Año 4 N° 8 / Julio – diciembre
2018. 38 - 55
INVESTIGACIÓN
Y FORMACIÓN PEDAGÓGICA Revista
del CIEGC ISSN 2477-9342 |
INVESTIGACIÓN ARBITRADA La dignidad
humana a partir del discurso de estudiantes universitarios. Un análisis desde
el personalismo de Mounier,
Maritain y Wojtyla Human dignity from the discourse of
university students. An analysis from the personalism
of Mounier, Maritain and Wojtyla Daisy Magaly Rojas Narváez[1] daysi@ciegc.org.ve Docente jubilada del Ministerio de Educación
(Venezuela) Recibido 03
de abril de 2018 / aprobado 10 de junio de 2018 |
Resumen La persona es la expresión humana racional, emocional, biológica; es
un ser integral que se manifiesta por medio de sus actitudes, valores,
creencias, que hacen el ethos de su existencia. El propósito
investigativo fue: analizar la
concepción de dignidad humana que tienen los estudiantes del último año de la
carrera de educación. Las orientaciones investigativas apoyadas en
perspectivas epistemológicas y teóricas que responden a lo introspectivo
vivencial, al personalismo y a concepciones prominentes de persona y dignidad
humana. La teoría fundamentada como método; el análisis de la entrevista en
profundidad por medio de la codificación
abierta, axial y selectiva concluye que: se ratifica que solo el hecho de la
naturaleza humana de la persona la hace digna; se confirma la
autodeterminación a través de la autonomía y la libertad en una relación sine
qua non, se dignifica a la persona por las oportunidades que tiene para
desarrollar sus capacidades. Palabras
clave Personalismo, persona humana, dignidad humana |
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Abstract Person is a rational, emotional and biological human expression. We
deal with an Integral Being that is manifested through the attitudes, values
and beliefs that create the ethos of his existence. The aim of this research
was to analyze the concept of Human Dignity present in university students of
the last year of Education. This investigation is focused on Epistemological
and Theoretical perspectives that responds to the
Experiential Introspective, to Personalism, and to
distinguished conceptions about Person and Human Dignity. The conclusion
drawn from grounded theory as a method, in-depth analysis of interviews
through open, axial and selective coding, states that: it is ratified that
the mere fact of its Human Nature makes a person worthy of dignity; in second
place, it is confirmed the selfdetermination through
its autonomy and liberty in a sine qua non relationship; and finally, each
Person is dignified because of the opportunities available to develop the
full inherent capacities. Keywords Personalism, Human Person, Human Dignity |
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Introducción La socialización le permite al hombre su evolución personal, como ser
corpóreo, emocional, cognitivo y espiritual; de manera que la persona
desarrolla su concienciación y experiencia en cuanto a su ser social libre y
responsable. El hombre posee una experiencia, de sí mismo que a su vez la
manifiesta por medio de la acción lo que revela no sólo su exterior; sino su
interior y estas experiencias son la base del conocimiento sobre el objeto,
así como lo expresa Wojtyla
(1969-2011). La dignidad de la persona humana no se transfiere, ni se impronta en
ningún ser. Es un valor intrínseco de la persona, el cual está en la
condición del hombre mismo, en su racionalidad y responsabilidad desde su
libre arbitrio. En este orden de ideas, Micheline y
Romero (2011) consideran: La dignidad humana como un valor único e intransferible de las
personas, el cual no puede ser lesionado ni limitado o desafectado por
ninguna razón, sea ésta de índole social, económica, sexual, étnica,
cultural, religiosa, etcétera. De acuerdo con esta interpretación, la
dignidad humana se constituye en el fundamento último de los derechos humanos
y de cualquier otro derecho (p.151). En efecto, la dignidad de la persona humana es inalienable e
incomunicable porque está en cada ser; la misma es un principio fundamental
para los derechos humanos. Ésta es inmanente a la condición del hombre, es el
altius et fortius,
lo más alto. Al respecto, Kant (1921-2013) asevera que cada ser debe obrar según
su humanidad, tanto para la persona de sí mismo, como en la persona de la
otredad; ese accionar debe constituir siempre el fin y nunca un medio. De la
misma manera considera que el valor del hombre como fin moral radica en su
dignidad, ésta es intrínseca a la persona por cuanto es la condición para que
el hombre se considere “fin en sí mismo”. Cabe destacar que Kant considera la dignidad como un atributo que no
puede ser sometido a comparación y no reconoce ninguna gradación; por cuanto
es inherente a la persona, está íntimamente unida al ser persona y de un modo
inseparable a su esencia. Al asumir esta concepción desde la condición de
hombre, prevalece que no es producto de convenios sociales, políticos,
económicos, etc., sino que es valioso el hombre por sí mismo en cuanto a su
propia dignidad. El valor de la persona radica en el valor intrínseco e
irrenunciable que le corresponde al hombre en razón de su dignidad, pues,
ésta es el valor más destacado de la persona humana. Acercamiento
a la realidad Desde la mirada ontológica de la dignidad no se admite gradación
alguna; el reconocimiento de ésta supera las formulaciones teóricas, pues la
dignidad se concreta en las acciones de las experiencias de vida, que
manifiestan el respeto por la persona humana pues, ésta es el sujeto
ontológico de la dignidad (Taboada, 2008). Por su parte, entre 1905-1950 Mounier
preside el movimiento personalista como una corriente filosófica
contemporánea, que prima a la persona humana por encima de las necesidades
materiales y los procesos colectivos que respaldan su progreso. El hombre se
compromete con libertad y responsabilidad
desde su vocación de ser una persona (Mounier,
1972). La persona no se define como un objeto o cosa. La persona, como lo
expresa el precitado autor es un ser espiritual, responsable, libre, que se
va configurando con experiencias concretas que se suman a lo largo de la
existencia de la misma persona, en la cual la conciencia en sí mismo es fundamental
para su vida en comunidad. La persona es única e irrepetible tiene un
carácter eminentemente racional en su corporalidad y espiritualidad esto a su
vez consolida la dignidad de la persona humana. Es evidente que es un
atributo propio del ser humano. Sólo las personas tienen dignidad desde la
cosmovisión de la filosofía occidental. Es así que la naturaleza del hombre y la percepción del mundo
exterior actúan espontáneamente frente a la realidad, se reafirma a sí mismo
en su propio yo y al hacerlo manifiesta la naturaleza de su ser, puesto que,
se autodetermina desde la reflexión, esto dirige su
actuación en la que se manifiesta el libre arbitrio (Wojtyla, 1978). Es necesario que el hombre tome cada vez más conciencia de la
dignidad de la persona humana, que no sólo se exija por medio de derechos
humanos como el respeto, la libertad, la autonomía, la autodeterminación de
la persona, la educación, entre otros. Se supone que la vida humana debe
tener un grado de satisfacción para las necesidades esenciales de cada
persona; el libre arbitrio e independencia se deben garantizar ampliamente
para una vida plena (Maritain, 1968). Cabe destacar, que una de las necesidades fundamentales para la
persona, es la educación y este proceso debe permitirle al hombre aprehender una
jerarquía de valores libremente escogidos, que le ayuden a autoderterminase y a reconocerse a sí mismo en el acto
mismo de reconocer al otro. El proceso educativo debe formar a la persona
plenamente, no solo en el conocimiento, en la transmisión de contenido, sino
en la apropiación que cada persona hace en la expresión de un ser con una
escala de valores acorde a su desarrollo y maduración, como lo expresa Pérez
(2011). De aquí que el propósito del proceso de formación no debe centrarse
en el adiestramiento de la persona para el conformismo, por el contrario debe
despertar en sí mismo el descubrir la vocación de ser y las responsabilidades de ese ser (Mounier, 1972). En ese mismo sentido, la educación es el proceso que debe formar
valores, actitudes y hábitos constructivos. Que debe estar orientado para la
formación de la persona, éste debe proponer de manera implícita y explícita
valores como el respeto, la responsabilidad, el trabajo, la justicia, la
solidaridad, la convivencia, el amor y el servicio. De manera que, las
personas alcancen un criterio propio para tomar decisiones y que así puedan
formarse juicios verdaderos sobre la realidad compleja de la vida (Pérez
2011). Por su parte, Delors (1996) considera que
es necesaria una educación permanente que permitir que el pensamiento y el
espíritu de las personas crezcan al mismo tiempo; por tanto, existe la
necesidad de una educación que ayude a la persona a consolidarse como tal y a
vivir en plenitud su propia humanidad. Es así, que la asunción moral que
permea a la persona unifica y cualifica la acción educativa; le da una
dirección. Ahora bien, desde la perspectiva educativa y en función de la
experiencia de la investigadora como docente universitaria en lo referente a
la dignidad de la persona humana, en el contexto venezolano se puede observar
que en la actualidad los fines educativos se han desdibujado en cuanto al
fortalecimiento de la persona por la incursión de aspectos de otro índole, al
parecer en muchas situaciones se privilegia las ideologías políticas, que un
modelo educativo centrado en la persona y al desarrollo social de su
humanidad. De la misma manera, la investigadora ha observado exclusión en la
igualdad de condiciones sociales, los más desposeídos siempre son los más
afectados, puesto que, requieren de mayores oportunidades para superar las
dificultades; puede observarse que existe limitaciones para reconocer a la
otredad en la valoración de su dignidad como persona, deterioro hacia el
respeto de niños, jóvenes, madres indignamente tratadas por una sociedad
discapacitada por la ausencia de respeto, de reconocimiento. Por tanto, se considera que el proyecto educativo en Venezuela
pretende estar centrado en la persona; pero existe una realidad social basada
en altos márgenes de niños y jóvenes escolarizados como se indica en los
resultados de la consulta por la calidad educativa realizado en el contexto
venezolano en el año (2014), estos altos índices procuran más un record
estadístico que el verdadero desarrollo de la persona humana como lo expresa
Pérez (2010). La degradación del respeto hacia la dignidad de la persona
humana se refleja en el alto margen delictivo los cuales son protagonizados
(víctimas y victimarios) por jóvenes desorientados en cuanto al
fortalecimiento de su dignidad y el reconocimiento de la dignidad de los
otros. Por consiguiente el planteamiento se configura a partir de la
siguiente pregunta: ¿Cuál será la realidad que subyace en los estudiantes del
último año de carrera de educación en cuanto a la concepción de la dignidad
de la persona humana? De este planteamiento surge como propósito del presente
reporte de investigación: Analizar la
concepción de dignidad humana que tienen los estudiantes del último año de la
carrera de educación; este objetivo forma parte del desarrollo de la tesis
doctoral concluida intitulada: Constructos
teóricos de la concepción de la dignidad de la persona humana revelados en
las expresiones testimoniales del discurso de estudiantes universitarios
(análisis a la luz del pensamiento personalista de Mounier,
Maritain y Wojtyla). Concepciones
Prominentes La investigadora se sustentó en lo teórico desde la concepción del
personalismo de Moounier, Maritain,
Wojtyla, desde la experiencia y trayectoria universitaria en cuanto a la
carrera docente, así como el marco constitucional en la que se garantiza la
educación como un derecho para el desarrollo pleno de la persona enmarcados
en valores éticos humanistas para la transformación social. Estas
concepciones son fundamentales para la investigación desarrollada por cuanto
contienen la significación del objeto de estudio en sí mismas. Persona: Es de hacer notar que para el sustento teórico de esta
investigación la concepción de persona se tomó a partir del pensamiento de
los filósofos Mounier, Maritain
y Wojtyla; entre los mismos existe una similitud en la concepción que asumen,
pues podría decirse que los tres parten de la idea Kantiana que la persona es
“un fin en sí misma” y por medio de esta afirmación desarrollan, se apoyan
y/o se siguen para presentar sus postulados dentro de la corriente filosófica
del personalismo. Para el más destacado
dentro del personalismo, Enmanuel Mounier la persona es un ser espiritual que adquiere una
jerarquía de valores que ha asumido de manera libre y autónoma. La misma es
un absoluto en relación con otra realidad material, social o de cualquier
otro congénere, es necesario precisar que la persona no es parte de un todo:
familia, clase, Estado, nación, humanidad, por tanto no debe jamás ser tomada
como medio y aunque el filósofo prefirió no establecer definiciones a priori,
entre las ideas claras que aparecen en su discurso es que: la persona “se revela
mediante una experiencia decisiva, propuesta a la libertad de cada uno; no la
experiencia inmediata de una sustancia, sino la experiencia progresiva de una
vida, la vida personal” (Mounier, 1972, p. 48). De
lo anterior se entiende que la persona se manifiesta por medio de sus
acciones en su experiencia de vida. Por su parte, Maritain, considera a la persona como un todo, como
sustancia, con alma espiritual, con una vida biológica e instintiva, pero
también intelectual y voluntaria. Asimismo, el filósofo asevera “Todo yo soy
individuo en razón de lo que poseo por la materia, y todo entero persona por
lo que me viene del espíritu” (Maritain, 1947,
p.31). Para el filósofo existe una alienación entre la materia y el espíritu
que amalgaman la concepción de persona. De igual manera, se destaca
en este trabajo el pensamiento contemporáneo de Wojtyla en el cual se
enfatizan la verdad, la libertad y el amor. Éste considera que la persona es
sujeto más no objeto, que posee interioridad y que es esa naturaleza la que
lo hace ser espiritual, busca la verdad y el bien, se autodetermina
por la concienciación que hace de sí misma, puesto que es libre se autorrealiza por sus acciones responsables (Wojtyla,
1969-2011). El pensamiento wojtyliano busca ver a la persona por medio de sus
acciones, como una realidad irreductible, única e irrepetible en su
interioridad y de manera subjetiva. Es así como la concepción de persona para
Wojtyla dista de la noción de “individuo de la especie”, puesto que, en la
persona existe una plenitud y un ser particularmente perfecto que sólo
recobra sentido con el término de persona, Wojtyla (1978). En este sentido es
pertinente destacar la similitud que tienen Mounier,
Maritain y Wojtyla al concebir a la persona como un
todo espiritual y libre. A manera de síntesis, se recoge de los filósofos que la persona posee
diversas dimensiones o cualidades que la destacan, bien puede señalarse que
la persona posee vocación unificadora, es resplandor y sobreabundancia, es
libre y autónoma, posee interioridad, se autodetermina,
es incomunicable e inalienable, tiene intelecto y es experiencial. Dignidad: El término dignidad deriva del vocablo en latín dignitas, y del adjetivo digno, que
significa valioso, con honor, merecedor. En consecuencia, la dignidad es cualidad
de digno e indica, por tanto, que alguien es merecedor de algo. La dignidad
se basa en el respeto y la estima que una persona tiene de sí misma y es
merecedora de ese respeto por otros, todos son merecedores del respeto a la
dignidad, sin importar la condición. Por tanto, el término
dignidad se acuña desde épocas muy remotas pero, fue Kant (1921-2013) quien significó la dignidad humana, puesto
que, señala que todo hombre es un fin en sí mismo pues, su valor no es
relativo, es intrínseco, está por encima de todo precio, porque no tiene
equivalencia; la dignidad tiene como condición la moral y ésta es de cada
persona, por tanto, no depende de nadie (Abbagnano,
1983). Dignidad de la persona humana: es considerada por Wojtyla como el
principio característico de lo humano que se encuentra por arriba de toda la
creación, a tal efecto en una conferencia realizada en (1964) al respecto
dice que: El intelecto y la libertad son propiedades esenciales e irrevocables
de la persona. En ellas se encuentra también toda la base natural de la
dignidad de la persona. Reconocer la dignidad del ser humano significa
colocar a las personas más altas que cualquier cosa derivada de ellas en el
mundo visible. El ser humano es un ser racional, y también con el bien,
porque el bien es el objeto propio de libre albedrío. No hay manera de
reconocer la dignidad del ser humano sin tener en cuenta su propósito y su
carácter totalmente espiritual. Puede concretarse a partir
de estas ideas, que la dignidad toma su significación más relevante a partir
de las propiedades esenciales e irrevocables, como lo son el intelecto y la
libertad que tiene la persona. Se reconoce la dignidad porque coloca a la
persona por encima de cualquier cosa que se encuentre el mundo objetivo. Se
considera a la persona como un ser racional y que por tanto actúa con libre
albedrío propio de su voluntad para realizar el bien. Lo introspectivo
vivencial como plano epistemológico Es pertinente acercarse a la filosofía como fuente originaria de la
epistemología, ésta desde la perspectiva de Padrón (2014), es un proceso de
reflexión pues, es producto del pensamiento profundo y una interpretación
comprensiva, y holística. La epistemología puede considerarse como un saber
que se especializa en el conocimiento científico, su objeto de estudio es la
ciencia; en cuanto a su actividad, método, fundamento, resultados, para de
manera crítica estudiar el conocimiento. El enfoque epistemológico
introspectivo vivencial reconoce que el conocimiento es producto de la
interpretación que se tiene de una serie de realidades y simbolismo sociales,
culturales y por ende humana. Sistematización
de lo metodal para la investigación El sustento teórico del método en esta investigación es la teoría
fundamentada, Strauss y Corbin (2002) se refieren
“a una teoría derivada de los datos recopilados de manera sistemática y
analizados por un proceso de investigación” (p.13). La importancia de este
método para el desarrollo de la investigación surge por el tratamiento que la
investigadora hizo a los datos, pues existió una relación intrínseca entre
los datos, la investigadora, el análisis y la teoría que de ella surgió. Strauss y Corbin (Op
Cit) consideran que, cuando se trabaja con la
teoría fundamentada es relevante la interacción permanente que se tiene con
los datos, para ello los autores proponen el microanálisis que consiste en la
revisión de manera rigurosa los datos sin perder de vista que existe una
flexibilidad pues, se trata de un proceso dinámico, libre y creativo. Este
proceso permitió extraer los relatos más vinculantes con la esencia de la
información que se requería, para dar paso a los
distintos momentos de codificación: primero, la codificación abierta; segundo,
la codificación axial y tercero, la codificación selectiva. Es pertinente destacar que los estudiantes, a través de sus palabras
mostraron sus principios cognitivos básicos y axiomáticos, desde estos
supuestos manifestaron un conjunto de concepciones estructuradas como un
indiviso sistemático y coherente de creencias compartidas que forman parte de
la realidad social. Esas creencias son sociales, esto es, son compartidas por
los miembros de un grupo social para defender sus intereses. Por tanto, esa
realidad social es parte activa en las experiencias de la persona humana, la
naturaleza del hombre y su relación con la sociedad. El
análisis: Una interacción permanente entre la investigadora y los datos Los informantes expresaron su concepción sobre la dignidad humana y
así surgieron manifestaciones como: “La
dignidad es algo, como un comportamiento con decoro” “Dignidad es el respeto o valor”, este
discurso es la convicción que los valores dinamizan la vida de las personas,
al considerar la dignidad como un valor se aprecia que la dignidad se
encuentra en la cosmovisión moral en la vida de la persona. Bien lo decía
Kant “el hombre no tiene precio sino dignidad”, entonces puede confirmarse
que la dignidad es un valor presente en la persona humana y ésta se convierte
en experiencia profunda cuando es acción para la vida misma. Para Rojas y Mora (2013), las acciones de las personas se justifican
por medio de los valores que se manifiestan en ellas, pues los valores
motorizan a la comunidad, los valores unifican y regulan las normas que
orientan al sistema social. Entonces la dignidad humana como valor está
presente en la vida de la informante. Por otra parte, en el discurso se refiere un informante a la naturaleza humana: “toda persona es digna por el simple hecho de
ser humano…, otro dijo:
“la dignidad humana se puede simplificar en el ser humano embajador de la
dignidad… del simple hecho de ser humano ya eres digno (…)” En estas expresiones se ratifica el valor inmanente que tiene la
persona, sólo el hecho de haber nacido humano los hace dignos, esta
concepción está relacionada directamente con el pensamiento de Wojtyla
(1964), ya que éste expresaba que el ser humano se posiciona de una manera
superior ante los demás seres vivientes y el hombre se eleva por arriba del
resto del mundo visible. Estas expresiones ratifican lo inalienable de la
dignidad de la persona humana. Sin embargo, se evidencia en el discurso de
una de los informantes una divergencia con lo anterior: “nunca
me van a ver a mí… que ni Dios ni mis Santos permitan que así sea… tirada en
una calle… esteee alcohólica, qué se yo bajo los
efectos de una droga… no… no yo creo, la perdió. La perdió yo creo, porque
para mí, cuando tú caes en ese estado es porque tú perdiste tu dignidad, o
sea no te importa lo que piensen los demás, ni siquiera no le importa lo que
piense él mismo de sí mismo (…)” En este caso puede decirse que la informante posee una concepción
distinta, que va más de la mano con los prejuicios sociales, que con el
significado que la persona es digna sólo por haber nacido humana. Por tanto,
es necesario que la persona por medio de actos creadores enaltezca la
dignidad por medio de la vida misma, para que ellas tengan dominio propio
sobre sus acciones y se consideren valiosos por sí mismos sólo por el hecho
de haber nacido humanos. En ese orden de ideas, en el pensamiento personalista se resaltan las
dimensiones de la persona, se encuentran postulados como la autonomía y la
libertad para consolidar la concepción de la dignidad de la persona, de esta
manera surgen en el discurso de los informantes, estos dos rasgos autonomía y libertad, en este sentido: “yo me
dignifico a mí misma, porque me acepto como soy y me enfrento al mundo, tener
dignidad de posicionarme en un lugar y saber que ese es el lugar que quiero
estar… Otro informante: “yo considero que la autonomía es todo lo que yo
pueda hacer que dependa de mi hacer, realizar, o no realizar, decidir aun
claro con las intervenciones de las otras personas por la opinión social,
para mi seria autonomía eso no, cuando yo puedo decidir algo con distintos criterios tomar una decisión
firme, sin arrepentimientos ni... coacciones por algo externo (…)” Se denota en el discurso el reconocimiento que los informantes hacen
de la dignidad humana como la autodeterminación para ser autónomo y libre
para posesionarse del espacio y el tiempo que le corresponde vivir; el hecho
de dignificarse en la mismidad hace valiosa a la persona porque está
determinada a vivir plenamente. Este planteamiento es corroborado por Wojtyla (1964) “(…) La libertad
se manifiesta a cada hombre del modo más claro posible en la vivencia que se
puede resumir como <<puedo, pero no tengo que>>” (p.163);
entonces, puede comprobarse en los actos de la vida misma, no sólo que el
hombre tiene voluntad, sino también razón, autodominio, autonomía, libertad y
determinación para decidir sobre sí mismo. En el personalismo mouneriano se afirma que
la libertad conlleva a la autodeterminación, esto sólo le corresponde a cada
persona conquistarlo. Por tanto, cada persona determinada a ser, debe superar
las dificultades y desde su autodeterminación salvar los obstáculos, en la
búsqueda continua de posesionarse como persona humana, superando las
presiones sociales que soslayan la autodeterminación y libertad del hombre
actual. Bien lo afirma Mounier en (1972), su concepción
personalista asevera que: “La libertad de la persona es la libertad del
descubrir por sí misma su vocación y de adoptar libremente los medios de
realizarla” (p. 59). Esta concepción se reafirma en el discurso de los
informantes: “…la autonomía es todo lo que yo pueda hacer
que dependa de mi hacer, realizar, o no realizar, decidir aun claro con las
intervenciones de las otras personas por la opinión social, para mi seria
autonomía eso no, cuando yo puedo decidir algo con distintos criterios tomar una decisión
firme, sin arrepentimientos ni... coacciones por algo externo…” En este propósito, según los informantes, la autonomía es tener la
libertad que aunque no está expresada en palabras en el texto anterior se
infiere que: libertad es hacer, realizar, decidir sobre los criterios
propios, de manera firme, sin coacciones ajenas a la voluntad de la persona.
Ser libre es poder ir, venir, construir, donar, dar. Así se aprecia en el
siguiente texto: “yo pienso que la libertad es espiritual
también, es parte de algo muy espiritual porque yo puedo ser libre de pensar
y ver el mundo como yo quiera, pensar sobre la vida lo que yo quiera, pero
para tener libertad hay que respetar la libertad de los demás, o sea mi
libertad no puede dañar a una persona o afectar la vida de alguien porque ya
no sería libertad, porque estaría irrumpiendo en el derecho de libertad que
tiene otro (…)” La libertad aparece como un elemento espiritual que lleva a la
persona a asumirse en libertad desde cualquier perspectiva de vida (pensamiento,
acción) por tanto libertad es sine qua non de autodeterminación. Maritain (1982) explicita: “Sólo la persona es libre;
ella sola posee, en el pleno sentido de estas palabras, una interioridad y
una subjetividad, porque ella se contiene y se recorre a sí misma” (p.
88-89). La libertad se consagra en la persona puesto que, sólo ella puede
ejercerla. En contraste a estas develaciones anteriores, otra informante no se
siente libre, se siente rechazada si se atreve a ejercer su libertad: “La libertad ya… es como ser usted libre para
usted decir lo que usted quiera…… no lo tengo, no lo tengo… eso es uno de mis
problemas no tengo esa libertad de decir lo que pienso, me cuesta decirle a
las personas lo que pienso, por qué, porque a veces pienso que puedo hacerle
daño a esa persona, o porque siento que no es el momento o porque siento que
si yo digo algo me pueden rechazar. Libertad no la he tenido en mi forma de
pensar, y en mi forma de creer no la he tenido (…)” Aún al reconocer que libertad es el hecho de decir lo que se quiera,
la informante expresa “no tengo esa
libertad de decir lo que pienso”, se evidencia que hay personas que por
distintas razones no gozan de la libertad de expresar lo que piensan, esto
puede ser producto de coacciones ajenas que van en detrimento del otro y que
coartan su libertad de expresión. Los motivos pueden ser sociales, políticos,
religiosos, baja autoestima en fin una cantidad de elementos o circunstancias
que priva a la persona a manifestar su libertad. Es preciso señalar que la
experiencia personal muestra al ser que hay en cada hombre, en la acción
humana se expresa la búsqueda de la autonomía y de la realización personal
desde la libertad. En este sentido, como investigadora y a partir de la experiencia en el ámbito educativo se puede cuestionar el proceso de formación,
por cuanto uno de los principios de la educación venezolana establecidos en
la Ley Orgánica de Educación (2009) es la independencia, la libertad de
pensamiento que permita a la persona realizarse integralmente y los procesos
educativos deben formar para la libertad; situación distinta expresada por la
informante, en la que puede inferirse que su proceso de formación no ha
fortalecido sus capacidades para la libertad. Maritain
aseveraba que se debe educar al hombre bajo la pedagogía de la libertad. En el desarrollo del discurso se aprecia como la persona se va
uniendo a un tejido social y se introduce en él aceptando de forma consciente
o inconsciente sus normas, valores y, se determina a vivir con los otros, de
manera que también se adhiere a unos parámetros sociales en sus vivencias
experienciales al actuar, en este sentido: “Dignidad…. cuando tu cumples dentro de los
parámetros de la sociedad… Otro
informante asevera: “soy yo misma sí,
pero para superar las deficiencias que yo tengo, que si yo tengo buenos
amigos o no... si buenas personas a mi alrededor y se me acercan y me dicen
mira tú debes mejorar este, y uno lo escucha ¡ah! que
bien, me parece bien, coincidía con lo que yo estaba pensando o de pronto no
coincidía pero me parece como que si tiene razón(…)” Las personas, durante el transcurso de sus vidas tienen distintas
experiencias con otros que determinan que comportamientos o actitudes van
asumiendo a lo largo de la vida. El actuar y pensar de otras personas
despiertan intereses o repudio por parte nuestra, es así como cada hombre va
asumiendo ciertos parámetros sociales puesto que, se cree que son
consecuentes con su forma de ser. De esta manera nos unimos a una red
existencial de personas (sociedad). Para Maritain (1972) “la sociedad es un
todo cuyas partes son, a su vez, todos, y es un organismo hecho de
libertades, no de simples células vegetativas” (p.16). Es así como en
sociedad se vive y se convive bajo una serie de normas, valores que por
esencia deben ser humanas para que favorezcan el desarrollo de las personas.
En efecto, quienes integran los grupos
sociales son un valor inalienable; siempre debe prevalecer el valor
individual de cada ser y, no que prevalezcan los parámetros o ideologías de
un conglomerado social que vayan en detrimento de la dignidad de la persona humana.
Por tanto, es necesaria la
vivencia colectiva que enarbole la bandera de la igualdad social y espiritual
de modo que la dignidad humana no esté sujeta a ninguna jerarquización
social, sino que ésta esté considerada como el valor inestimable que tiene
cada persona miembro del tejido social. Al respecto y en contraste con lo
anterior: “desarrollo humano de cierta forma la
jerarquiza porque es saber qué país tiene en los tres criterios de salud,
educación y capacidad de alimentación y laboral donde entra la dignidad
humana (…)” La voz del informante deja entrever como el tan anhelado desarrollo
humano al que ansían todas las sociedades políticamente establecidas,
pretende jerarquizar la dignidad humana, al reducir la misma a criterios e
indicadores para que las naciones sean consideradas como promotoras de
desarrollo humano y por ende, de la dignidad de sus ciudadanos; en análisis
anteriores se ha enfatizado en la concepción de la dignidad humana como
inherente a la persona, no se cosifica, por tanto, se encuentra en esa
cosmovisión holística de interconexión de un todo que se anida en la persona
misma. Desde el discurso del informante anterior se aprecia en su concepción
la opinión que tiene sobre cierta jerarquización que se hace a la dignidad y
que nada tiene que ver con las oportunidades que debe brindarse a las
comunidades para su desarrollo humano.
Para efectos de esta parte del análisis, cabe destacar las
observaciones que al respecto hace Nussbaum (2013)
“la dignidad es una noción intuitiva que no está ni mucho menos del todo
clara. Sí se usa de forma aislada, como si fuera completamente evidente en sí
misma, puede acabar empleándose de manera caprichosa e incoherente” (p.49). Al elucubrar en esta afirmación podría decirse que no basta que en una
nación se tenga en el contrato social la afirmación de la dignidad como un
derecho y que ésta se alcanza por criterios de crecimiento humano basados en
la salud, la alimentación, la educación, pues en el mejor de los casos se
estaría facilitando una vida dignamente humana en esos espacios, pero en
aquellos contratos sociales donde no se cumpla con los mismos criterios, aun
cuando las personas poseen dignidad, es difícil mantener una buena vida pues,
no existen la posibilidades u oportunidades para que las mismas obtengan el
desarrollo humano para una vida digna. En contraste con la opinión del informante anterior otra entrevistada
manifiesta: “el concepto lo han manejado mal porque lo
han jerarquizado, por qué? por cargo, porque tiene
dinero, por…. porque tiene poder…no debe ser así, la dignidad…uno tiene que
respetar con dignidad a cualquier otro ser humano porque no somos ni más ni
menos; los cargos, los títulos, el dinero eso no…. nos hace ni más ni menos a
nivel de ser humano(…)” Se evidencia que la concepción de la dignidad humana se ha manejado
de manera caprichosa e incoherente, tal como lo afirma Nussbaum
(Op. Cit.), la dignidad no depende de
títulos, de poder económico, en fin de ninguna posición social o de poder. Lo
que debe existir es justicia social, debe brindarse a las personas las
condiciones basadas en salud, alimentación y educación para que exista un
verdadero desarrollo humano, en el que las oportunidades permiten un
crecimiento personal basado en la justicia social en el cual la persona se
empodere y se emancipe a partir del respeto a la dignidad humana. En consecuencia, a partir del análisis que se ha venido desarrollando
y en el que se tiene como referencia la concepción de dignidad humana que
tienen los estudiantes del último año de la carrera de educación; en el
siguiente cuadro se recoge de manera sucinta la forma como se fue
sistematizando el proceso en función de los datos que aportaron los
informantes claves pertenecientes a seis universidades del estado
Táchira-Venezuela. Para ello se puede observar en el cuadro primeramente unas categorías que
resultan de la codificación abierta; éstas dieron paso a la entidad
resultante de la codificación axial y así se genera el concepto integrador
como producto de la codificación selectiva; tal y como lo plantean Strauss y Corbin para el manejo de la teoría fundamentada. Tabla 1. Integración del análisis
Como colofón Este informe está planteado en sus inicios como el análisis que se
hace para dar respuesta a la siguiente pregunta: ¿Cuál será la realidad que
subyace en los informantes en cuanto a la concepción de la dignidad humana?
En consecuencia y a partir de la reflexión se presenta la Epifanía Axiológica
sobre la Dignidad Humana a manera de colofón del proceso investigativo; ¿Por
qué epifanía? Porque las mismas son interpretadas desde el contexto
filosófico que permite tener la sensación de haber logrado satisfacción y
crecimiento en lo humano, así como un ápice de conocimiento en este reto
investigativo; se ha experimentado ser persona al escuchar a la otredad desde
sus experiencias de aprendizaje de vida y desde sus verdades. Epifanía
Axiológica sobre la Dignidad Humana 1. Existe un plexo de
concepciones sobre la dignidad humana que abarca los valores de la
persona. Se ratifica que solo el hecho
de la naturaleza humana de la persona la hace digna. 2. Se confirma la
autodeterminación a través de la autonomía y la libertad en una relación sine
qua non. 3. La libertad es el actus personae
que concreta la persona; ese actus personae la reafirma en sus cosmovisiones, en sus
valores, en sus concepciones, en sus afectos. 4. Existen prejuicios sociales,
miedos, que pueden ir en detrimento de
la dignidad humana. 5. La personalidad se configura
por medio de los juicios, concepciones o recriminaciones que la persona se
acuña a sí misma, estas realidades pueden fortalecer o no el desarrollo de
dicha personalidad. 6. Se debe potenciar en la
sociedad actual las capacidades por medio de las oportunidades que se ofrecen
a las personas en sus procesos formativos para que de esta manera se apropien
significativamente como persona humana digna. En cuanto al objetivo planteado: analizar la concepción de dignidad de la persona que
tienen los estudiantes del último año de la carrera de educación; se concluye
que en el discurso de los estudiantes se evidenció la concepción que tienen
sobre la dignidad humana. El análisis fue realizado a partir de la
descripción de las expresiones testimoniales en la que se evidenciaron las
ideas, las opiniones y la manera de entender la dignidad humana desde sus
experiencias. Los informantes conciben la dignidad humana a partir de estas
premisas: se es digno por naturaleza humana, por la autonomía que tiene cada
persona, porque la persona tiene criterio propio, autoestima, se dignifica a
la persona por las oportunidades que tiene para desarrollar sus capacidades. Referencias Abbagnano, N. (1983). Diccionario de
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Madrid: Ediciones Palabra. |
[1] La autora es miembro del consejo editorial de la
revista. No participó de ninguna decisión en relación con el proceso de
evaluación de este trabajo.
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ISSN 2477-9342