su
entorno natural, al hacerlo inicialmente será extensivo y referente para otras
personas y contextos. Para Gudynas y Evía (2010, p.72) “La educación Eco-social es el punto de
partida para el reconocimiento, la apropiación, el entendimiento y la
aplicación con significado en el orden de los sistemas involucrados (Ambiente y
sociedad)”. Dicha secuencia de eventos crea un andamiaje cognitivo-operativo
para una eflexión y actuación con impacto, aspectos
estos necesarios en la educación Eco-social.
Para este cometido, en palabras de Raquejo y Parreño (2015, p.38) “la fusión ecología y sociedad
se desarrolla en tres dimensiones (investigación, acción-promoción y compromiso
ético) y desde esta consideración la educación ordena su aplicación e infiere
una nueva praxis, que incluya la reflexión de la acción”. Tal es el caso, la
educación Eco-social debe estar asistida por la investigación, por la búsqueda
científica que muestre realidades y aporte fundamentos, con un método cercano epistémicamente
a las ciencias naturales sin dejar a un lado las ciencias sociales, pues se
trata de la consideración e interrelación de ambos para entender la realidad
circundante.
De igual manera, lo Eco-social demanda acción y
promoción, donde se atienda las circunstancias desde las causas y no las
consecuencias a destiempo. La educación bajo esta visión busca prevenir y no
actuar frente al desastre que implica un sistema ambiental totalmente golpeado
y apartado desde su importancia para el planeta, a manera reflexiva cobra valor
el fragmento de Carta enviada por el gran jefe Seattle de la tribu Suwamish al Presidente de los Estados Unidos (1855),“Lo que
le ocurra a la tierra le ocurrirá a los hijos de la tierra”, lo anterior
estimula la reflexión y genera una filosofía de tal envergadura, que alienta la
idea de una educación para la prevención, como fundamento para minimizar las
consecuencias del daño global que a diario muestra el planeta.
También lo eco-social desde la educación
requiere de un compromiso ético, esta ciencia tiene por objeto el estudio de
los actos éticos que se presentan en las distintas circunstancias desde la
diversidad, devela el modo de ser del sujeto cuando entra en relación con el
otro desde la acción reiterada, continua y vital que da identidad al ser desde
su intervención.
La ética
en palabras de Perdomo (2012) se considera como una ciencia práctica y
normativa que estudia el comportamiento de los hombres, que conviven
socialmente bajo una serie de normas que le permiten ordenar sus actuaciones y
que el mismo grupo social ha establecido. Igualmente, desde el punto de vista
educativo, es vinculante al comportamiento del sujeto, a su actuación, su plano
ideológico así como su vinculación social.
Por consiguiente, se requiere una educación
Eco-social sustentada en la investigación para darle un fundamento racional y
científico, que oriente una formación para la prevención y no para narrar
consecuencias de hechos irreparables para la humanidad. Por tanto es necesaria
una ética que asista el proceso, que oriente los sujetos y que permita que se
encare una educación para darle sentido a la vida desde la actuación. No se
requiere gente que exprese amor por el planeta, se necesitan personas que
demuestren ese amor en acciones. El verbo debe convertirse en procedimiento; lo
cual infiere en cada sujeto, la convicción plena de habitar de forma sostenible
en el planeta y adaptarse a la variabilidad cotidiana en un mundo de constante
transformaciones.
Por tanto, es fundamental una construcción
inducida desde la educación en pro de la ecología y la sociedad como sistema. De
ser así, una educación Eco-social demanda para su aplicación de un currículo
integrado, para Torres (2000, p.4) este currículo detalla una “organización
estructurada a partir de ejes articuladores y núcleos problemáticos que surgen
de la identificación y caracterización de las necesidades humanas, sociales y
económicas prioritarias en la realidad contextual”. Dicha orientación requiere
de saberes y conocimientos próximos a la realidad de ambos sistemas
(Ecológico-social), que posibilite la creación de ejes con acción transversal
que serán considerados en las diversas planificaciones educativas de niveles y
sistemas educativos en cada país. La articulación Ecología-sociedad se
convierte entonces, en una acción transversal como demanda de un currículo
holístico y transdisciplinario, debidamente
instrumentado para que docentes, estudiantes y comunidad en pleno apliquen
sobre tales supuestos en pro de la formación.
También el proceso formativo debe articular la
comprensión a través de la ecoalfabetización, Capra (2009, p.17) expresa:
La esencia de la ecoalfabetización es la
sabiduría de la naturaleza demostrada en la capacidad de autoorganización
de sus ecosistemas, la cual ha permitido que los ecosistemas vivan de manera
sustentable desde hace más de tres mil millones de años. Ser ecoalfabeto significa comprender los principios de
organización de las comunidades ecológicas y a partir de allí crear comunidades
humanas sostenibles.
La formación constante y permanente bajo
eco-educación, invita a la alfabetización no solo en lo ecológico, sino también
del sistema social bajo el cual interactúan los sujetos. Desde el planteamiento
anterior, los problemas graves que dañan al planeta no pueden ser entendidos
aisladamente, sino en forma sistémica como vía de comprensión de su complejidad
implícita. Por tal situación, desde la educación es necesario que se orienten
cambios de la percepción, pensamiento, actitudes, valores y aplicabilidad en
correspondencia con la concepción que orienta posturas consideradas como
reduccionistas en el campo de la ecología y la sociedad.
De
allí que el papel del sujeto activo en la educación Eco-social (docente,
estudiante, acudientes y comunidad en pleno) es preponderante, cada uno aplica
desde su rol para la construcción de un conocimiento con impacto desde las
condiciones adecuadas. Por tanto, ahondar en el significado de los fenómenos
para una construcción personal es un norte formativo para esta visión de
enseñanza.
La educación Eco-social debe fortalecer
progresivamente en los agentes educativos intervinientes un pensamiento
crítico, con la finalidad que se genere una actitud de análisis desde varias
perspectivas, lo cual incide en la toma de decisiones y solución de problemas.
Para Paul y Elder (2006, p.5) el pensamiento crítico “es el proceso
intelectualmente disciplinado de activar y hábilmente conceptualizar, aplicar,
analizar, sintetizar y/o evaluar información recopilada o generada por
observación, experiencia, reflexión, razonamiento o comunicación, como una guía
hacia la creencia y la acción”.
En tal sentido, la educación Eco-social devela
una construcción en favor de una didáctica del pensamiento crítico implica un
aprendizaje activo y significativo donde se construye significado por medio de
la interacción y el diálogo para el desarrollo de la curiosidad, el
cuestionamiento, la reflexión y el aprovechamiento de conocimientos con la
finalidad de tomar decisiones y ofrecer soluciones.
Desde aspectos concluyentes, se requiere una
educación de calidad, donde los fundamentos de la formación eco-social sean un
medio para la toma de conciencia y la transformación necesaria en cada sujeto
para su aplicación global. Se necesita la total apertura para la resignificación de los actos humanos frente al ambiente y
la reelaboración y fundamentación del rol de la educación en el desarrollo
mundial, pues tiene un efecto catalizador en el bienestar de los individuos y
el futuro del planeta, por tanto más que nunca, a través de educación
eco-social se eleva la responsabilidad de estar al nivel superior de los
constantes desafíos y las aspiraciones del siglo XXI, pues se requiere una luz
cognitiva en cada hombre y mujer que habita el planeta, para que su actuación
favorezca la demanda universal de un mundo idóneo para las especies, un espacio
global para la sustentabilidad y la interacción como principio que prospere en
razón de un mundo mejor.
En definitiva, se trata de una racionalidad
frente al caos del hombre ante el ambiente, donde la actitud determinista y
catastrofista de la sociedad limita la recuperación progresiva del hábitat
humano. Para este fin, es prudente una cultura de valores inducida por la
educación, donde los sujetos reconozcan la vital importancia de una visión
positiva de la responsabilidad y posibilidades de cambio que tiene el ciudadano
como sujeto consciente. Y es precisamente en esta intersección entre la
potenciación de las relaciones y de la educación en valores que comprometa
activa, colaborativa y críticamente a las personas en pro de un mundo, un medio
y una humanidad distinta donde la educación encuentra su mejor sentido.
De ser así, la educación eco-social se
convierte en la estimulación cognitiva para la oportuna toma de conciencia ante
la urgente necesidad de buscar correctivos destinados a superar la crisis provocada
por el hombre en el ambiente humano. Es decir está en manos del hombre la
respuesta y solución de su creación fatal. El mundo reclama soluciones, pero
también prevenciones ante el caos futuro, situación que es oportuna orientar
desde una sociedad en constante aprendizaje en pro del ambiente.
Referencias
Biehl, J. y Bookchin, M. (2001). Las políticas de la ecología social,
municipalismo libertario. Barcelona (España): Fundación Salvador Seguí.
Capra, F. (2009). La trama de la vida.
Barcelona (España): Editorial Anagrama.
Cembranos, F., Herrero, Y. y Pascual, M. (2011). Educación y ecología: El curriculum oculto antiecológico. Madrid: Popular.
Díaz-Salazar, R. (2016). Educación y cambio Eco-social. Madrid: Editorial PPC Educar.
Gudynas, E. y Evia, G. (2010). La praxis por la vida. Introducción a las metodologías de la ecología
social. Montevideo: Editorial Ángeles.
Organización de las Naciones Unidas para la
Educación la Ciencia y la Cultura (2015). Educación
para los objetivos de desarrollo sostenible.
Organización de las Naciones Unidas (2015).
Agenda 2030 y los objetivos del desarrollo Sostenible. Una oportunidad para
América Latina y el Caribe. Recuperado de: http://bit.ly/2LYLWob
Paul, R y Elder, L. (2006). Estándares de competencias para el
pensamiento crítico. Cambridge: Fundación para el pensamiento crítico
Perdomo, C. (2005). Enseñar la ética con el
paradigma respondero en tiempos de postmodernidad (reflexiones
útiles para una bioética escolar). Educere. Revista venezolana
de educación. 6 (18), 145 - 154, Recuperado de: http://bit.ly/2FqTuPp
Raquejo, J. y Parreño. J. (2015). Arte y
ecología. Madrid: Universidad Nacional de Educación a Distancia.
Torres, J. (2000). Las razones del currículo integrado. Madrid: Morata
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