Año 5 N° 10 / Julio – diciembre 2019. 184 - 197
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ISSN 2477-9342 |
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INNOVACIÓN EDUCATIVA Reflexiones sobre una Experiencia de Lectura. Relatos Autobiográficos
de Estudiantes Universitarios en Bolivia Reflections on a Reading Experience. Autobiographical Accounts of University
Students in Bolivia Mónica Navia
Antezana monicanavia@gmail.com Profesora de la carrera de Sociología –
Universidad Mayor de San Andrés (Bolivia) Recibido
03 de junio de 2019 / aprobado 25 de julio de 2019 |
Palabras clave Escritura
académica, estudiantes universitarios, relatos autobiográficos,
autoformación, hermenéutica. |
Resumen El artículo explica la experiencia de un proceso de formación de
escritura académica a estudiantes universitarios de la carrera de Sociología
de la Universidad Mayor de San Andrés (La Paz, Bolivia). La actividad fue
desarrollada en la materia “Lenguaje y redacción básica” que cursaron los
estudiantes en el primer semestre del año 2019 con el objetivo de fortalecer
habilidades de escritura académica. Mediante una escritura autobiográfica y
partiendo de una dimensión hermenéutica (la comprensión como comprenderse,
históricamente situada), los estudiantes pueden fortalecer una escritura
crítica y reflexiva desde los parámetros de la escritura formal. |
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Keywords Academic writing,
college students, autobiographic narratives, self-education, hermeneutic. |
Abstract This article explain the formation experience
in writing of sociology undergraduate students at the Universidad Mayor San
Andrés (La Paz, Bolivia). The activity took place as part of the “Language
and basic writing” course taken by the students in the first semester of 2019
and had the objective of strengthening their capacities in academic writing.
Based on an autobiographic narrative and from an hermeneutic approach (the
historically located understanding as understand oneself), the students can
strengthen their critic and reflexive writing from the parameters of the
formal writing. |
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Introducción La
carrera de Sociología de la Universidad Mayor de San Andrés, de Bolivia fue
creada en 1967. Se ha ido consolidando en medio de una serie de eventos que
se fueron cruzando con la compleja historia de Bolivia (Murillo, 2019).
Diferentes planes de estudio se cristalizan en la actual malla curricular.
Actualmente, alberga en sus aulas cerca de medio millar de alumnos aun cuando
están matriculados poco más de 900. El número de hombres supera poco al de
las mujeres (486 hombres y 426 mujeres). Sin embargo, la asistencia a las
clases no es regular para muchos de los alumnos (España y Freitas, citados en
Murillo, 2019). De éstos, un número que anualmente oscila entre 50 y 80
alumnos cursa el primer semestre de la Carrera, y, por ende, la materia
“Lenguaje y redacción básica”, que es el escenario desde donde se escribe
este artículo. Uno de los propósitos de esta materia es
introducir a los estudiantes a la escritura y a la lectura de nivel académico
superior. En el curso, se avanzan contenidos que les permiten reforzar
habilidades y destrezas básicas para atender problemas puntuales de
comprensión lectora o de redacción. Vale resaltar que estas habilidades han
sido poco atendidas en sus trayectorias de formación previa, en parte porque
los estudiantes egresan de Secundaria con enormes dificultades en la
organización de textos, aspectos de sintaxis o de mera ortografía, como
resultado de un sistema educativo en Bolivia que enfrenta diferentes problemas.
En ese marco, en la materia “Lenguaje y
redacción básica” se solicita a los estudiantes producir textos que estén relacionados
con su propia experiencia de vida según temas que van surgiendo a lo largo
del semestre y en los cuales ellos puedan poner en práctica las competencias
de lectura y escritura que demanda la escritura universitaria. En el primer
semestre de 2019, una de las actividades planteadas a los estudiantes fue la
realización de un escrito que dé cuenta de una experiencia significativa de
lectura temprana (primeros recuerdos) o una lectura que les haya impactado
durante la adolescencia o la juventud. Con este escrito se pretendía que los
estudiantes reconozcan los sentidos que hallaron en la lectura y cómo éstos
tuvieron resonancia en su comprensión del acto de lectura. Asimismo, se
pretendía hacer visibles aspectos contextuales del acto de lectura, tales
como quiénes participaron en ésta, padres, hermanos o instituciones. Para explicar esta experiencia, se presenta
un apartado en el que se exponen los principios teóricos generales que guían
la experiencia; en un segundo apartado se precisan las pautas metodológicas;
en los siguientes apartados se agrupan tres hallazgos recogidos de la
comprensión de los estudiantes sobre una experiencia temprana de lectura o
una de las primeras experiencias relevantes durante la adolescencia o
juventud y, finalmente, se presenta un acápite de conclusiones. La Autobiografía
como un Recurso Formativo El
enfoque desde el cual se trabajó responde a las siguientes vertientes. Por un
lado, desde una perspectiva hermenéutica se trabaja lectura y escritura como
una experiencia existencial (Bollnow, 1974; Gadamer, 1977, 1992). Desde este
punto de vista, se asume que toda comprensión se produce de manera situada,
desde un horizonte histórico y que ésta implica en sí misma un proyecto que
deviene en anticipación, comprensión e interpretación (Gadamer, 1977). Esta
comprensión, ya sea de un acontecimiento reciente o lejano, está fuertemente
engarzada dentro de cierta “polaridad entre familiaridad y extrañeza, en la
que se basa la tarea de la hermenéutica […] en dirección a algo dicho: el
lenguaje con el que nos interpela la tradición” (1992, p. 68). La comprensión es un proyectarse que implica
“la posibilidad de interpretar, detectar relaciones, extraer conclusiones en
todas las direcciones, que es lo que constituye al ‘con conocimiento’ dentro
del terreno de la comprensión de los textos” (Gadamer, 1977, p. 326). En este
sentido, la relación con la lectura y la escritura va más allá del carácter
instrumental de la lengua, pues se orienta hacia la autoformación en tanto
ampliación del horizonte e irradiación sobre la formación misma del hombre
(Bollnow, 1974). Me detengo también en el “extratexto”, como lo precisa
Goulemot (2006), definido por una fisiología, una biblioteca y una historia y
cómo éstas generan “producción de sentido” históricamente situado “más allá
del sentido de las palabras y de la concatenación de las oraciones” (p. 88). Por otro lado, parto de la experiencia de la
escritura como narración autobiográfica entendiendo que “lo que es verdad es
que en último extremo toda comprensión es un comprenderse” (Gadamer, 1977, p.
326). Se toma en cuenta que “la escritura lleva a la constitución de una
conciencia reflexiva en el narrador” (Bertaux, 1999, p. 9). En esta escritura
autobiográfica el lector no se interesa necesariamente en el sujeto narrador
sino en su mundo (Bertaux, 1999). Pero este mundo es aquel que a veces
determina dispositivos de formación disciplinares: “La escuela tiende a
constituir minúsculos observatorios sociales para penetrar hasta los adultos
y ejercer sobre ellos un control regular” (Foucault, 1976, p. 195). Es algo
que es posible reconocer en la reflexión de la propia experiencia desde la
escritura. Recuperando
Experiencias. Proceso Metodológico En
este trabajo se realiza la recuperación de la experiencia de un proceso de
formación de escritura académica a estudiantes universitarios de la carrera
de Sociología de la Universidad Mayor de San Andrés. En esta carrera se
atiende a un número aproximado de 900 estudiantes, de los cuales un veinte
por ciento habitan en la ciudad de La Paz mientras que el restante proviene
de diversas regiones, en su mayoría de zonas conurbadas, como El Alto. Los
estudiantes con quienes se realizó este ejercicio son estudiantes de primer
semestre del 2019. En la estructura de la carrera se plantea un
conjunto de asignaturas vinculadas con el desarrollo de habilidades
académicas y de investigación correspondientes a su disciplina. En este
contexto, la escritura académica va a la par del fortalecimiento de estas
competencias. En concreto, en este artículo expongo una actividad
desarrollada en la materia “Lenguaje y redacción básica”, que cursaron los
estudiantes en el primer semestre del año 2019. Asistieron a este curso 45 estudiantes
(22 mujeres y 23 hombres). Mientras en otras asignaturas los estudiantes se
forman en los campos disciplinares que les permitirán más adelante elaborar
un proyecto de investigación con fines de titulación, aquí van desarrollando
habilidades de escritura académica. El acento sobre esta última permite a los
estudiantes aclarar sus ideas en el proceso de construcción-redacción de su
proyecto. Como parte de mi ejercicio docente, pongo en
práctica actividades de escritura que se relacionen con la experiencia
mediata e inmediata de la vida de los autores o del contexto social o
familiar del cual proceden. Esta mirada retrospectiva pretende impulsar en
los estudiantes procesos de reflexión y toma de conciencia de sí mismos,
desde el presente de la escritura, a través de la narrativa, y al mismo
tiempo, proyectarse en un horizonte histórico, en tanto comprensión que “no
se consolida en la auto enajenación de una conciencia pasada, sino que se
recupera en el propio horizonte comprensivo del presente” (Gadamer, 1977, p.
377). Documentación
de una Estrategia Autobiográfica “Experiencias Iniciales de Lectura” Como
el curso en el que trabajamos es el de primer año de estudios de la Carrera,
los estudiantes, en un buen número, han egresado no hace mucho de la secundaria,
que es un contexto educativo en el cual la formación en el lenguaje tiene
enormes debilidades: se le asignan pocas horas de formación a la semana; se
ejecutan programas formativos docentes en los cuales la formación en el
lenguaje privilegia más una dimensión instrumental que una comprensiva e
interpretativa en la enseñanza de la producción de textos. Esto se agrava
mayormente en el sistema fiscal (público) de la educación, de donde proviene
un 80 por ciento de los estudiantes que ingresan a la Carrera. El curso se desarrolla a lo largo de un
semestre. En un trabajo con los estudiantes se va practicando simultáneamente
la lectura y la escritura. Se trata de un ejercicio que, por lo general, los
estudiantes realizan de manera individual y en el cual se realiza una
constante retroalimentación, ya sea de la docente o de estudiantes con un
mejor rendimiento que apoyan a sus compañeros con más dificultades. Esto
implica un esfuerzo notable de ambos lados, en tanto que los estudiantes van
reconociendo las dificultades de escritura que tienen o también presentan
resistencias ante las correcciones. Por ejemplo, suelen sorprenderse de que
se les haga notar un error o recordar que durante los estudios en la
Secundaria los docentes no les advertían de los errores que, ahora, se les
muestra. De manera paralela, ellos se internan en el trabajo de producción de
escritos cada vez más autónomos. La asignación de la tarea final de este curso
consistió en realizar un breve texto precedido de otro -más breve- con una
estructura argumentativa clásica. Tenía conocimiento de que en un curso
paralelo los estudiantes se encontraban analizando un libro monumental
dirigido por Cavallo y Chartier (1998), Historia de la lectura en el mundo
occidental, bajo la dirección de la Dra. Ximena Soruco, que derivó
también en escritos de los estudiantes. En clases también habían realizado
lecturas sobre la “lectura”, así que los animé a escribir sobre la que ellos
consideraban la primera experiencia significativa de lectura, solicitándoles
que se remonten a una experiencia muy temprana o, en el caso de que no la
recuerden, a la adolescencia o juventud. Luego de elegir la lectura,
realizaron una escritura inicial, más libre, rememorando esa experiencia.
Este trabajo se realizó en clases y el resultado fue un manuscrito de una
página. Más adelante, realizaron un escrito en el cual argumentaban sobre la
razón por la que eligieron esa lectura (bajo la estructura de la
argumentación lógica). Por último, realizaron un texto de una extensión breve
(de aproximadamente tres páginas) sobre su primera experiencia de lectura o
sobre una lectura significativa de la adolescencia o juventud. Una tarea
adicional fue compartir los escritos finales con pares (en grupos de tres),
con algunas excepciones, puesto que se consultó previamente a los alumnos si
querían compartir sus relatos con otros. Este tipo de trabajo, necesario en
la formación en la escritura, tiene cercanía con el interés que los
estudiantes manifiestan por la realización de tareas prácticas durante su
proceso formativo, como se destaca en un diagnóstico sobre percepción
estudiantil de la Facultad de Ciencias Sociales de la UMSA (España y Freitas,
2010). Considerando aspectos éticos de la
investigación, se informó a los estudiantes sobre el propósito del presente
artículo y se les consultó sobre el posible uso de la información
proporcionada en sus trabajos. Los estudiantes dieron su autorización y
manifestaron un amplio interés porque sus narrativas sean consideradas en el
artículo. Para preservar la identidad de los participantes, con el propósito
de respetar el anonimato, sus nombres fueron modificados, asignando un código
a cada uno de ellos. Revisé cada trabajo en diferentes versiones,
de tres a cinco, según el interés o las posibilidades del estudiante, con el
fin de asesorarlos y dar indicaciones para el desarrollo de los mismos, tanto
en la exposición de las ideas, en profundizar algunas o extenderse en otras,
como en aspectos formales de la escritura. El trabajo de revisión siempre
contempló la retroalimentación no sólo escrita sino en diálogo con el alumno
o la alumna. En total, producto de la intervención y
acompañamiento académico a los estudiantes, se obtuvo un corpus de 135
documentos: 45 corresponden a una reflexión inicial de una página; 45 a un
escrito de argumentación lógica y otros 45 a textos breves sobre su primera
experiencia de lectura. En este artículo se da cuenta del análisis de estos
últimos. El análisis se realizó siguiendo una
perspectiva hermenéutica comprensiva (Bollnow, 1974; Gadamer, 1977, 1992),
considerando la lectura y escritura como una experiencia existencial. También
se recuperó la perspectiva biográfica narrativa de Bertaux (1999) para
explorar las implicaciones que la escritura autobiográfica tiene en los sujetos
y en su mundo. El procedimiento de análisis consistió en
realizar la lectura detenida de cada uno de los trabajos, para identificar en
ellos elementos que aportaran a una discusión acerca de las experiencias de
lectura, centrándome en dos dimensiones: ejercicio meta-reflexivo de los
procesos lectores y su resonancia con la experiencia formativa en su proceso
formativo actual. Una vez identificado en los trabajos fragmentos narrativos
en los que se hacían presentes estas dimensiones, procedí a un segundo
momento de análisis del cual emergieron tres categorías, que agrupan
experiencias vinculadas a formas de control disciplinarias, a estrategias de
adoctrinamiento religioso, y, por último, al impacto en el desarrollo de
capacidades de autonomía y construcción de sí. Reflexión
sobre las Experiencias de Lectura “La
lectura entra con sangre” En
tanto que “cuerpos dóciles” (Foucault, 1976), es de esperarse que la escuela
sea un espacio donde la disciplina marque formas de hacer, pensar y actuar
según determinadas reglas. Este espacio disciplinar abarca también los
espacios familiares. Varios relatos recuperan la experiencia de la lectura
temprana o posterior, no a partir de una lectura determinada, un libro de
cuentos, un cuento o la sesión de lectura familiar, sino a partir de los
gestos disciplinares de los padres. En uno de los relatos autobiográficos, una
alumna recuerda que su padre, quien desempeñaba un trabajo con muy baja
remuneración, preocupado porque sus hijas lleguen a la escuela con ciertas
destrezas lectoras tuvo la iniciativa de enseñar a leer a sus dos hijas. A
diferencia de otros relatos, en los cuales los estudiantes se refieren a
libros, historias, las ilustraciones y los soportes de los libros, en este
relato se habla de libros escolares (silábicos) y un abecedario que el padre
compró para dedicarse a enseñarles a leer en sus tiempos libres. Resalta en
el relato la intención formativa del padre vinculada al ejercicio de la
violencia física y verbal cuando, según la percepción del padre, las hijas
mostraban dificultades al leer. Un aspecto que sobresale es la “frialdad”
(este término es utilizado en el título del escrito: “Dulce y frío”) con la
cual el padre se dirigía a sus hijas en la “enseñanza” de la lectura. Esta
incluía desde golpes propinados con el mismo libro hasta jalones de los
cabellos, como se expresa en el siguiente testimonio: La forma en la que me enseñaba era muy estricta y más que todo fría.
En una de sus clases en la que no pude aprender a pronunciar bien la letra,
mi padre perdió la paciencia, me agarraba del cabello y no me soltó hasta que
yo lo hiciera mejor (E-cs 1). Es de
entenderse, como explica la estudiante más adelante, su actitud: cuando su
padre era niño, su maestra era muy agresiva con sus alumnos, los golpeaba y
humillaba. En el caso particular de su padre, cuando ella le instruía que lea
en voz alta lo humillaba, lo insultaba y se burlaba de él. En esta historia,
entonces, la experiencia temprana de lectura adquiere dos facetas: la lectura
aparece como instrumento de formación (no importa qué es lo que se debe leer)
y como instrumento disciplinario del cuerpo (que debe ser educado para la
lectura, sin importar los medios). Por supuesto que otros elementos se
deslizan en el relato, pero lo pertinente para este caso, es que, para la
autora del mismo, la experiencia temprana de la lectura está vinculada a la
experiencia de la violencia disciplinaria ejercida en la casa. En otros relatos, también se hacen presentes
formas de violencia, ya en la Secundaria, por parte de sus docentes, que son
vividas por los estudiantes como formas de imposición de la lectura. Los
libros más importantes para estos estudiantes (tanto varones como mujeres)
fueron libros de autoayuda, a los cuales accedieron porque eran tarea de
lectura en sus colegios. Estos libros, que llegaron a Bolivia desde hace
varios años encontraron una amplia recepción en diferentes sectores de la
población incluidos maestros, sobre todo de la Secundaria. Este ingreso contó
muchas veces con el apoyo de las instituciones, es decir, la puerta fue
abierta por los directores de colegios o por instancias institucionales que
cedieron espacios para que se realicen conferencias magistrales o talleres a
cargo de “expertos”[i].
De ahí que no es casual que sean maestros del sistema público, e incluso de
escuelas privadas, quienes recurrieran a estos materiales como material
educativo para enseñar a leer. Fueron varios los estudiantes que eligieron
estos textos, para realizar su texto autobiográfico, tal como lo sugiere uno
ellos: fue fundamental para evadir o huir de una atmósfera de profunda
desazón en sus años de adolescente, marcada por la violencia en la familia.
La lectura de Un grito desesperado, de Cuauthémoc Sánchez fue
significativa, en tanto se le presentó como una ventana para enfrentar la
realidad que vivía en casa: “Una anécdota viene a mi memoria, como la golpiza
que le dio mi madre a mi hermano días antes de comprar el libro” (E-cs2).
Cuando le interrogué sobre por qué consideró importante mencionar esa
golpiza, me respondió que ese libro y la memoria de ese suceso iban juntos. Otros estudiantes no sólo aluden a las
primeras experiencias de lectura, sino a las condiciones de violencia y
disciplinares que acompañaron a este acto “formativo”. Por ejemplo, varios
relatos mencionan el “cuidado” del libro (como objeto), como si éste fuera un
tesoro arqueológico que exigía un trato especial para su conservación. No
hacerlo, derivaba en amenazas de padres o docentes. En estos casos,
predominaban conceptos como “limpieza”, “pulcritud”, “conservación”, etc.:
“Tenía bastante miedo de perderlo o maltratarlo, tanto así fue el miedo que
solía tener sueños en que lo extraviaba y jamás lo hallaba” (E-cs1). Los
libros cumplían entonces una función distinta a la de aprender o disfrutar contenidos
o a leer, se trataba más de un asunto de disciplina. Para cerrar, menciono que cuando se presentan
situaciones educativas en las cuales los profesores plantean la lectura como
una obligación y no desde el interés del estudiante ésta se convierte en una
experiencia negativa, puesto que llega a considerarla como un castigo que
puede incluso moverlo a rechazarla. La
lectura como herramienta de adoctrinamiento Algunas
narraciones autobiográficas dan cuenta de que las primeras lecturas
realizadas por estudiantes (en todos los casos, mujeres) estuvieron
relacionadas con la Biblia. Una estudiante afirma que en su entorno familiar
aprendió a leer porque la madre le solicitó (así también a su hermana) leer
en voz alta textos religiosos para la abuela, que era invidente. La lectura,
párrafo por párrafo, iba seguida de comentarios. Esta experiencia se menciona
como especial en tanto implicaba, a la vez que el ejercicio lector, un punto
de relación con miembros de su familia, la madre, la abuela y la hermana,
ambos de mucha calidez. Esta estudiante reconoce que era una imposición: “Mi
madre siempre decía: ‘Si quieren tener sabiduría, lean la Biblia’.
Prácticamente ella nos obligaba a leer la Biblia para nuestra abuela”, pero
también reconoce el valor afectivo y formativo de la lectura: “a mi abuela le
gustaba que después de leer (…) le explicara, para que así entienda mejor”
(E-cs3), de manera que en ningún momento se planteó cuestionar esta
“biblioteca” elegida por la madre, aunque ahora sabe que no fue determinante
para su conversión. Otra alumna también menciona lo valioso de
aprender a leer en un entorno familiar favorable a la lectura. Sus recuerdos
en torno a la lectura son muy positivos y suele mencionar a miembros de la
familia, sobre todo a los padres, en conversaciones en torno a las lecturas
realizadas en casa. Se trataba de lecturas diversas, pero también vinculadas
a temas religiosos. Del mismo modo menciona el ambiente propicio para la
lectura de una maestra de la escuela, de quien aún recuerda el nombre, que
les permitía acceder a ciertas lecturas para niños de la biblioteca de la escuela;
pero también los inducía a leer la Biblia como forma de adoctrinamiento. Sin embargo, mi profesora impartía en clases su ideología religiosa,
tratando de que los estudiantes profesemos su misma religión. Un docente al
enseñar debe ser imparcial y no debe forzar a creer en su doctrina.
Penosamente hoy día también algunos docentes imparten su ideología política
en las aulas (E-cs4). Las experiencias aquí narradas muestran cómo
la lectura puede convertirse en un territorio de adoctrinamiento que procede
de dos instituciones: la familia y la escuela. Si bien en la primera se
determinan ciertas reglas o normas con una intención formativa, en la escuela
puede orientar más bien a intereses que no necesariamente respondan a los
principios precisados en el currículum, de una educación laica. Al final,
ambos espacios, familia y escuela, se convierten en “escuela de la
obediencia” (Gilbert, citado en Kasely, 2015, p. 130). A esto también se
añade el tema de la influencia política en el aula, inevitable en un país con
tan alta participación política como Bolivia. La pregunta, siempre irresuelta, de cuáles
serán las lecturas que tendrían que leer los niños en sus primeras
experiencias con las letras podría desplazarse a quienes deciden lo que los
niños deben leer para “ser mejores hombres o mujeres en el futuro”. Lo que
queda claro es que la lectura, o el tipo de libros a leer, o el tipo de
relación con el objeto-libro nos remiten a la noción de “libros de bien” o de
moral, vinculados con el “papel de ‘organización de disciplina’ de la
población” (Foucault, 1976, p. 215). Lectura
como posibilidad de autonomía, construcción de sí Vale
la pena recuperar un relato de una estudiante sobre un libro que menciona con
nostalgia que ya no conserva, pero que le impactó. Recuerda el tema: la vida de un polluelo de cóndor. Ése era
el único libro que tuvo hasta los 12 años, que cuidaba con mucho celo: “lo
leí como cien veces porque era el único libro que entendía y me encantaba”.
Ella recuerda que no podía salir de su casa, pues vivía en un barrio muy
peligroso, y afirma que “…además de un simple libro para niños, fue como un
viaje a lugares que jamás habría visto sin él. (…) Con él puedes imaginar o
entender del mismo modo, a pesar de estar encerrada en cuatro paredes” (E-cs5).
También puedo mencionar entornos afectivos de
lectura: leer un cuento antes de dormir (una estudiante menciona que la
cotidianeidad de que su madre le leyera un cuento todas las noches “hizo que
desarrollase un lazo muy íntimo con mi madre, con la cual comparto ese amor
por los libros y la lectura”, E-cs6), disponer un momento del día para leer
en familia, la motivación de los padres para comprarles nuevos libros a los
hijos al verlos interesados en la lectura, entre otros. En uno de los
escritos puede advertirse este lazo: …mi padre que trabajaba de la mañana hasta la noche en su taller de
chapería, pero aun así se sacaba tiempo para verme leer y enseñarme un poco.
(…) Recuerdo una vez que mi padre tenía que ir a un lugar por una pintura
urgente, justo ese momento le pedí que me explicara algo que yo no entendía.
Pero de una manera muy astuta me dijo que lo acompañara a comprar y en el
camino me explicaría (E-cs7). En estos, como en los demás casos, la lectura
se convierte en una experiencia valiosa o que acompaña momentos de vínculo
con los otros, así como también, en un recurso para pensarse y buscar nuevas
posibilidades en sus vidas. Según los relatos, muchos estudiantes perciben
que la lectura, aun cuando ésta contenga una moraleja (muchos accedieron a
las Fábulas de Esopo, por su amplia circulación en el medio), o en contextos
de violencia, les abre nuevos horizontes. En cuanto a la escuela, llama la atención un
escrito en el cual un alumno relata que, como había aprendido a leer en casa,
tuvo conflictos en la escuela: “la profesora estaba cansada y enojada de mi
constante participación” (E-cs8). Asimismo, aunque en un sentido favorable,
un estudiante recuerda cuán especial fue para él, a sus diez años, que su
profesor de Lenguaje le regalara un libro: “Recuerdo que me puse nervioso y
entusiasmado, él me mostró un libro un poco desgastado. Me dijo: “Esto me lo
regaló mi hermana, ahora te lo doy a ti. Le puso una dedicatoria…” (E-cs9). Menciono rápidamente otras lecturas, la de
E-cs10, quien, de niña, pudo acceder a una biblioteca pública en la que podía
elegir el libro que quisiera, lo cual hizo. “Pasaba horas tomada de este
libro”, al cual retornaba en las siguientes visitas. La lectura la llevó años
después a elegir, en otras circunstancias, un libro de un género similar, sin
notar hasta el momento de la escritura de esta tarea en la Universidad que lo
había elegido influida por la lectura de infancia. Por su parte, E-cs11
relata cómo las “lecturas” de un libro sobre la Guerra del Chaco la llevaron
a seguir los textos citados en éste, es decir, a leer las lecturas del autor.
Por último, E-cs12 aprovecha el comentario sobre una lectura que le fue
significativa, el testimonio de una mujer minera boliviana, para narrar la
vida de su padre, también minero, y la de su propia familia en el contexto
social de la vida de un minero en este país. Conclusiones
Los relatos de los estudiantes muestran
diferentes tipos de experiencia relacionadas con la lectura. En éstas se
revelan, por un lado, dispositivos disciplinarios engarzados con violencia
física o simbólica de los sistemas educativos o escolares. Recordarlos es
algo que les permite reflexionar, con una mirada sociológica inicial, sobre
cómo la lectura, desde la infancia, forma parte de un sistema que impone
bibliotecas, formas de leer, de cuidar el libro como objeto o incluso de
pensar (adoctrinamiento religioso o libros de liderazgo expendidos con
fuertes estrategias de mercado). Ya Komadina (2018) se refiere a esa
proliferación de este tipo de lecturas. Así, en los relatos, ellos reflexionan no
sólo sobre una experiencia personal sino sobre un sistema educativo en el
cual su lengua, su manera de estar o de conocer ha sido constantemente
impuesta por lecturas que corresponden a bibliotecas de “autoayuda” o recuperadas
de cómics tomados de la televisión. En este sentido, la narración autobiográfica
y la experiencia de una lectura hermenéutica son propicias para que el
estudiante tome una distancia crítica, esa familiaridad y extrañeza a la que
alude Gadamer (1977), que le permita comprender más allá de la experiencia
individual, es decir, como horizonte histórico. De allí la apuesta por cierta
especie de emancipación en la escritura en tanto que el estudiante comprende
que puede escribir desde un punto de vista personal pero consciente de que
está vinculado a los modos como se configuran dispositivos de lectura y de
formación. De esta manera, puede reflexionar sobre cómo ésta construye formas
de lectura, tipos de lectura, modos de entender la formación desde la
lectura, instituciones formativas o disciplinarias desde ésta, etc. Por último, y algo de especial interés,
aunque la historia de la educación siempre nos hace recordar esa aterradora
sentencia popular de que “la letra entra con sangre”, podemos percibir, en
medio de las dinámicas familiares, que los actos cotidianos pueden estar
marcados por situaciones de violencia normalizada, todo a favor de la
“educación”; esto es asumido como una responsabilidad de los adultos para que
los hijos sean mejores. Sin embargo, otra violencia no tan evidente se
presenta, como lo es la de las bibliotecas culturales construidas por
sistemas de mercado escolares o menos “escolares” (los libros de autoayuda o
de moralejas) y las bibliotecas creadas por maestros y maestras que eligen
qué deben leer o con qué lecturas deben aprender a leer los niños y jóvenes a
partir de elecciones de lecturas no tan neutras, como las de adoctrinamiento
religioso o político. Referencias Bertaux, D. (1999). El
enfoque biográfico: su validez metodológica, sus potencialidades. Proposiciones
(29): 1-23. Bollnow, O. F. (1974). Lenguaje
y educación. Buenos Aires: SUR: 117-122. Cavallo G. y Chartier, R.
(1998). Historia de la lectura en el mundo occidental. Madrid: Taurus. España, F. y Freitas, J.
(2017). Generando insumos para el Plan Estratégico Institucional. Una
mirada autoevaluativa de la Carrera de Sociología a partir de las
percepciones estudiantiles. La Paz: Universidad Mayor de San Andrés,
Facultad de Ciencias Sociales, Carrera de Sociología. Kasely, E. (diciembre
2015). La teoría del poder de Foucault en el ámbito educativo. Horizonte
de la Ciencia, 5 (9), 127-133. Foucault, M. (1976). Vigilar
y castigar. Nacimiento de la prisión. Buenos Aires: Siglo Veintiuno
Editores. Gadamer, H. (1977). Verdad
y método. Vol. 1. Salamanca, España: Ediciones Sígueme. Gadamer, H. (1992). Verdad
y método. Vol 2. Salamanca, España: Ediciones Sígueme. Goulemon, J. (2002). “De
la lectura como producción de sentido”. En R. Chartier (director). Prácticas
de la lectura (87-96). La Paz: Plural. Komadina, G. (26 de
diciembre de 2018). “Hábitos de lectura”. Los Tiempos [Sección
Opinión]. Recuperado de http://bit.ly/2YvFbCV Murillo, M. (2019). Medio
siglo de Sociología en Bolivia. Una historia narrativa de la carrera de
Sociología de la UMSA. La Paz: Carrera de Sociología, UMSA / Plural. |
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[i] Si tomamos en cuenta que en Bolivia había en 2018 179.689 profesores ("58,2% es mujer y 41,8%, hombre", (INE, citado en Los Tiempos, 2018), basta un ejercicio de aritmética básica para comprender cuánta ganancia se puede lograr capturando el interés de maestros (y luego alumnos convencidos) con textos fáciles donde la competencia con la denominación de “liderazgo” o el individualismo son los fuertes de estas lecturas. |
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