Año 4 N° 8 / Julio – diciembre
2018. 6 - 19
INVESTIGACIÓN Y
FORMACIÓN PEDAGÓGICA Revista del CIEGC ISSN 2477-9342 |
INVESTIGACIÓN ARBITRADA Conductas no
éticas en la investigación científica desde la mirada de investigadores
consolidados e investigadores en formación Non ethical behaviors in scientific research
from the study of consolidated researchers and formation researchers María del Carmen De la Luz Lanzagorta1,
Juan Martín López Calva 2 y Martha Leticia Gaeta González 3 juanmartin.lopez@upaep.mx 1 Benemérita Universidad Autónoma de Puebla -
Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla 2 y 3 Universidad Popular Autónoma del Estado de
Puebla (México) Recibido 21
de febrero de 2018 / aprobado 06 de junio de 2018 |
Resumen La presencia de conductas no éticas en la investigación científica es
un problema de creciente preocupación en el medio académico. Existen diversas
conductas que contravienen los principios éticos del quehacer investigativo
según algunos autores como Aluja y Birke (2004) ¿Cuál es la percepción de
investigadores consolidados y de investigadores en formación acerca de las
conductas no éticas en el proceso de investigación? Este artículo responde a
esta pregunta a partir de entrevistas realizadas a académicos miembros del
Sistema Nacional de Investigadores (SNI) de México y a estudiantes que cursan
los últimos períodos de programas doctorales en distintas áreas disciplinares
en una universidad privada del centro de la República mexicana. El marco teórico
que sustenta este trabajo y sirve de enfoque para analizar la información se
centra en la ética principialista que concibe el comportamiento ético desde
el cumplimiento de ciertos principios fundamentales aplicables a toda
actividad profesional (Hortal, 2002). Palabras
clave Ética profesional, conductas no éticas, formación de investigadores,
educación superior. |
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Abstract The presence of unethical behavior in scientific research is a problem
of growing concern in the academic world. There are several behaviors that
contravene the ethical principles of research as stated by some authors such
as Aluja and Birke (2004). What are the perceptions of consolidated
researchers and research trainees about unethical conduct in the research
process? This article answers this question from interviews with academic
members of the National Researchers System (SNI) of Mexico and students
attending the last academic periods of doctoral programs in various subject
areas at a private university in the center of Mexico. The theoretical
framework underpinning this work and serves as an approach to analyze the
information focuses on principialist ethics that conceive ethical behavior
from the compliance of certain fundamental principles applicable to all
professional activity (Hortal, 2002). Keywords Professional ethics, unethical behaviors, researchers training, higher
education. |
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Conductas
no éticas en la actividad científica: planteamiento del problema Aluja y Birke (2004, p. 92) afirman que “…las últimas 2 décadas se
han caracterizado por un aumento en el reporte de violaciones de la
integridad científica…” y consideran que se debe a que se ha incrementado el
número de científicos y académicos, pero que hay menos posibilidades de
encontrar buenos empleos. (Hirsch, 2016, p. 83) El problema de las conductas no éticas en la actividad científica se
ha venido incrementando hasta volverse un tema preocupante en todos los
ámbitos relacionados con la generación y difusión del conocimiento y de la
formación de los futuros investigadores. Como lo señala esta cita de Aluja y
Birke tomada de un trabajo de Hirsch (2016), en las últimas dos décadas se ha
generado una explosión en el número de casos reportados sobre violaciones a
la integridad científica, llegando a darse incluso en investigadores muy
reconocidos, miembros del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) de México
y con una amplia trayectoria. Los autores mencionados señalan como posibles causas el incremento en
el número de científicos y académicos combinado con una falta de
oportunidades de obtención de buenos empleos. Otras causas tienen que ver con
la creciente exigencia de productividad que plantean los organismos
certificadores de la calidad de la investigación y la lucha por conseguir o
mantener los estímulos que el Estado ofrece para incentivar la producción
científica y tecnológica, que están sujetos a evaluaciones cada vez más
severas y construidas desde una visión cuantitativista y productivista de
carácter más empresarial que académico. Además de estos elementos se
encuentra sin duda una carencia en la formación ética profesional de quienes
van a dedicarse a la actividad de investigación, quienes muchas veces ignoran
y otras relativizan o descalifican los criterios válidos de actuación que
deben regir la actividad de generación de conocimiento. En el mismo trabajo, Hirsch (2016) reporta a partir de una
investigación realizada en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)
y en tres universidades de Valencia, España, algunos tipos de conductas no
éticas que agrupan en dos posibles campos de causalidad: ·
Inobservancia,
evasión y cultura permisiva ·
Problemas
para encontrar un buen empleo y presiones en los lugares de trabajo A partir de Martinson, Anderson y de Vries, la investigadora mexicana
Ana Hirsch (2016) enlista diez conductas no éticas que se presentan con
frecuencia en el mundo académico: …falsificar los datos de la investigación; ignorar aspectos centrales
de los requerimientos humanos de los sujetos; no dar cuenta de su
involucramiento en empresas cuyos productos se basan en la propia
investigación; tener relaciones con estudiantes, sujetos de investigación o
clientes que puedan ser interpretadas como cuestionables; usar las ideas de
otros sin obtener su permiso y sin dar el crédito correspondiente; uso no
autorizado de información confidencial; no presentar los datos que
contradicen la investigación; evadir aspectos menores de los requerimientos
humanos de los sujetos; no mencionar el uso por parte de otros investigadores
de información defectuosa y cambiar el diseño, metodología o resultados de un
estudio en respuesta a la presión de la fuente de financiamiento (p. 85). Todas estas conductas contrarias a la ética afectan seriamente no
solamente la dimensión ética de la investigación haciéndola menos valiosa en
términos humanos y sociales por usar medios inadecuados para obtener,
procesar o analizar la información, sino que también inciden en los
resultados mismos de los proyectos dado que como se puede ver en la cita
anterior, no solamente se plagia información sin dar crédito a sus autores
sino que también se cambian los diseños metodológicos y aún los resultados y
se llega incluso a la falsificación de información. De esta manera, las conductas no éticas producen investigación
cuestionable tanto en su calidad moral como en su calidad científica,
deteriorando el proceso de avance del conocimiento y llegando a afectar a
personas y grupos humanos específicos. Aluja y Birke (2004, pp. 23 y 87) dividen este tipo de conductas en
dos grupos dependiendo del nivel de gravedad que revisten. Por una parte
definen las conductas éticamente inaceptables como la “violación de códigos,
normas o contratos existentes” y por otro lado plantean las conductas
éticamente cuestionables que son “las que están fuera del marco de principios
éticos esperados más no formalmente establecidos en códigos o normas”. Estos
autores afirman que existen tres conductas éticamente inaceptables que son
las predominantes en la literatura internacional. Estas tres conductas son:
el plagio, la falsificación de datos y la fabricación de datos (Hirsch,
2016). El presente trabajo reporta resultados de una investigación realizada
en una universidad privada del centro de la República Mexicana que cuenta con
posgrados en las áreas de Ingenierías, Negocios, Artes, Humanidades y
Ciencias Sociales. El objetivo fue explorar la percepción de estudiantes de
niveles avanzados de programas doctorales en distintas áreas de conocimiento
y de profesores que son miembros del Sistema Nacional de Investigadores (SNI)
acerca de las conductas no éticas en la investigación científica. La pregunta que se planteó como eje de la investigación fue: ¿Cuál es la percepción de los investigadores consolidados y de los
investigadores en formación acerca de las conductas no éticas en el proceso
de investigación? La
ética de principios en la investigación: fundamento teórico Según afirman Morin, Roger y Motta (2006), la ruptura entre la ética
y el conocimiento científico se dio a raíz de la emergencia histórica del
proyecto de la modernidad que en su falsa visión de objetividad separó el
juicio de hecho, propio de la ciencia, del juicio de valor, de carácter
ético. Esta ruptura trajo como consecuencia la separación del conocimiento y
el sujeto cognoscente, proceso que según Morin (1999) hay que esforzarse por
revertir. Esta ruptura empezó a ser cuestionada a partir del final de la
Segunda Guerra Mundial, pues a partir del Holocausto y todos los horrores
producidos con el apoyo en la investigación científica, se hizo evidente la
urgencia de reincorporar la dimensión ética al trabajo científico, abonando
con ello a la reintegración del sujeto que conoce al conocimiento. Esta reinserción de la ética en la actividad científica se inició en
el campo de la Medicina, en la que se establecieron protocolos rigurosos para
el trabajo de investigación e intervención teniendo como objetivo fundamental
salvaguardar la dignidad de las personas. Es en el campo de las ciencias
médicas que surge la llamada Ética de principios o Ética principialista que
ha sido después adoptada y aplicada a todos los demás campos disciplinares. La Ética principialista postula cuatro grandes principios que deben
ser respetados para considerar que una actuación profesional es válida
éticamente. Estos principios son: el principio de beneficencia, el principio
de no maleficencia, el principio de autonomía y el principio de justicia
(Hortal, 2002). El principio de beneficencia plantea que toda actividad profesional
debe ejercerse para producir un bien a las personas y a la sociedad. Se trata
de hacer bien la profesión para hacer el bien con la profesión, es decir, de
cumplir el requisito de un trabajo de gran calidad pero orientado siempre a
la generación de un bien para las personas y para la sociedad. El principio de no maleficencia, que Hortal afirma se encuentra por
encima del de beneficencia, consiste en el planteamiento de que toda
actividad profesional debe evitar a toda costa generar un daño a las personas
o a la sociedad en la que se encuentra inmersa. El principio de autonomía postula que todo profesional debe
considerar a su cliente, paciente o usuario de sus servicios como una persona
con dignidad y capacidad de participación en las decisiones que le van a
afectar. Un profesionista debe evitar entonces la toma de decisiones
unilateral sin informar ni consultar a la persona o grupo que va a ser
finalmente afectada –en principio para bien- por la acción a emprender. Finalmente, el principio de justicia considera que toda profesión
debe verse como un instrumento para construir una sociedad justa y que todo
profesionista tiene que tratar a su cliente o paciente de manera justa
(Hortal, 1996). El trabajo de investigación debe considerarse plenamente como una
profesión y está por lo tanto, sujeto a la aplicación de estos principios.
Todo proyecto de investigación debe contemplar desde su diseño hasta su
difusión pasando por su proceso de indagación el respeto al principio de
beneficencia, es decir, hacerse bien y hacerse para hacer algún bien a una
persona, grupo o comunidad humana. Todo proyecto de investigación tiene que incluir en todos sus pasos
un cuidado especial por evitar cualquier daño a los sujetos –e incluso a los
animales de cualquier especie- que intervienen como informantes o parte de un
experimento, sondeo, entrevista o encuesta. Desde el principio de autonomía debe exigirse a cualquier proyecto de
investigación desde su concepción hasta su realización un trato a los sujetos
participantes como seres pensantes, libres y responsables, capaces de
intervenir en las decisiones que les van a afectar. Una parte importante de
este trato como sujetos autónomos consiste en informarles plenamente de los
objetivos, alcances, método y resultados esperados del proyecto, solicitar su
consentimiento informado para participar garantizando el manejo confidencial
de su información personal y devolverles al final los resultados. Finalmente, como parte del principio de justicia, las investigaciones
tienen que orientarse hacia la construcción de condiciones de vida más
adecuadas para todos los seres humanos, contribuyendo a la edificación de una
sociedad más justa. Como parte de este horizonte, el diseño e instrumentación
de la investigación debe basarse siempre en un trato justo tanto a los
autores que se van a consultar para fundamentar el trabajo como a los sujetos
que aportarán la información para generar los resultados y a los miembros del
equipo de investigación que realizan el trabajo. La deontología profesional formula ante todo
de deberes y obligaciones (deon en griego significa deber), busca establecer
un conjunto de normas exigibles a todos los que ejercen una misma profesión. Sin la perspectiva ética, la deontología se queda sin su horizonte de
referencia. No acaba de quedar claro el sentido y el por qué de las normas
deontológicas; no se ve claro hacia dónde apuntan, qué clase de bien tratan
de conseguir. La deontología exige actuaciones. La ética propone también y
pide motivaciones. (Hortal, 1996, p. 3)[1] La ética de principios se relaciona con la deontología profesional
pues plantea ciertos deberes y obligaciones exigibles a todos los que
realizan una actividad profesional, en este caso la de la investigación. Pero
esta visión deontológica tiene siempre referencia a una perspectiva o
sustento ético más amplio que aclara el sentido de estas normas y deberes,
definiendo el bien que tratan de conseguir las actividades de un profesional
ético, aportando además las motivaciones para realizar este trabajo desde un
horizonte significativo para los actores del proceso. Método El presente estudio enmarcado en el método cualitativo (Creswell,
2012) parte de una mirada fenomenológica a fin de profundizar en el
conocimiento y comprensión de las conductas no éticas en el proceso de
investigación. Para ello, se propuso un acercamiento desde la experiencia de
académicos miembros del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y de
estudiantes que cursan los últimos períodos de programas doctorales en
distintas áreas disciplinares. Cabe señalar que este estudio forma parte de
una investigación más amplia sobre ética profesional y responsabilidad social
en la investigación científica. Participaron en el estudio 15 investigadores consolidados miembros
del SNI y 12 investigadores en formación de una universidad privada ubicada
en el centro de la República mexicana. Se buscó tener una representación de
los informantes en dos sentidos: en cuanto a los distintos programas de
posgrado de la institución participante y respecto a las siete áreas del
conocimiento que establece CONACyT. En las tablas 1 y 2 se muestran las
características de los participantes. Tabla 1. Descripción de los investigadores pertenecientes al SNI (n=15)
Áreas del conocimiento: 2.Biología y Química;
3.Medicina y Ciencias de la Salud; 4.Humanidades y Ciencias de la Conducta 5.Ciencias
Sociales; 6.Biotecnología y Ciencias Agropecuarias; 7.Ingenierías Tabla 2. Descripción de los investigadores en formación (n=12)
Para recabar la información se tomó como técnica de indagación la
entrevista semi-estructurada, conformada por tres preguntas que atendían a
dos categorías: conductas no éticas en el proceso de investigación y prácticas
para una formación ética (Tabla 3). La
guía de entrevista se fundamentó en las propuestas teóricas de Hortal (2002)
y Morin (2005), así como de otras investigaciones previas sobre el tema
(Hirsch y López, 2014; López-Calva, 2010). El propósito del estudio se dio a conocer al inicio de las
entrevistas y éstas fueron grabadas, siguiendo un protocolo de ética para el
desarrollo y tratamiento de la información. Se recurrió al análisis de
contenido para el examen de los datos y con base en ello, se revisaron las
categorías definidas que permitieron la discusión (tabla 3): Tabla 3. Categorías de análisis y descripción
Resultados Para los investigadores en formación una conducta éticamente
inaceptable en la investigación puede ser considerada cobrar las asesorías
que un investigador experto da a alguien en formación; esto no se refiere a
las asesorías cuyo pago está estipulado por una universidad, pero sí a
aquellas que se solicitan de manera adicional a algún profesor o experto.
Además, la arrogancia o prepotencia que pueden practicar algunos
investigadores con reconocimientos o mayor trayectoria, es considerada una seria
falta de ética; la falta de integridad o la falta de consistencia al hacer
las cosas, así como manifestar algunas ideas pero no llevarlas a cabo. Por otro lado, los resultados de las investigaciones que pueden ser
perjudiciales para la humanidad o bien que pueden aportar parcialmente pero
no tener un fuerte impacto positivo o resolver necesidades, también son
consideradas como conductas no éticas por parte de los investigadores, lo
cual alude al incumplimiento de los principios de no maleficencia y beneficencia,
respectivamente (Hortal, 2002). En una investigación experimental, es importante calcular de manera
correcta las muestras, pues una conducta no ética puede ser “usar” más
sujetos, ya sean animales o más aún personas, de los que realmente se requieren;
además, es preciso contar con los consentimientos informados y que la
investigación sea útil. Conductas no éticas pueden ser no reportar los
resultados que arrojó la investigación, sesgar la muestra, alterar resultados
o hasta inventar resultados. También se puede considerar como conducta no
ética un mal manejo de recursos, humanos y financieros, administrativos y
académicos: teorías, conocimiento ya generado, o bien copiar, falsear,
plagiar otro escrito. Por otra parte, para los investigadores, una conducta no ética pueden
ser no trabajar con rigor científico, eso pone en duda cualquier trabajo de
investigación; o bien, poner en riesgo a los sujetos de investigación. Sin
embargo, representa un gran problema la falta de honestidad intelectual,
inventar resultados, inventar encuestas, es una falta de rigor y una falta a
los valores básicos de la investigación científica. Es necesario mostrar
integridad en la investigación, ética, citar de manera adecuada las fuentes
consultadas, hacer una revisión de la literatura adecuada, hacer referencia a
los trabajos consultados, otorgar los créditos correspondientes, respetar la
veracidad del proceso, pues es grave basarse en el trabajo de otros y no
darles crédito o “usar maquiladores” para lograr un trabajo de investigación. Por otra parte, la falta de relevancia del tema a investigar puede
ser una conducta no ética, se espera que se trabaje en un tema que le
interesa a la comunidad científica. En algunas ocasiones se valora más
investigar sobre un tema relevante aunque el rigor no sea tan apegado a la
metodología; esto puede ser adecuado, sobre todo si es un tema que va a
resolver un problema que apremia a la humanidad, un tema emergente. Los investigadores también consideraron a la falta de humildad, no
querer compartir los conocimientos como conductas no éticas, pues de la misma
manera, tienen impacto en los resultados de la investigación. Varios
investigadores refieren haber vivido en su etapa de estudiante, de doctores
en formación, que sus profesores no les dieran los créditos necesarios, por
lo que consideran relevante reconocer el trabajo de becarios, tesistas, en
general, de los investigadores en formación. En esta función docente, también
es necesario no olvidar la formación de los alumnos por dedicarse a escribir
artículos, pues también constituye una conducta no ética. Ante todo, debe respetarse la dignidad del
sujeto que se está investigando, pues siguiendo a Hortal (2002) ésta sería la
conducta no ética más considerable en el proceso de investigación. Los investigadores en formación consideran que llevar a cabo
conductas no éticas está relacionado con una carente formación en valores,
desde el hogar, pues la dinámica familiar actualmente lleva a que los padres
no tengan la oportunidad de formar a sus hijos de una manera correcta.
También puede deberse a la falta de códigos de ética en la investigación o
inclusive en las propias instituciones. Otra causa puede ser una baja
autoestima o la necesidad de tener mucho reconocimiento. El desconocimiento,
puede ser otra causa, pues en la formación los profesores reconocen que los
profesores les van haciendo correcciones sobre su forma de actuar respecto a
la investigación y cómo conducirla y cada persona va aprendiendo y va
mejorando su forma de actuar. Llevar a cabo conductas no éticas, consideran los doctorandos,
también puede deberse a la presión que se vive por la producción que se
exige: escribir, publicar, la prisa de sacar un artículo, todo esto puede
hacer que se comentan errores no intencionados. En ocasiones, la presión de
terminar publicaciones lleva a plagiar ideas o textos, autoplagiarse o hacer
espionaje para publicar como propias las ideas de alguien más. La presión para conseguir un financiamiento puede generar que los
resultados se sesguen con la finalidad de ser consistentes con alguna
convocatoria. O bien, por presiones de opinión pública o política; en algún
momento podría temerse por la vida o sentir peligro derivado de la difusión
de los resultados. En este punto, consideran los doctorandos, la formación que se haya
tenido como investigador es fundamental para desempeñarse de una manera ética
o no: hasta qué punto se tiene un sentido del bien común y se practica en la
vida, en general, y en la investigación que se realiza. “Yo he visto investigadores que publican el mismo artículo como en 5
versiones distintas” menciona un investigador, ante lo cual comenta que es
una falta de consistencia moral. Los investigadores consideran que las conductas no éticas se pueden
cometer por diversas fuentes de presión. Existe la presión por parte de la
misma comunidad científica, pues en la actualidad, tanto las publicaciones en
los diversos espacios electrónicos, así como los índices, permiten visualizar
la productividad y la calidad de lo que producen los investigadores; de tal
forma que no aparece suficientes veces en estos espacios, citado, en los
índices, puede generar en el investigador un demérito. Es decir, por mantener
un cierto estatus, por seguir perteneciendo, se genera la presión de producir
más y esto puede llevar a cometer algunas conductas no éticas. Además de los
estímulos del SNI, las instituciones tienen su propio sistema de estímulos a
la investigación, y con la finalidad de producir más, se llega a sacrificar
la calidad de la investigación; esto no es ético. Otra fuente de presión es la económica, pues para los pertenecientes
al Sistema Nacional de Investigadores, esta actividad genera un ingreso que,
en muchas ocasiones puede representar un alto porcentaje del ingreso total
del investigador. Por lo tanto, cumplir con los requerimientos, mantenerse,
subir de nivel, puede significar estabilidad o crecimiento económico. En
México hay bajos ingresos, en lo general y no se valora el trabajo del
investigador (Hirsch, 2016). Hay quienes afirman que a veces no hay mucha claridad sobre lo que
son las conductas éticamente inaceptables; es decir, que muchas veces se
actúa de manera no ética por desconocimiento. Otros investigadores consideran
que quienes cometen conductas no éticas simplemente no tienen la capacidad de
hacer investigación de manera correcta y debería dedicarse a otra actividad. Los doctorandos recomiendan que las personas que incurren en
conductas no éticas deben estudiar qué es ética y valores, hacer una
reflexión sobre lo que se está haciendo como investigadores y dejar de lado
la soberbia para admitirlo y modificarlo en caso necesario. Cada investigador, cada persona, debe atender su vida, sus
necesidades, pues es probable que al no tener cubiertas todas sus necesidades
o tenga un problema, actúe de manera prepotente con sus alumnos, con sus
colaboradores de investigación. Tal
vez una persona actúe de manera incorrecta porque así lo aprendió y copia la
forma de actuar; entonces, es momento de cambiar esas conductas. Tener una conciencia amplia sobre las posibles consecuencias de
actuar de forma no cuidadosa, no ética; por ejemplo, el medio ambiente puede
cobrar esas malas decisiones, así como la salud de las personas. Es decir,
cuidar los impactos que las decisiones de los investigadores pueden llegar a
tener sobre la humanidad y sobre la ciencia, sobre el conocimiento. En nuestra sociedad es importante promover una conciencia de la
denuncia, por lo que no sería correcto actuar como cómplices cuando se observan
conductas no éticas; por el contrario, denunciar con respeto. Inclusive,
consideran que es posible tratar de ayudar a quienes cometen errores de
ética, pues tal vez no se hayan dado cuenta o no tengan claridad sobre cómo
actuar. Es necesario también solicitar que las personas reflexionen, pidan
ayuda, se apeguen a las normatividades y códigos de ética. Debido a que, entre los problemas más relevantes de conductas no
éticas está el plagio (Hirsch, 2016), vale la pena recomendar que éste no se
cometa, que se respeten los trabajos e ideas de otros y dar los créditos
necesarios a los autores de cada trabajo. Los investigadores consideran que es necesaria una reeducación,
cuestionarse si realmente se tiene vocación de investigador; podría actuarse
como en el área de la medicina, pues a quienes incurren en faltas éticas se
les retira la licencia; deben castigarse los actos no éticos en la
investigación. Una recomendación puntual a los investigadores es preferir hacer
investigación con personas éticas que con eruditos en la materia. Hay que
considerar que las conductas no éticas son conocidas por la comunidad
científica y esto puede cerrar las puertas para que el investigador siga
desarrollando su actividad científica. Se recomienda no caer en conductas rutinarias que se sabe no son las
correctas, pues hacer algo no correcto a pesar de saberlo puede tener graves
consecuencias, aun cuando se haya convertido en una práctica común en algún
grupo de investigadores o en algunas instituciones. El aprendizaje de lo correcto es un camino: siempre se está en una
especie de perfeccionamiento, corrección de algo que en principio puede ser
completamente errado pero que, finalmente, volverá al camino correcto. Se recomienda también publicar en espacios
que dictaminan muy rigurosamente, lo cual contribuye a que las
investigaciones realmente valgan la pena, que se considere aquello que
contribuye, que es útil. Un investigador señala que quien no está dispuesto a hacer
investigación de manera ética, debe dejar de hacer investigación y dedicarse
a otra cosa. Conclusiones Los investigadores en formación observan algunas conductas no éticas
en los investigadores, quienes generalmente fungen como sus profesores o
asesores; entre estas conductas se puede mencionar la falta de interés por
compartir el conocimiento, soberbia, no dar créditos a los estudiantes cuando
participan en una investigación, pues algunas veces aparecen como segundos
autores o no aparecen y en varia ocasiones realizan el trabajo más
exhaustivo. Estas conductas también las reconocen los investigadores, pues en
algunos casos, las vivieron en su etapa de formación. Para los investigadores, entre las conductas no éticas más
recurrentes está el plagio, privilegiar la productividad del investigador
sobre la formación de los estudiantes, investigar temas que no son relevantes
para la comunidad científica o para la sociedad, la falta de rigor científico
al llevar a cabo una investigación. Estas conductas no éticas señaladas como más recurrentes por los
investigadores y estudiantes tienen que ver sobre todo con el principio de
autonomía, puesto que se refieren a faltas de respeto a los sujetos que
participan en la investigación –como colaboradores, como informantes o
incluso como referentes teóricos o metodológicos- a los que no se les trata
como sujetos de derechos sino como objetos a quienes se instrumentaliza. En segundo lugar se observan conductas no éticas relativas al
principio de beneficencia, puesto que se hace énfasis en que se trata de
formas de comportamiento que no buscan generar un bien social porque ponen
por encima los intereses prácticos del investigador. Las causas más recurrentes por las que se cometen conductas no éticas
son las presiones que se reciben por la exigencia de la productividad
científica, por obtener financiamientos, estímulos. Aunque algunos consideran
que una carente formación en valores, desde el hogar o a lo largo de la
formación, no permite conducirse con ética. Algunos más lo atribuyen al
desconocimiento. Por ello, entre las recomendaciones que se hacen está la formación en
valores, formar grupos de investigación con personas éticas, someter la
productividad a publicaciones que garanticen una revisión sumamente exigente
e inclusive, cuestionarse si la actividad de investigación es realmente lo
que cada quien debe estar haciendo. Referencias Aluja, M. y Birke, A. (2004). Panorama
general sobre los principios éticos aplicables a la investigación científica
y la educación superior. En Aluja, M. y Birke, A. (eds.), El
papel de la Ética en la Investigación Científica y la Educación Superior (87–143),
México: Fondo de Cultura Económica y Academia Mexicana de Ciencias. Creswell,
J. (2012). Educational research.
Planning, conducting, and evaluating quantitative and qualitative research.
Columbus, OH: Pearson. Hirsch, A. (2016). Comportamiento responsable
en la investigación y conductas no éticas en universidades de México y
España. Revista de la Educación
Superior, 45 (179), 79–93, doi:
https://doi.org/10.1016/j.resu.2016.06.005 Hirsch, A. y López, R. (2014). Ética profesional en educación superior
Finalidades, estrategias y desafíos de la formación. México: Ed. Del
Lirio-U. Autónoma de Sinaloa. Hortal, A. (1996). Seven theses on professional ethics. Ethical Perspectives, 4/1996, 200205, recuperado de https://goo.gl/WsLe4Z. Hortal, A. (2002). Ética general de las profesiones. Bilbao, España: Desclée de
Brouwer, S.A.
López-Calva, M. (2010). La ética profesional
como religación social. Hacia una visión compleja para el estudio de la ética
en las profesiones. Revista Electrónica
de Investigación Educativa, 12 (Número especial), recuperado de
https://goo.gl/io3xq1 Morin, E. (1999). El
Método III. El conocimiento del conocimiento. Madrid. Ediciones Cátedra. Morin, E. (2005). O Método VI. Ética. Brasil: Editora Sulina. Morin, E., E. Roger y R. Motta. (2006). Educar
en la era planetaria. Barcelona. Ed. GEDISA. |
[1] El documento original fue publicado en Ethical Perspectives 3 (1996). La versión en español fue tomada de https://goo.gl/JtgDfz